La primera central solar termoeléctrica, denominada PS10, se puso en marcha en febrero de 2007 en Sanlúcar la Mayor (Sevilla)
ECOticias.
La radiación del sol llega a un dispositivo con agua, la
calienta y después se almacena y distribuye por toda la casa. Se trata
de la instalación termosolar más sencilla, cada vez más habitual para
obtener agua caliente sanitaria en los hogares. Este tipo de energía
solar térmica se denomina ‘de baja temperatura’, pero existe otra a
escala industrial, ‘de alta temperatura’, en la que España se ha
convertido en pocos años en líder mundial.
La primera central solar termoeléctrica, denominada PS10, se puso en
marcha en febrero de 2007 en Sanlúcar la Mayor (Sevilla) y a finales de
2011 ya operaban otras 26 con una capacidad de producción de
electricidad de 1.100 megavatios. Cerca de la mitad de toda la potencia
instalada en el mundo con esta tecnología se localiza en suelo español y
son empresas españolas las que promueven, construyen y gestionan la
casi totalidad de los proyectos termosolares a nivel internacional.
Esta industria ha contribuido al PIB español a lo largo de 2008, 2009
y 2010 con 723, 1.182 y 1.650 millones de euros, respectivamente, según
un estudio de la consultora Deloitte. Sobre el año 2020 los proyectos
termosolares podrían aportar 3.516 millones de euros al año, además de
ahorrar la importación de casi 141.000 toneladas equivalentes de
petróleo y evitar la emisión de grandes cantidades de gases de efecto
invernadero (más de 2 millones de toneladas en 2011).
Pero estas previsiones se han visto afectadas por la decisión del
Gobierno de suspender temporalmente los incentivos económicos a las
energías renovables. El Consejo de Ministros aprobó el pasado 27 de
enero un Real Decreto Ley por el que se suprimen las primas a las nuevas
instalaciones de este tipo. El motivo, “la compleja situación económica
y financiera” de nuestro país, además de reducir el enorme déficit
tarifario (más de 20.000 millones de euros) que el sistema eléctrico, es
decir, todos los consumidores, adeudan a las empresas del sector.
Batalla dialéctica termosolar
Sin embargo la suspensión de nuevas centrales no va a afectar a los
proyectos termosolares en marcha ni a los prerregistrados. Entre las
instalaciones que ya operan, las que se están construyendo y las
autorizadas, se admite que produzcan unos 2.400 megavatios en 2013, una
decisión que ha destapado la caja de los truenos entre las grandes
eléctricas.
El presidente de Iberdrola, Ignacio Galán, ha solicitado frenar la
construcción de las plantas termosolares por ser "económicamente
ineficientes" y ha advertido que esta tecnología puede provocar una
nueva "burbuja" como la fotovoltaica. Durante la presentación de los
resultados de la compañía en febrero, Galán propuso “detener la
construcción de todas las centrales de gas-sol”, y afirmó que “la
moratoria no servirá de nada si se construyen las que están
preasignadas”.
Por su parte, Eduardo Montes, presidente de la Asociación Española de
la Industria Eléctrica (UNESA), añade: “En España sobra energía y la
demanda sigue cayendo. Sin embargo, en pre-registro de termosolares hay
2.400 megavatios que nos van a intentar meter en el sistema y nos van a
llevar a millones de euros de primas al año. ¿Quién entiende que metamos
energía cuando sobra y es más cara?”. “Además, la solar térmica en el
fondo es una tecnología de concentración de calor por medio de espejos,
pero al final híbrida con un ciclo combinado, por lo que hay emisiones
de CO2 que ni mucho menos son despreciables”, comentó Montes recientemente durante una jornada de la Sociedad Nuclear Española (SNE).
Ante estas afirmaciones los promotores de la termosolar no han
tardado en reaccionar. Valeriano Ruiz, presidente de la Asociación
Española de la Industria Solar Termoeléctrica (Protermosolar)
señala que si el ministerio quiere terminar con el déficit de tarifa,
lo tiene sencillo: “Solo tiene que modificar el sistema de valoración
reduciendo el exceso de ganancias de las grandes empresas eléctricas, y
todavía sobra dinero para abaratar el kWh y contentar a los
consumidores”.
Luis Crespo, secretario general de Protermosolar y presidente de
ESTELA -la patronal europea de este tipo de energía-, también coincide
en que el Gobierno dispone de un catálogo amplio de medidas para reducir
el déficit tarifario, “entre otras, disminuir la remuneración de
centrales nucleares e hidráulicas aplicando la teoría del Tribunal
Supremo de obtener un beneficio razonable”.
Para Crespo resulta “inexplicable” la campaña iniciada por el
presidente de Iberdrola pidiendo la paralización de un sector cuya
contribución al déficit acumulado hasta la fecha es menor del 2%, “sin
que parezca importarle el daño que puede causar a empresas españolas que
son líderes mundiales en un mercado que, según la Agencia Internacional
de la Energía, será billonario en muchas regiones del planeta a medio
plazo”.
Los promotores de la energía termosolar no se rinden y van a seguir
luchando para que España siga manteniendo el liderazgo internacional en
esta industria. De momento en nuestro país se van a seguir concibiendo y
aplicando las cuatro tecnologías que hacen funcionar las centrales
eléctricas termosolares.
