sábado, 14 de abril de 2012

El Hespérides, un laboratorio flotante español en aguas del Antártico

Desde que se puso al servicio de la Armada en 1991, el buque de investigación oceanográfica Hespérides ha viajado 18 veces a la Antártida, ha explorado el Ártico y ha dado la vuelta al mundo realizando investigaciones multidisciplinares en unos laboratorios "que ya quisieran para sí muchas universidades e instituciones científicas".




Así se lo manifiestan a menudo al comandante Jaime Cervera, al mando del Hespérides desde julio de 2011, los diversos equipos de científicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas que pasan por este "laboratorio flotante", el único en España con capacidad para realizar investigaciones biológicas, oceanográficas, geológicas e hidrográficas entre el hielo de los polos.
El buque regresó al puerto de Cartagena de su última campaña en el Antártico el pasado 3 de abril, pero no hay descanso para los 57 militares que componen su dotación y que estos días trabajan para ponerlo a punto para su próxima singladura de investigación.
En cambio, no están ahora en el barco los investigadores, hasta un máximo de 37, que participan en cada campaña, ni tampoco los equipos científicos que utilizan, y que han dejado una docena de laboratorios, con cerca de 400 metros cuadrados de superficie, totalmente vacíos.
Pero cuando el Hespérides zarpa hacia la Antártida, donde pasa unos cuatro meses al año, nadie descansa: "Tanto el personal científico como el militar trabaja las 24 horas, siempre hay turnos de guardia porque la actividad, la toma de datos y mediciones continúa durante la noche", asegura Cervera.
En la campaña de este año, uno de los proyectos de investigación ha consistido en realizar estudios hidrográficos para actualizar las cartas de navegación y ajustar a la realidad el perfil del fondo marino.
Para la oficial Elena Villar, una de las cuatro mujeres militares que viajan a bordo del buque, este tipo de proyectos es uno de los más emocionantes: "Uno se siente útil y realizado al saber que se está haciendo un trabajo que dará seguridad a los navegantes. Es una experiencia increíble", apunta.
El otro proyecto científico que se ha desarrollado durante la campaña comenzó hace ya tres años y está relacionado con la medición del impacto del turismo en la zona, explica el investigador del departamento de Ecología de la Universidad Autónoma de Madrid Javier Penalla.
Según detalla, la Antártida recibió en 2011 la visita de unas 36.000 personas que realizan rutas para ver los glaciares y la fauna local, pingüinos, elefantes marinos y ballenas, principalmente.
Penalla y su equipo han realizado estudios sobre el impacto que las pisadas de estos turistas tienen sobre los musgos y sobre su tiempo de recuperación para determinar si algunas de las rutas deben dejar de usarse por un tiempo.
También tratan de determinar el impacto biológico de ese turismo, que conlleva la llegada de especies invasoras, que, en algunos casos, como ocurre con un tipo de gramínea denominada poa, han logrado crecer en ese hábitat tan inhóspito.
Sobre las dificultades de trabajar con temperaturas extremas y a miles de kilómetros de casa, Cervera quita hierro al asunto. La meteorología ha respetado esta campaña, asegura, y el sistema de comunicación por satélite del barco, con conexión permanente a internet, ayuda a mantenerse cerca de los seres queridos.
Los momentos más críticos los vivieron al tener que repatriar a dos miembros de la dotación militar por dolencias cardiacas, algo "muy complicado" en un entorno en el que el único aeródromo cercano ofrece vuelos solo cuando el clima lo permite, y sin embargo imprescindible, ya que la enfermería del Hespérides cuenta únicamente con un equipo básico similar al de una ambulancia, explica el teniente enfermero Antonio García Avilés.
La campaña antártica de España de este año se cerrará de manera definitiva el próximo martes con la llegada a Cartagena del buque de apoyo Las Palmas, encargado de cerrar las dos bases españolas en el polo sur.
En julio comenzarán los preparativos para el próximo viaje del Hespérides a la Antártida, que regresará a esa zona a finales de año, coincidiendo con el verano austral.
Entre tanto, el Hespérides ya tiene fecha de partida para su próxima investigación: será el 23 de abril, rumbo a la zona del golfo de Cádiz para llevar a cabo estudios geológicos, porque el barco no para casi nunca y pasa una media de 240 días al año en el mar, señala Cervera. EFEverde

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