El crecimiento ecológico, y no unos estrictos objetivos
de reducción de gases de efecto invernadero, es el elemento a priorizar
si el mundo quiere llegar a un acuerdo para combatir el cambio
climático antes de una fecha límite del 2015.
Pese a los crecientes datos científicos de que el mundo
se está calentando, las emisiones de gases de efecto invernadero siguen
al alza y las conversaciones en Naciones Unidas para hacer algo al
respecto avanzan a ritmo glacial.
Años de conversaciones no han logrado concretar un
acu
erdo que sustituya al Protocolo de Kioto, que establece objetivos de
emisiones para los países industrializados. Y pese al acuerdo el año
pasado para establecer un fondo que recaude ayuda para países pobres que
les ayuda a lidiar con los efectos del cambio climático, hasta la
semana pasada no se decidió quién se sentará en su comité directivo.
"Va a ser muy difícil alcanzar un acuerdo para 2015",
afirmó Robert Stavins, director del programa de Economía Medioambiental
de Harvard. Hacen falta nuevas estrategias, señaló, para permitir que el
crecimiento económico no dañe el medio ambiente.
Yvo de Boer, que dirigía el secretariado de cambio
climático de la ONU en 2009 cuando una cumbre en Copenhague trató sin
éxito de alcanzar un acuerdo global, pidió que se replanteen los
términos para permitir un crecimiento económico ecológico, especialmente
en los países más pobres.
"Las negociaciones de cambio climático se han centrado
mucho en los objetivos, sistemas con vinculación legal y consecuencias
si no (reduces emisiones)", dijo a Reuters.
"No se ha hecho suficiente hincapié en cómo podemos
crear una arquitectura (...) que permite a los países comprometerse con
el cambio climático al tiempo que hacen crecer sus economías y sacan a
la gente de la pobreza", dijo.
De Boer, que ahora es asesor de la firma de
contabilidad KPMG, dijo que debería haber más énfasis en medidas como
unos estándares más limpios para las centrales eléctricas, acererías,
producción de papel o vehículos. Por ejemplo, señaló, la ayuda a Malis
podría dirigirse a las plantas de acero para hacerlas tan eficientes
como las alemanas.
A finales del año pasado, una conferencia climática de
Naciones Unidas en Sudáfrica acordó que los países debían llegar a un
nuevo acuerdo para reducir las emisiones de efecto invernadero para
finales de 2015 para que puedan entrar en vigor para 2020. Hasta ahora,
sólo los países desarrollados tienen objetivos para reducir sus
emisiones dentro del protocolo de Kioto, que tenía previsto expirar a
final de este año pero que ahora se extenderá.
La desconfianza entre países ricos y pobres, las
discusiones sobre quién tiene la responsabilidad histórica por el cambio
climático y el temor al efecto de los recortes de emisiones -sobre todo
procedentes de la quema de combustibles fósiles- sobre el crecimiento
económico son algunos de los factores que frenan las medidas sobre el
cambio climático y el aumento en inundaciones, olas de calor, sequías,
malas cosechas y la subida del nivel del mar, las consecuencias que los
científicos señalan que conllevará el calentamiento.
"A menos que haya un progreso inmediato para reducir de
forma drástica las emisiones estamos avanzando rápidamente a un punto
en el que tendremos que comenzar una conversación sobre la adaptación y
reubicación de poblaciones vulnerables a una escala antes inimaginable",
dijo Marlene Moses, presidenta de la Alianza de Pequeñas Islas Estado.
FUERA DEL PROCESO DE LA ONU
Dado el lento progreso que se hace en el marco de la
ONU, algunos países como EEUU están avanzando de forma independiente,
aunque algunos se han visto impulsados a ello en parte por una economía
global estancada.
El presidente de EEUU, Barack Obama, aspira a reducir
emisiones a un 17 por ciento por debajo de los niveles de 2005 para
2020, pese a no tener legislación al respecto del Senado.
"Es por completo posible que EEUU alcance ese objetivo, o se acerque", señaló Stavins.
Otros grandes contaminantes, como China, la Unión
Europea, Australia y Corea del Sur están avanzando en comercio de
emisiones de carbono, inversión en tecnología limpia y legislación
nacional.
Sin embargo, las emisiones mundiales de dióxido de
carbono subieron un tres por ciento el año pasado, acercando las de
China a las europeas por habitante, según un informe presentado el mes
pasado.
Las conversaciones climáticas se retoman este mes en
Bangkok, donde altos cargos se prepararán para una reunión de ministro
de Medio Ambiente al final de año en Doha, Qatar. El punto central de la
negociación será decidir los países implicados y hasta cuándo se
extenderá el Protocolo de Kioto.
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