Y es que, las
plantas producen una gran variedad de compuestos químicos que incluyen
algunos como la cafeína o los aceites esenciales muy valorados por el
hombre.
ECOticias.
Los aceites de mostaza pueden ayudar a prevenir la aparición del
cáncer, según ha asegurado el investigador de la Universidad
Politécnica de Madrid en el Centro de Biotecnología y Genómica de
Plantas (CBGP-UPM-INIA), Ingo Dreyer, quien ha recordado que ciertos
compuestos del brécol "pueden matar a la bacteria 'Helicobacter pylori',
que causa úlceras y cáncer gástrico".
Y es que, las plantas producen una gran variedad de compuestos
químicos que incluyen algunos como la cafeína o los aceites esenciales
muy valorados por el hombre. Muchos de estos compuestos vegetales,
apreciados por sus cualidades saludables, son también responsables de
sabores únicos. Es, por tanto, el caso de los aceites de mostaza, que
confieren el sabor picante a la mostaza o su particular aroma al
repollo.
No obstante, las plantas producen dichos compuestos no para
beneficiar al ser humano sino, principalmente, para protegerse ellas
mismas contra microbios y otros organismos, y a menudo este arsenal
químico sólo se utiliza en caso de emergencia. Por ejemplo, cuando un
insecto muerde a la planta, ésta se "defiende" produciendo aceite de
mostaza con su olor punzante y sabor picante.
En concreto, el aceite de mostaza se produce por modificación
enzimática de glucosinolatos, substancias químicas sintetizadas por las
plantas, que contienen sulfato y nitrógeno, y están formadas por un
azúcar --glucosa-- y un aminoácido.
Muchos insectos se alimentan de las hojas y semillas de las
plantas, por lo que no sorprende que sea en ellas donde se acumulan
grandes cantidades de glucosinolato. Sin embargo, el glucosinolato se
puede producir en las hojas, pero no en las semillas, que tienen que
importarlo para lo que se necesitan, por supuesto, proteínas especiales.
INVESTIGADORES DE ESPAÑA, DINAMARCA Y ALEMANIA
Hasta el momento, no se conocía con precisión el proceso central
de transporte de glucosinolato y los genes implicados, pero un equipo de
investigadores de Copenhague (Dinamarca), Wurzburgo (Alemania) y Madrid
han identificado sus detalles. Los resultados de este trabajo se han
presentado en el último número de la revista 'Nature'.
"Estos resultados nos abren puertas para obtener variedades cuyo
contenido y tipo de glucosinolatos supongan una ventaja para la salud
humana, a la vez que para la defensa contra insectos", ha indicado
Dreyer. Según el investigador, es plausible pensar en un brócoli
optimizado para evitar la bacteria estomacal Helicobacter.
Los investigadores de este equipo internacional han utilizado en
su trabajo la planta modelo 'Arabidopsis thaliana', cuyo genoma se
conoce en su totalidad. Esta planta herbácea está considerada como una
"hermana menor" del repollo, la mostaza y la colza, cultivos que
sintetizan todos ellos glucosinolatos y sus proteínas de transporte.
Para llevar a cabo la investigación, primero se utilizaron métodos
de biología celular, usando los huevos de un sapo africano como tubo de
ensayo para identificar los genes implicados en el transporte y
acumulación de los glucosinolatos. De esta forma, el equipo danés
propuso dos genes responsables de estos procesos.
Seguidamente, los especialistas en proteínas de transporte de
Wurzburgo y Madrid, particularmente los profesores Dietmar Geiger,
Rainer Hedrich e Ingo Dreyer, clarificaron con sus conocimientos de
biofísica el mecanismo celular de membrana, la nanomaquínaria
involucrada y la energía necesaria para lograr dicho transporte.
Asimismo, en paralelo, Barbara Ann Halkier en Copenhague aisló un
mutante de Arabidopsis incapaz de realizar dicho transporte, que no
contiene glucosinolatos en sus semillas. Este hecho fue la comprobación
final de que se habían identificado sin lugar a duda los genes
implicados en el transporte de glucosinolatos, que son de vital
importancia para las plantas productoras de aceites de mostaza.
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