Las experiencias internacionales de los procesos para quitarle la sal al agua marina utilizan evaporación súbita por efecto flash, destilación multiefecto
ECOticias.
Especialista de la Universidad Autónoma de Yucatán
desarrolló un innovador sistema que reduce el consumo de electricidad y
evita impactos ambientales. La Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) desarrolló un nuevo proceso que convierte el agua salada en líquido apto para beber, e incluso ha solicitado una patente nacional y otra a nivel internacional.
Después de seis años de investigación en Europa y Medio Oriente,
donde estudió los procesos para la desalinización de agua de mar, el
profesor-investigador de la Facultad de Ingeniería Química de esta casa
de estudios, doctor Jorge Antonio Lechuga Andrade, concretó su trabajo
“Desalinización de agua por ósmosis inversa usando un filtro tipo
centrífugo, con generación de vórtices de Dean”.
Las experiencias internacionales de los procesos para quitarle la sal al agua marina utilizan evaporación súbita por efecto flash, destilación multiefecto, compresión de vapor y el sistema de filtración por ósmosis inversa.
En el mundo existen aproximadamente 15 mil plantas desalinizadoras,
de las cuales 57 por ciento emplean el sistema de ósmosis inversa, otro
26 el de evaporación, 10 más destilación multiefectos, y el cuatro
restante comprensión de vapor.
La propuesta de la UADY propone ósmosis inversa centrífuga con una bomba de baja presión de mínimo consumo.
“La ósmosis inversa se logra gracias a la presión de la fuerza
centrífuga, porque al girar el filtro se genera energía, la cual se
recupera y sirve para hacer la filtración, por lo que no es necesaria
una bomba de alta presión, ni un gran consumo eléctrico en el movimiento
del filtro”, explicó el investigador.
Lechuga Andrade expuso que en su proceso, en lugar de emplear una membrana de fibra
hueca, recta y estática, utiliza otra en forma de hélice, con una
geometría y ensamble adecuados, a la cual se le aplica una fuerza
centrífuga.
Con ello logra obtener de 40 a 50 por ciento de agua dulce y al
porcentaje restante, considerado como rechazo, se le da tratamientos
especiales para evitar impactos ambientales.
“Lo que hacemos es un tratamiento posterior al agua para adelgazar la
salinidad, y otra alternativa es aprovecharla para obtener otros
productos que se encuentran en el agua de mar y en ese proceso se
obtiene energía termoquímica, que es calor, que se puede convertir en
energía eléctrica, para hacer funcionar la planta y obtener la
autosuficiencia”.
“Mientras la escala de producción depende de la demanda, se pueden
hacer plantas para barcos, yates o cruceros, y de acuerdo a sus
necesidades se instala un número de filtros y membranas. También para
una casa, un hotel, un fraccionamiento y hasta un municipio, sobre todo
en lugares ubicados en litorales porque de lo contrario habría que poner
acueductos y bombas de presión para rebombear el agua”, detalló.
Con esta metodología, el especialista logró mejorar los costos
energéticos y económicos al bajar de 1.10 a 0.82 dólares la producción
por metro cúbico de agua tratada.
De igual forma se disminuyeron los costos ocultos que se tienen en
las plantas actuales, por ejemplo, cuando se les da mantenimiento.
“En ese lapso, hay gastos porque se detiene la producción para la
limpieza de las membranas; los productos químicos significan otro costo y
éstos, a su vez, van adelgazando las paredes de la membrana, lo cual
disminuye el ciclo de vida útil de las mismas. Pero en el caso que
proponemos se da una autolimpieza durante el proceso de centrifugación”,
añadió.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, en el mundo
mueren o enferman al año 2.2 millones de personas por consumir agua
contaminada, por lo que es urgente encontrar nuevas formas para obtener
este líquido para consumo humano.
En este escenario, el proyecto de Lechuga Andrade se enfoca a ofrecer
una menor inversión para construir la planta, a que la instalación se
pueda realizar en espacios reducidos y a un menor impacto en el medio
ambiente.
Actualmente el proyecto está en el desarrollo del prototipo a baja
escala, con una dimensión de 1.50 metros de diámetro por 60 centímetros
de alto y una eficiencia de producción de agua potable de 40 a 50 por
ciento. Además se logró disminuir el consumo de electricidad de 2.6 a
1.5 kilowatts hora por metro cúbico.
De esta forma, su costo aproximado, considerando gastos en
investigación y desarrollo, y por ser la primera construcción a escala,
tendrá un valor aproximado de dos millones de pesos con los que se
puede producir 142 mil litros al día. El prototipo servirá para hacer
pruebas y ajustes de eficiencia en el proceso.
La desalinización del agua de mar es un proceso que empezó a
aplicarse en la década de 1950, y hoy los países que cuentan con la
mayor capacidad instalada en metros cúbicos, de acuerdo con el organismo
“Global Water Intelligence”, son: Arabia Saudita, con 17 por
ciento, Emiratos Árabes Unidos y Estados Unidos con 13 tantos, y España
con ocho puntos porcentuales.
En México, la principal planta de este tipo se ubica en Los Cabos,
Baja California, y genera 200 litros de agua potable por segundo.La investigación, que cuenta con el apoyo del ingeniero Carlos Peraza
Lizama, profesor de la misma UADY, está en proceso de patente en el
Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial y en la Organización
Mundial de la Propiedad Intelectual. (Agencia ID)
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