Una de cada ocho personas en el mundo está crónicamente
malnutrida, dijeron las agencias de alimentación de Naciones Unidas el
martes, y las organizaciones de ayuda advirtieron de que elevar los
precios de los alimentos podría revertir los avances en la lucha contra
la pobreza.
En un informe sobre inseguridad alimentaria, las
agencias de la ONU estimaron que 868 millones de personas estaban
sufriendo hambre en el período comprendido entre 2010 y 2012, lo que
equivale al 12,5 por ciento de la población mundial, muy por debajo de
la cifra previamente estimada en cerca de 1.000 millones, equivalente al
18,6 por ciento entre 1990 y 1992.
Las nuevas cifras basadas en un método de cálculo
revisado son más bajas que las estimaciones de los últimos años que
fijaron el n
úmero de gente hambrienta en 925 millones en 2010 y en 1.020
en 2009.
"Son mejores noticias que las que tuvimos en el pasado,
pero todavía significa que una de cada ocho personas pasa hambre. Es
inaceptable, sobre todo cuando vivimos en un mundo de abundancia", dijo
José Graziano da Silva, director general de la Organización para la
Alimentación y la Agricultura (FAO).
"La mayor parte del progreso en la reducción del hambre
se hizo hasta 2006, cuando los niveles de los precios de los alimentos
continuaron descendiendo. Con el aumento del precio de los alimentos y
la crisis económica que le siguió, ha habido muchos menos avances",
advirtió.
Los precios de los alimentos han experimentado una
tendencia al alza durante los pasados meses, avivados por la sequía en
Estados Unidos, Rusia y otros de los principales exportadores de
cereales. La FAO espera que los precios se mantengan cercanos a los
niveles alcanzados durante la crisis alimentaria de 2008.
Pero Graziano da Silva dijo que el mundo aún puede
lograr el Objetivo de Desarrollo del Milenio de reducir a la mitad el
predominio de la desnutrición en el mundo en vías de desarrollo para
2015 si se ponen en marcha una serie de esfuerzos para revertir la
desaceleración en curso.
La meta es una de una serie de objetivos adoptados por
líderes mundiales en Naciones Unidas en el año 2000 para rebajar la
pobreza, el hambre y las enfermedades en los países pobres para 2015.
La amplia recuperación económica, especialmente en el
sector agrícola, será crucial para una reducción sostenida del hambre,
según el informe de la FAO, el Programa Mundial de Alimentos (WFP) y el
Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (IFAD).
EMPLEO PARA LOS POBRES
"El crecimiento agrícola que involucra a los pequeños
agricultores, sobre todo a las mujeres, será más eficaz en la reducción
de la pobreza extrema y el hambre cuando genere empleo para los pobres",
dijeron las agencias.
Señalaron que entre los factores que frenan el progreso
se encuentran la demanda creciente de biocombustibles, la especulación
financiera en mercados de materias primas y las deficiencias en el
suministro y distribución que llevan a que se pierda casi un tercio de
la producción total.
La FAO, el WFP y el IFAD definen la malnutrición, o
hambre, en el informe "El Estado de la Inseguridad Alimentaria en el
Mundo 2012" (SOFI) como "el consumo de alimentos que es insuficiente
para satisfacer las necesidades de energía alimentaria de forma
continua".
La gran mayoría de la gente que sufre hambre, 852
millones, viven en países en vías de desarrollo, donde el predominio de
la malnutrición ronda el 14,9 por ciento, sostuvo el informe.
En las últimas dos décadas el hambre cayó cerca de un
30 por ciento en Asia y en la región del Pacífico, gracias al progreso
socio-económico. África fue la única región donde el número de
hambrientos creció durante ese período, hasta los 239 millones entre
2010 y 2012 frente a los 175 millones de la etapa 1990-92.
Las nuevas cifras sugieren que el impacto de la crisis
económica de 2008 y el alza de los precios internacionales de los
alimentos tuvieron un impacto menos pronunciado en muchos países en vías
de desarrollo de lo que se temía, dijeron las agencias.
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