A los
comentarios del periodista de El País: Cuando se interpretan los
resultados de un trabajo de carácter científico hay que analizar con
rigor
ECOticias.
María Dolores Raigón, de la Junta Directiva de SEAE, pone en
entredicho estudios publicados recientemente sobre alimentos ecológicos y
convencionales.
Maria D. Raigón, miembro también de la Escuela Técnica Superior de
Ingeniería Agronómica y del Medio Natural de la U.P. de Valencia, aclara
en el comunicado que reproducimos a continuación el artículo publicado
en el diario El País, el pasado día 5 de septiembre.
Analizando el trabajo aparecido en Annals of Internal Medicine (Are
Organic Foods Safer or Healthier Than Conventional Alternatives? A
Systematic Review, firmado por Crystal Smith-Spangler, MD, MS; Margaret
L. Brandeau, PhD; Grace E. Hunter, BA; J. Clay Bavinger, BA; Maren
Pearson, BS; Paul J. Eschbach; Vandana Sundaram, MPH; Hau Liu, MD, MS,
MBA, MPH; Patricia Schirmer, MD; Christopher Stave, MLS; Ingram Olkin,
PhD; Dena M. Bravata, MD, MS) del que se hace eco El País aclarar que
literalmente el trabajo cita en sus conclusiones “La literatura
publicada carece de evidencia fuerte de que los alimentos orgánicos son
mucho más nutritivos que los convencionales. El consumo de alimentos
orgánicos puede reducir la exposición a residuos de plaguicidas y
bacterias resistentes a los antibióticos”.
A los comentarios del periodista de El País: Cuando se interpretan
los resultados de un trabajo de carácter científico hay que analizar con
rigor, las condiciones en las que se han obtenido los resultados y el
marco de trabajo. Hay que tener muy en cuenta que se trata de una
trabajo de recopilación bibliográfica, en el que si bien se han evaluado
240 artículos, ¿son todos los que existentes? ¿Cuándo podemos hablar de
metaanálisis, a partir de 200, 500, 1000 artículos analizados, de qué
autores, en qué condiciones, en qué revistas publicadas?
Evidentemente, no todos los trabajos escritos sobre la materia y
publicados en revistas de mayor o menor índice de impacto están
recopilados. A modo de ejemplo y sin entrar en las publicaciones
nacionales, el trabajo titulado "Quality parameters and antioxidant
properties in organic and conventionally grown broccoli after
pre-storage hot water treatment" publicado en el Journal of the Science
of Food and Agriculture y firmado por Pedro Javier Zapata, Gregory A
Tucker, Daniel Valero y María Serrano, no está contemplado y en sus
conclusiones literalmente se cita “Heat treatment was effective in
delaying broccoli senescence,manifested by chlorophyll retention. In
addition, organic broccoli maintained higher concentrations of bioactive
compounds (ascorbic acid and phenolics) and antioxidant potential
during storage than conventional broccoli, with higher potential health
beneficial effects” [El tratamiento térmico es eficaz para retrasar la
senescencia del brócoli, que se manifiesta por la retención de
clorofila.
Además, el brócoli orgánico mantiene una mayor concentración de compuestos bioactivos (ácido ascórbico y compuestos fenólicos) y el potencial antioxidante durante el almacenamiento frente al brócoli convencional, con mayores efectos beneficiosos para la salud]. Tampoco el trabajo “Polyphenol content and antioxidant capacity in organic and conventional plant foods” publicado en el Journal of Food Composition and Analysis y firmado por Faller y Fialho, donde se afirma la mayor concentración de sustancias antioxidantes en los alimentos de producción ecológica. Ni el trabajo “Fruit quality of organic food: experimental evidence” de Raigón y colaboradores, publicado en 2011 en el Bulletin University of Agricultural Sciences and Veterinary Medicin. Horticulture, y donde se muestran evidencias de la mayor composición nutricional de los alimentos frescos de producción ecológica. Por ello, las conclusiones del trabajo del Annals of Internal Medicine, hay que considerarlas y sesgarlas al ámbito de los trabajos analizados y de los tratamientos efectuados en el citado trabajo. Pero eso no significa que sea de repercusión globalizada y aplicable al total. Además, un estudio de recopilación lo único que nos aporta son un conjunto de resultados, pero no permite establecer conclusiones de conjunto. Para la obtención de conclusiones (siempre de carácter parcial y dentro del ámbito del estudio) lo único válido son los trabajos realizados bajo la comparación en similitud de condiciones (tipo de suelo, condiciones climáticas, variedades, razas, etc.) y en este sentido son muchos, los que afirman la mayor concentración de nutrientes en los obtenidos bajo técnicas de producción ecológica.
