La
temporada de extracción de corcho que protagonizan las cuadrillas
extremeñas en las dehesas salmantinas llega estos días a su fin, con la
amenaza de un trabajo "con escaso futuro", debido a la proliferación del
tapón de plástico para embotellar el vino.
En una entrevista con
Efe, el empresario del corcho Manuel Carnerero, que tiene una cuadrilla
recogiendo el corcho de la dehesa municipal de Bocacara (Salamanca),
asegura que "o hacemos algo, o este se acaba", ya que el kilo de tapones
de corcho cuesta entre seis y siete euros y el de plástico se vende por
seis céntimos el kilo.
Carnerero, que tiene una fabrica de
tratamiento del corcho en San Vicente de Alcántara (Badajoz), reconoce
que "el buen vino se sigue embotellando con corcho, ya que necesita de
sus propiedades", pero hay muchas bodegas que optan por el tapón de
plástico.
Hace siete años, el precio de un quintal (46 kilos) de
corcho se pagaba entre 100 y 120 euros y a partir de 2009 hubo un
desplome generalizado, con precios de un quintal que rondaba entre los
25 y 65 euros, en función de la calidad (porosidad y grosor) del corcho.
En este año 2012, el precio del quintal oscila entre los 7 y los 12 euros.
DESAPARECE EL "DESCORCHE" EN LA MESA Y LA CONSTRUCCIÓN
Aún
así, para Ayuntamientos pequeños como el de Bocacara, donde vive un
centenar de personas, cada descorche (cada diez o doce años) supone una
inyección económica importante para las arcas municipales.
"Hace
diez años cobramos por el descorche 61 millones de pesetas y este año
nos han pagado 38 millones", ha explicado el alcalde de Bocacara,
Javier.
Otro de los problemas del sector ha sido la caída del área
de la construcción, ya que el corcho se aplica tanto para suelos como
para revestimiento de paredes o de aislante.
EXPORTAR PARA SOBREVIVIR
Ahora, una de las soluciones es la exportación, según Manuel Carnerero, ya que es la forma de darle salida a la producción.
De
esta manera, el corcho español tiene una gran aceptación en Portugal,
sobre todo, aunque también en Suiza, Estados Unidos, Argelia o, incluso,
China, donde lo usan para embotellar.
Los descorches de los alcornoques, también conocidos como "sacas", se pagan en función de la porosidad y el grosor del corcho.
"Si
es muy delgado, de unos 6-7 milímetros, el corcho se utiliza para el
champán, y, si tiene entre 15 y 18 milímetros, entonces sirve para
embotellar el vino de máxima calidad", explica Carnerero.
Las
provincias de Salamanca y Zamora son las que más tarde extraen el corcho
de la geografía nacional, ya que se suele empezar la campaña por
Andalucía, Castilla La Mancha y Extremadura.
Las extracciones se
suelen realizar desde mediados de junio hasta finales o principios de
agosto, ya que es el período en el que la savia del alcornoque está
entre la casca madre del árbol y el corcho que se va a sacar. EFE
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