Las lluvias de
verano, que con frecuencia se producen al final de un día caluroso, a
menudo se limitan a una región bastante pequeña.
ECOticias.
Según ha concluido un equipo de científicos a través de un
análisis detallado de datos de satélite, la lluvia de verano es más
probable sobre el suelo más seco. En la investigación, publicada en
'Nature', han participado el Centro de Ecología e Hidrología de
Wallingford (Reino Unido), la Universidad de Amsterdam (Países Bajos),
el Centro Nacional de Investigaciones Meteorológicas, en Toulouse
(Francia), y la Universidad Tecnológica de Viena (Austria).
Las lluvias de verano, que con frecuencia se producen al final de
un día caluroso, a menudo se limitan a una región bastante pequeña. Sin
embargo, el tipo de lluvia analizado es un fenómeno completamente
diferente; en lugar de moverse a través de la tierra, el aire se mueve
hacia arriba desde la masa caliente del suelo, formando nubes altas y,
finalmente, provocando la lluvia - lo cual se conoce como 'precipitación
convectiva'.
"Es tentador suponer que los suelos húmedos conducen a una mayor
evaporación, lo que a su vez estimula mayores precipitaciones", ha
señalado el coautor Wouter Dorigo, de la Universidad Tecnológica de
Viena. Según el experto, "esto implicaría que existe un bucle de
retroalimentación positiva: los suelos húmedos provocan más lluvia,
mientras que las regiones secas tienden a permanecer secas".
Sin embargo, las observaciones sugieren lo contrario. "Se
han analizado los datos de diferentes satélites que miden la humedad
del suelo y la precipitación en todo el mundo, con una resolución de 50 a
100 kilómetros. Estos datos muestran que la precipitación convectiva es
más probable en suelos más secos", ha explicado el investigador.
Los nuevos datos contradicen los modelos informáticos
establecidos. "El aire sobre suelos secos se calienta más fácilmente, lo
que podría conducir a una proyección vertical más intensa", ha apuntado
Dorigo.
Aunque este fenómeno todavía no puede ser descrito a un nivel de
detalle suficiente con las simulaciones por ordenador actuales, la
humedad del suelo se puede medir con satélites utilizando radiación de
microondas, a diferencia de la luz visible, las microondas pueden
penetrar en las nubes.
Los satélites pueden medir la radiación de microondas natural de
la Tierra y calcular la humedad del suelo local (medición pasiva) o
enviar pulsos de microondas y mediar la fuerza con la que el pulso es
reflejado por la superficie (medición activa). Estos datos demuestran
que la humedad del suelo puede ser calculada.
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