Además, el brócoli orgánico mantiene una mayor concentración de compuestos bioactivos (ácido ascórbico y compuestos fenólicos) y el potencial antioxidante durante el almacenamiento frente al brócoli convencional, con mayores efectos beneficiosos para la salud]. Tampoco el trabajo “Polyphenol content and antioxidant capacity in organic and conventional plant foods” publicado en el Journal of Food Composition and Analysis y firmado por Faller y Fialho, donde se afirma la mayor concentración de sustancias antioxidantes en los alimentos de producción ecológica. Ni el trabajo “Fruit quality of organic food: experimental evidence” de Raigón y colaboradores, publicado en 2011 en el Bulletin University of Agricultural Sciences and Veterinary Medicin. Horticulture, y donde se muestran evidencias de la mayor composición nutricional de los alimentos frescos de producción ecológica. Por ello, las conclusiones del trabajo del Annals of Internal Medicine, hay que considerarlas y sesgarlas al ámbito de los trabajos analizados y de los tratamientos efectuados en el citado trabajo. Pero eso no significa que sea de repercusión globalizada y aplicable al total. Además, un estudio de recopilación lo único que nos aporta son un conjunto de resultados, pero no permite establecer conclusiones de conjunto. Para la obtención de conclusiones (siempre de carácter parcial y dentro del ámbito del estudio) lo único válido son los trabajos realizados bajo la comparación en similitud de condiciones (tipo de suelo, condiciones climáticas, variedades, razas, etc.) y en este sentido son muchos, los que afirman la mayor concentración de nutrientes en los obtenidos bajo técnicas de producción ecológica.
Por otra parte del estudio del Annals of Internal Medicine se debería
enfatizar los resultados a favor de los alimentos ecológicos
relacionados con la mayor concentración de sustancias antioxidantes. Por
ejemplo, para caso del ácido ascórbico, 23 artículos indican resultados
a favor de su concentración en alimentos ecológicos, frente a 12 para
los convencionales. Del β-caroteno 6 a favor de los alimentos ecológicos
frente a 3 para los convencionales. Del α-tocoferol 3 a favor de los
ecológicos, frente a 2 para los convencionales. De la quercitina
(polifenol) 16 a favor de los ecológicos, frente a 2 para los
convencionales. Del kaemferol (polifenol) 6 a favor de los ecológicos
frente a 2 para los convencionales. De los flavonoides totales, 7 a
favor de los ecológicos, frente a 6 artículos para los convencionales. Y
de los fenoles totales, 36 artículos a favor de los alimentos
ecológicos frente a los 12 artículos que muestran mayor contenido en los
alimentos convencionales. Estas sustancias antioxidantes están
directamente relacionadas con el estado de salud de las personas, ya que
el estrés oxidativo resulta de la disminución de la capacidad
antioxidante de las células naturales o del aumento de las especies de
oxigeno reactivo en el organismo. Cuando el balance entre
oxidante-antioxidantes cambia por la superproducción de radicales libres
toma ventaja el estrés oxidativo y se daña el ADN. Ante este estrés
oxidativo el cuerpo responde con el sistema de defensa antioxidante,
desencadenando diferentes procesos fisiológicos y fisiopatológicos. La
prevención es el tratamiento más efectivo contra todos estos procesos,
consistente en un constante aporte de antioxidantes para mantener el
sistema defensivo y disminuir posibles enfermedades. Este aporte debe
venir de la alimentación, principalmente de la ingesta de frutas y
verduras que son los alimentos con alto contenido en sustancias de tipo
antioxidante. Por lo tanto, si los alimentos ecológicos presentan mayor
contenido en las sustancias antioxidantes, las evidencias de la
repercusión en la salud ¿quién las pone en duda?
