El Museo de las Ciencias Príncipe Felipe propone a sus visitantes una ruta "animal" para conocer a los seres vivos que alberga en las diferentes exposiciones: reptiles, insectos y seres microscópicos que ayudan al público a comprender mejor la biología, la evolución y la adaptación al medio natural.
En el museo es posible ver desde una extraña célula gigante de
forma ovoide hasta organismos microscópicos, según destaca la
Generalitat en un comunicado.
En la sección de "Bienvenidos a la
vida", una incubadora acoge a multitud de nuevos pollitos que salen del
cascarón cada día, mientras que en el taller "Al rojo vivo" puede verse
cómo un dragón pasa desapercibido incluso a los ojos de una cámara
termográfica.
"Micrarium" es otro taller donde el visitante puede
contemplar organismos vivos microscópicos de formas increíbles, cuyo
"hábitat" es una simple gota de agua.
Un hormiguero descubre
galerías subterráneas construidas por las hormigas Atta, llamadas así
por ser expertas cortadoras de hojas, y cuyas reinas pueden alcanzar los
2,5 centímetros de longitud.
En los recorridos subterráneos se
aprecia cómo las hormigas cultivan un hongo, práctica que mantienen
desde hace 60 millones de años, por lo que se podría decir que son las
primeras agricultoras de la historia.
En la exposición "Amueblando
el hábitat. De la mano con la naturaleza", el visitante encuentra un
termitero real y conoce la importancia que tienen estos seres vivos,
portadores de bacterias descomponedoras de la celulosa que poseen los
árboles que mueren.
Cráneos de jirafa, de hipopótamo, de elefante,
de tigre e incluso de cocodrilo explican de qué forma los diferentes
sistemas de dentición se adaptan al tipo de dieta que se posee.
En
este sentido sorprende el caso del "ajolote", cuyo nombre proviene de
la lengua Nahuatl utilizada por los antiguos Aztecas y que significa
"Perro de Agua". Se trata de un anfibio fuera de lo común que ha quedado
en estado de larva de manera permanente.
Los más curiosos podrán
recorrer una galería de rarezas de animales que presentan malformaciones
-una gallina con tres patas, un perro cíclope, un cordero con dos
cuerpos- en la que pueden comprobar qué ocurre cuando un determinado gen
no hace bien su trabajo. EFE
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