Xavi Castillo (Onda, 1967) está programado con Pot de Plom tres
semanas en el Teatre Micalet de Valencia. “Y estaremos en la Sala
Muntaner de Barcelona del 28 de noviembre al 13 de enero”, anticipa.
Todo un reto para cualquier actor, en el que este cómico criado en Alcoi
se embarca avalado por el éxito en televisión, directo e Internet de su
espectáculo mutante Veriue-ho y en una leyenda de vetos y
censuras difícil de contar. Se presenta, parodia, improvisa y canta
acompañado por The A-phonics en un derroche de energía inconfundible
Pregunta. ¿Es eso el éxito?
Respuesta. Yo no lo llamaría éxito. Tenemos un
público fiel que lleva a otro público y acaba viniendo la familia
entera. Lo nuestro es el boca a boca.
P. ¿Ha sabido detectar los deseos del público o llevárselo a su terreno?
R. Las dos cosas. Yo siempre he hecho lo que me ha
gustado. Procuro no intelectualizar el humor. Hago lo que me da risa,
aunque eso sí, investigo en temas y personajes, y en el teatro más
gestual. Me han funcionado mucho las cosas que me hacen gracia, si
transmites con honestidad lo que te hace reír, el público lo agradece y
te comenta luego: “Es que lo dices muy claro”. Es un humor muy personal
pero molt del carrer.
P. ¿Se ve más cerca de Jerry Lewis o de Pepe Rubianes?
R. (Sonrisa irónica) Pepe Rubianes es el maestro.
Aunque me gustan todos y tengo estanterías llenas de vídeos de cómicos,
desde Harold Lloyd a los Hermanos Marx, como espectador con quien más me
he reído, el primero que me hizo llorar, ha sido Pepe Rubianes.
P. ¿Con qué espectáculo?
R. Fue con Sin palabras, cuando estuvo en Alcoi. Yo en aquella época hacía sketch más gestuales y ver a Rubianes, con sus onomatopeyas, me impactó. Además, tenía mucha gracia Rubianes para cagar-se en la mare que els ha parit, y eso es difícil de encontrar por ahí, con todo lo que está pasando. Otro maestro, sin duda, es Darío Fo, que es un one man show brutal. Soy incapaz de imitar, pero me gusta rendir homenajes a los que admiro.
P. ¿Cuántos vetos ha tenido a lo largo de tu carrera?
R. Llegó un momento que los reuní en una carpeta con
toda la polémica que se generaba, pero no los he contado. Me ha pasado
de todo, desde la censura de Alfonso Rus con la parodia del Papa,
carteles censurados por caricaturizar a Zaplana, alcaldes ofendidos y
curas indignados, como un cura en Gandía hace poco que se ofendió por el
pregón que había pronunciado en Oliva... Llega un momento en que te
acostumbras a vivir en medio de eso. Los primeros tuvieron que ver sobre
todo con la Iglesia. En Alicante, en Llosa de Ranes, Xàtiva.
P. ¿Recuerda el primero?
R. Uno de los primeros fue en Alicante [septiembre
de 2000] en una entrega de premios donde imité al Papa y un espectador
mayor se ofendió, hubo follón y un concejal del PP, Pedro Romero, me
criticó y se amplió la polémica.
P. ¿Se imagina su carrera sin vetos?
R. Antes de los vetos yo había hecho muchas cosas, hacía monólogos, Pánico al centenari, Jordi contraataca...
Ahora el veto es muy sistemático. Antes eran cosas puntuales y ahora es
como si hubiera una premisa: Ayuntamiento del PP, no actuamos. Es algo
muy plano, aunque eso ha cambiado en parte gracias a los festeros;
últimamente nos contratan muchas colles de festers, no los Ayuntamientos. La gente quiere risa. Y viene todo el pueblo.
P. El libro autoeditado por Pot de Plom porque la editorial que se lo había propuesto lo paró a punto de imprimirse se titula Açò ho pague jo, una frase emblemática de Xavi Castillo. ¿Refleja esta frase la idiosincrasia valenciana en estos años de despilfarro?
R. No es una frase profunda y ni siquiera tiene un origen político. Comenzó en Jordi contraataca
y era una broma sobre un capitán moro de Alcoi. Lo que pasa es que al
mantenerla tantos años ha adquirido más fuerza y otras connotaciones,
como la de querer aparentar aun estando arruinado, bufar en caldo gelat.
O como en el caso del libro, nos reíamos porque, de verdad, el libro m’ho pague jo.
P. ¿Existe un humor específicamente valenciano?
R. En Cataluña sí nos han querido poner el epígrafe
de “humor valenciano”. Y en Valencia, la gente del pueblo sí que es:
somos así; pero no veo ese punto en la gente que hace humor
profesionalmente. La gente sí, y yo saco la manera de expresarme de la
gente.
P. ¿Actúa fuera del ámbito lingüístico valenciano?
R. Hace mucho tiempo que no actúo en castellano,
porque tengo mucha faena por aquí, en Cataluña y en las islas Baleares.
Sí hubo un tiempo que trabajábamos en Euskadi y funcionaban allí muy
bien los monólogos de Jordiet, que no eran tan políticos.
P. ¿Ha hecho alguna actuación que no salga Rita Barberá, su imitación de ella?
R. Ayer mismo, prácticamente no salió en el espectáculo. Hablamos de actualidad, y tocaba hablar de la Esperanza Aguirre y los tupperware.
P. ¿Le ha dicho alguien del PP que le gusta su espectáculo?
R. Hay pueblos en que algún concejal te dice: “Oye
yo soy del PP, pero me he reído mucho contigo”. Pero lo que encuentro
normalmente, con el PP y con la clase política en general, es mucha
tensión, incluso con gente de izquierdas. Por eso no estoy en ninguna
formación política, aunque me digan a veces “este es del Bloc, o de
Compromís”. Cargo sobre el PP, pero es porque es lo que tenemos aquí
desde hace muchos años.
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