A los comentarios de Miguel Angel Rubio: Si hablamos de naranjas,
desde el año 2000 y hasta la fecha, investigadores del Instituto
Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA) en conjunto con
investigadores de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) y
ocasionalmente con investigadores de otras instituciones internacionales
(Universidad de Bonn, Alemania) vienen realizando estudios de
comparación de composición nutricional en frutos cítricos de producción
convencional y ecológica (no citados en el estudio del Annals of
Internal Medicine), como por ejemplo “Comparación de Rendimiento en Zumo
y Contenido en Vitamina C de Diversas Variedades de Cítricos,
Cultivadas bajo Sistemas Ecológicos y Convencionales” de los autores
Raigón, Domínguez Gento, Tortosa y Carot-Sierra, publicado en las Actas
electrónicas del IV Congreso de la Sociedad Española de Agricultura
Ecológica en el 2000, “Comparación de los Contenidos De Vitamina C,
Pulpa Y Aceites Esenciales En Cítricos Ecológicos Y Convencionales” de
los autores
Domínguez Gento, Raigón y Soler Sangüesa, publicado en las Actas del V Congreso de la Sociedad Española de Agricultura Ecológica en 2002, “Quality comparison of conventionally and organically grown oranges in Spain” de Daniel Neuhoff, Marlen Vlatschkov y M. Dolores Raigón, publicado en las Actas del ISOAFR/MOAN Symposium. Soil Fertility and Crop Nutrition Management in Mediterranean Organic Agriculture en 2010, “Comparison of the quality of conventionally and organically grown oranges in Spain“ de los mismos autores publicado en los Proceedings of the 3th Scientific Conference of ISOFAR, en 2011. En ellos queda manifiesto que las concentraciones de la vitamina varían en función de la variedad, la época de recolección y sobre todo del sistema de producción. Así los frutos de producción ecológica presentan valores superiores de esta vitamina en su zumo, las diferencias pueden oscilar del 10 al 20% en función de los criterios citados, y se asegura que la ingesta de una naranja ecológica al día puede aportar concentraciones de vitamina C, suficientes para abastecer las necesidades diarias de esta vitamina. Resultados que también están relacionados con el precio de nuestra nutrición, ya que si la dosis diaria recomendada de vitamina C se alcanza con una naranja ecológica, frente a la naranja y media convencional (valores dependientes del peso de la fruta), eso implica un mayor gasto en el consumo o en el gasto sanitario, ya que los nutrientes esenciales que no sean ingeridos en las cantidades adecuadas, generarán alteraciones en el estado de la salud.
Domínguez Gento, Raigón y Soler Sangüesa, publicado en las Actas del V Congreso de la Sociedad Española de Agricultura Ecológica en 2002, “Quality comparison of conventionally and organically grown oranges in Spain” de Daniel Neuhoff, Marlen Vlatschkov y M. Dolores Raigón, publicado en las Actas del ISOAFR/MOAN Symposium. Soil Fertility and Crop Nutrition Management in Mediterranean Organic Agriculture en 2010, “Comparison of the quality of conventionally and organically grown oranges in Spain“ de los mismos autores publicado en los Proceedings of the 3th Scientific Conference of ISOFAR, en 2011. En ellos queda manifiesto que las concentraciones de la vitamina varían en función de la variedad, la época de recolección y sobre todo del sistema de producción. Así los frutos de producción ecológica presentan valores superiores de esta vitamina en su zumo, las diferencias pueden oscilar del 10 al 20% en función de los criterios citados, y se asegura que la ingesta de una naranja ecológica al día puede aportar concentraciones de vitamina C, suficientes para abastecer las necesidades diarias de esta vitamina. Resultados que también están relacionados con el precio de nuestra nutrición, ya que si la dosis diaria recomendada de vitamina C se alcanza con una naranja ecológica, frente a la naranja y media convencional (valores dependientes del peso de la fruta), eso implica un mayor gasto en el consumo o en el gasto sanitario, ya que los nutrientes esenciales que no sean ingeridos en las cantidades adecuadas, generarán alteraciones en el estado de la salud.
