Activistas de Greenpeace Argentina colocaron hoy en las
escaleras del Congreso, en Buenos Aires, una "bomba" simbólica en
demanda de la aprobación de la ley de basura electrónica.
Vestidos con traje y corbata, decenas de activistas de la
organización ecologista se sentaron en las escalinatas del Congreso
"armados" con detonadores de pega y simularon estar preparados para
detonar una enorme "bomba" simbólica.
"Caracterizamos a la basura electrónica como una bomba de tiempo,
porque es la fracción de la basura que más está creciendo y es la más
tóxica: es un residuo peligroso, a pesar de ser domiciliario", explicó a
Efe Consuelo Bilbao, de Greenpeace Argentina.
El Proyecto de Ley sobre el tratamiento de este tipo de residuos fue
presentado en 2008 por el oficialismo, pero la tramitación parlamentaria
quedó en suspenso en mayo del pasado año.
"Nos quedan dos meses para lograr que se trate en Diputados; si no,
se perderá el trabajo que se viene haciendo desde hace cuatro años junto
a la Secretaría de Ambiente y junto al Instituto Nacional de Tecnología
Industrial, entre otros organismos que colaboraron en la confección del
Proyecto de Ley", detalló Bilbao.
La activista recordó que la ley busca impulsar mecanismos que
permitan frenar el volumen de la basura contaminante y facilitar el
reciclaje.
"El 95 por ciento de los elementos que tiene un teléfono celular
pueden ser recuperados para reutilizarse en otros productos y así se
podría evitar generar más contaminación", apuntó Consuelo Bilbao.
Argentina fue el primer país de Latinoamérica que comenzó a discutir
sobre el destino de la basura electrónica, pero vecinos de la región,
como Colombia, Perú y Costa Rica, que se sumaron después al debate, ya
cuentan con legislación sobre el tema.
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