Cuatro tecnologías de vanguardia
La mayoría de las instalaciones –el 92% en potencia– emplean ‘canales
parabólicos’ (CCP, colectores cilindro-parabólicos), una línea de
espejos curvos que dirigen la radiación hacia un tubo central por el que
circula un fluido de trabajo (aceite mineral). El fluido se calienta a
unos 400 ºC y, mediante una serie de intercambiadores térmicos, genera
el vapor necesario para mover una turbina y producir electricidad.
En España existen numerosos ejemplos de este tipo de instalación. La
primera (Andalsol I) es la que el Grupo ACS -a través de la empresa
Cobra Energía- ha construido en Aldeire (Granada), con más de medio
millón de metros cuadrados de espejos. También se trata de la primera
planta solar termoeléctrica del mundo con un sistema de almacenamiento
mediante sales fundidas.
Cuando brilla el sol, el líquido salino (con nitratos sódicos y
potásicos) se bombea desde un tanque frío hasta un intercambiador donde
absorbe el calor del fluido aceitoso de los colectores, para luego pasar
a un tanque caliente. Por la noche, o con cielo nublado, las sales
fundidas realizan el camino inverso desde el tanque caliente al frío, y
en ese proceso transfieren la energía térmica al agua para producir el
vapor y la correspondiente electricidad.
“Lo más interesante del almacenamiento de energía térmica (7,5 horas
de media) es que pueden adaptar la generación de electricidad al
consumo, haciendo a estas centrales casi totalmente gestionables”,
destaca Valeriano Ruiz, catedrático de termodinámica de la Universidad
de Sevilla además de presidente de Protermosolar.
El uso de las sales fundidas también se ha introducido en la segunda
de las tecnologías térmicas: la de ‘torre’ o receptor central. Su
funcionamiento se basa en la instalación de multitud de heliostatos
(espejos que siguen el movimiento del sol) para redirigir la radiación
solar hacia lo alto de una torre central.
Allí se sitúa un receptor que transforma la energía del sol
concentrada en otra interna del fluido de trabajo, a elevadas
temperaturas. En la planta PS10, la primera del mundo con esta
tecnología, así como en su sucesora la PS20 –ambas operadas por
Abengoa–, el fluido es agua y trabajan con el vapor saturado a la salida
del receptor. De esta forma se evita el uso de intercambiadores de
calor, aunque el tiempo de almacenamiento que se logra no es muy
alto (del orden de una hora).
En otras instalaciones de torre, como el proyecto Gemasolar en
Fuentes de Andalucía (Sevilla), el uso de sales fundidas como fluido de
trabajo permite calentar dicho fluido a 565ºC, incrementando
notablemente el rendimiento, y almacenar la energía durante 15 horas. La
promotora de este proyecto es Torresol Energy, una alianza entre la
empresa española SENER y el grupo MASDAR del emirato de Abu Dhabi.
Además de las centrales CCP y de torre, existen otras dos tecnologías
termosolares. Una es la de ‘discos parabólicos’, que concentran la
radiación en un receptor central, donde un motor Stirling (inventado por
el reverendo Robet Stirling en 1816) y un alternador, la transforman en
energía mecánica y eléctrica, respectivamente. En la Plataforma Solar
de Almería llevan años ensayando con estos discos, y en Casa de los
Pinos (Cuenca) ya opera una planta de este tipo. En los próximos dos
años se sumarán previsiblemente otras siete en la misma provincia y en
Ciudad Real.
El cuarto sistema es el de los reflectores lineales ‘Fresnel’, un
tipo de lente plana que, al unirse en conjunto, conforma un gran espejo
lineal. Al igual que las centrales CCP concentran la radiación solar
sobre un tubo absorbedor, pero en lugar de emplear espejos curvos –más
eficientes pero más caros–, se utilizan las filas de vidrios planos. La
central prototipo Puerto Errado I se ha construido en Calasparra
(Murcia) y recientemente ha entrado en servicio otra mayor en la misma
localidad que producen directamente vapor saturado en los tubos
absorvedores.
En total en España quedaron inscritas en el Registro de
Preasignación de Retribución del Ministerio de Industria 61 centrales
termosolares: 28 en operación, otras 20 en construcción avanzada y 13 en
fases iniciales. La mayoría se localizan en la mitad sur de la
Península, en las comunidades con más horas de sol: Andalucía,
Extremadura, Castilla-La Mancha y Murcia, más un proyecto en la
localidad alicantina de Villena (Comunidad Valenciana). La excepción es
la central que se está construyendo en Borges Blanques (Lleida), con
tecnología CCP e hibridación con biomasa.
Una de las ventajas de las centrales solares termoeléctricas es que
pueden funcionar en combinación con otras fuentes renovables, como la
biomasa o el biogás, o no renovables como el gas natural. Son este tipo
de plantas híbridas solar-gas las que se están exportando con éxito a
otros países. Grandes proyectos en Marruecos, Argelia, México o
Sudáfrica se están liderando y desarrollando desde España con este tipo
de tecnología termosolar.
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