Respecto al contenido en agua de los alimentos, indicar que es muy
variable, del 10-15% en harinas y legumbres, del 70-80% en pescados y
carnes y del 90% en frutas y verduras. Los sistemas de producción en
agricultura convencional emplean para la fertilización, sales
fertilizantes de síntesis, en el caso de los aportes de nitrógeno, se
realiza con formulados solubles que se absorben por la planta en
paralelo con el agua de la solución. La consecuencia inmediata sobre la
composición de alimentos frescos es la reducción del contenido de
materia seca por aumento de la cantidad de agua en el protoplasma
celular. Según El Madfa (1998), el contenido de agua en los alimentos
frescos por el empleo de abonos nitrogenados, puede variar entre el 5 y
30% más que en los alimentos ecológicos. Algunos resultados ponen de
manifiesto que por cada 6 kg de hortalizas producidas en agricultura
convencional se consigue, aproximadamente 1 kg de agua más que en sus
homologas obtenidas ecológicamente. Lo que implica también que la
relación en materia seca es significativamente mayor en las hortalizas
ecológicas y por ello, la concentración y proporción de nutrientes es
mayor, repercutiendo directamente en la mayor fracción nutritiva, por
peso del alimento y por ello de su calidad total, aportando los
nutrientes en cantidades suficientes a las dosis recomendadas y
realizando una aportación nutricional, acorde a unos alimentos
compensados en su justa calidad.
Respecto al sabor de los alimentos indicar que es la combinación de
sensaciones químicas percibidas por las papilas gustativas de la lengua
que causa el alimento al ser ingerido. El sabor está determinado por
sensaciones detectadas por el sentido del gusto, localizado en el
paladar, así como por el sentido del olfato, a través del olor. Ya que
el 80% de lo que se detecta como sabor es procedente de la sensación de
olor. El sabor característico de un alimento puede relacionarse con un
limitado número de apreciaciones (dulce, amargo, ácido, salado, y otros
sabores básicos), en tanto que el olor es atribuible a la combinación de
numerosos compuestos volátiles cada uno de los cuales huele de forma
diferente. Pequeñas variaciones en estos compuestos pueden producir
percepciones sensoriales diferentes. Por otra parte, las sustancias
responsables del sabor, al fin y al cabo, forman parte de la composición
de los alimentos y por ello, si el sabor en los alimentos ecológicos es
mejor es por el desarrollo bioquímico de estas sustancias implicadas en
la composición de los alimentos ecológicos. Relacionando los contenidos
en agua de las hortalizas con el sabor, resulta obvio indicar que si
las verduras contienen mayor contenido en agua, los sabores estarán más
diluidos, siendo la principal razón de la mayor potencialidad del sabor
que se aprecian en los alimentos de origen ecológico, de manera que la
apreciación del sabor podría ser entre un 2 a un 10% inferior en los
alimentos de origen convencional, en función del grado de dilución que
se presente en cada hortaliza.
A las implicaciones medioambientales: Las cuestiones relacionadas con
las consecuencias positivas de la actividad agropecuaria ecológica
sobre el medio ambiente, no se ponen en duda en el trabajo del Annals of
Internal Medicine. Por lo tanto, la producción de alimentos ecológicos,
mediante técnicas respetuosas y bajo prácticas que contemplan el
bienestar animal es la alternativa de obtención de alimentos más acorde
con un futuro equilibrado.
En este punto quiero hacer referencia a las palabras del relator de
la FAO para la Alimentación, el Dr. Schluetter, quien recientemente
afirmó que la producción ecológica puede dar de comer a la creciente
población mundial sin ocupar más terreno y sin dañar el medio ambiente.
Estas acciones en el desarrollo de la agricultura ecológica son
fundamentales ya que las catástrofes medioambientales y alimentarias no
suelen presentarse repentinamente, sino que van gestándose gradualmente
con el tiempo. A medida que la agricultura evoluciona a modelos
ecológicos y se vuelve más sostenible, la gestión agrícola debería
centrarse especialmente en aquellos sistemas de planificación y
desarrollo que presenten menos impactos. El éxito en el desarrollo de
estos sistemas será, muy probablemente, el reto agrícola más importante,
será un paso decisivo en la ayuda a la población, para que pueda
realizar una transición equilibrada y tranquila hacia la capacidad de
carga del planeta.
Las repercusiones de la agricultura convencional en los efectos
negativos sobre el medio ambiente ya han sido ampliamente documentados,
efectos sobre la contaminación del suelo, aguas continentales y marinas,
acumulación de residuos tóxicos, erosión física y biológica, todos
ellos con alto impacto sobre los ecosistemas y yo me pregunto “el tener
un planeta libre de estos residuos tóxicos ¿no está relacionado con la
salud?”
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