Al Ayuntamiento ourensano de Pereiro de Aguiar (6.000 habitantes) no
le llega el presupuesto de cinco millones de euros anuales para hacer
frente al pago de los servicios municipales. El gobierno local que
preside desde más de 25 años Eliseo Fernández ha empezado a renunciar a
prestar a los vecinos algunos de ellos.
El alcalde e histórico baltarista se aferró al sueldo que él mismo
decidió que valía su gestión al frente de la corporación — 50.000 euros
brutos anuales a los que añade sus percepciones por asistencias a plenos
y otros actos de la Diputación, en donde ocupa escaño— y el año pasado,
sin tocarle a su salario, asumió la quiebra de la institución que
preside. Fernández presentó un plan de ajuste por deudas pendientes de
pago de casi un millón de euros. Para afrontar la situación económica,
ha suprimido casi todas las prestacionesmunicipales que facilitaba a sus
vecinos. Otros, en los que se gastó cantidades considerables, no
llegaron a funcionar nunca.
La Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) de Pereiro de
Aguiar —colindante con la capital ourensana— está levantada desde 2010.
Su construcción se llevó uno de los cinco millones de euros del
presupuesto municipal —una parte procedente de ayudas del Estado— pero
jamás se ha puesto en funcionamiento: una vez invertido el dinero y
finalizada la obra, el regidor se percató de que no disponía del
imprescindible punto de vertido.
El municipio ha quedado —hasta una nueva e imprevisible inversión—
sometido al pago de un canon anual de 240.000 euros para conectarse a la
depuradora del ayuntamiento próximo de San Cibrao das Viñas, municipio
gobernado también históricamente por el PP y al que la Confederación
Hidrográfica del Miño-Sil ha impuesto importantes sanciones por realizar
vertidos contaminantes al Barbaña a su paso por Ourense.
Con la EDAR de Pereiro imposibilitada para ejercer su función, el
alcalde ha querido calmar los ánimos y las denuncias de los grupos
ecologistas que alertaron de vertidos a los ríos en ese mismo municipio.
Eliseo Fernández aseguró que “no se vierte nada a ningún río” y que los
residuos que genera el parque empresarial del municipio cuenta con “los
controles" de la Diputación y del servicio de la depuradora de San
Cibrao de la que ahora depende la de Pereiro.
No es el único agujero por el que se cuela el presupuesto de este
ayuntamiento. El regidor ha emulado la política de contrataciones del
baltarismo: las partidas dedicadas a personal (en torno a un centenar de
empleados, según datos del grupo socialista) y gasto corriente superan
el 75% del presupuesto. El actual presidente de la Diputación, José
Manuel Baltar Blanco, no dudó en situar precisamente a Fernández como
responsable de Personal de la institución provincial. El alcalde de
Pereiro, con impenetrables mayorías absolutas desde 1987, se ha
permitido anular a la simbólica oposición en su municipio: candidatos
del BNG y del PSOE en anteriores comicios llegaron a obtener actas de
concejales, pero bajo las siglas del PP. Otro alarde de la capacidad de
arrastre del baltarismo.
Fernández —famoso por haber empuñado una escopeta, en los 80, para
intentar disolver un piquete que impedía el trabajo en su empresa de
chimeneas— fue uno de los históricos del baltarismo que acudió a
respaldar al exbarón y padre de su jefe provincial, José Luis Baltar
Pumar, cuando éste fue a declarar al juzgado el pasado día 8 imputado
por el supuesto delito de prevaricación en relación con la contratación
de personal en el entorno del congreso del partido que ganó su hijo. Con
el modelo de gestión del baltarismo en los tribunales, el regidor de
Pereiro mantiene su abultada plantilla mientras hace frente a la crisis:
un préstamo de un millón de euros que recibió del Estado y un crédito
municipal de 350.000 euros, canon de depuración aparte.
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