Dos
años después del devastador terremoto y tsunami que asoló el noreste de
Japón, el país recordó hoy a las víctimas con diversas ceremonias,
mientras el Gobierno lucha por rehabilitar las zonas arrasadas y reducir
los efectos de la crisis nuclear. A las 14.46 hora local (05.46
GMT), las sirenas situadas en la costa nororiental volvieron a sonar,
aunque hoy no sirvieron para anunciar un peligro, como hace dos años,
sino para recordar a los más de 18.500 muertos o desaparecidos que
dejaron a su paso las negras olas del tsunami. Como hace un año, en
numerosos rincones del país se celebraron memoriales en los que se
guardó un minuto de silencio y predominó el respeto, las ofrendas
florales y el recuerdo de la que ha sido la peor tragedia vivida por el
archipiélago desde la II Guerra Mundial. En Tokio, el segundo
aniversario se celebró con una gran ceremonia en el Teatro Nacional,
solemne y rigurosa, en la que participaron cerca de 1.200 asistentes,
entre ellos el emperador, Akihito; la emperatriz, Michiko; el primer
ministro, Shinzo Abe, y familiares de las víctimas y los evacuados. La
enorme sala, coronada por un escenario que simbolizaba el camino de la
reconstrucción de las zonas arrasadas del noreste, estaba decorado con
grandes arcos de lirios y narcisos blancos, una placa en memoria de las
víctimas y una bandera de Japón. El acto comenzó con el himno
nacional, al que siguió un emotivo minuto de silencio, las
intervenciones de Abe y Akihito -ambos, al igual que el resto del
auditorio, vestidos de riguroso luto- y una ofrenda floral. "Promoveré
la reconstrucción de tal forma que la gente podrá sentirlo", afirmó
Abe, que aprovechó para lamentar la "situación incómoda" en la que se
encuentran los cientos de miles de evacuados. Para el primer
ministro, la reconstrucción es "una lucha contra el tiempo" para la que
prometió redoblar los esfuerzos del Gobierno, que bajo la actual
administración ha incrementado el presupuesto para rehabilitar el
noreste hasta los 25 billones de yenes (200.200 millones de euros) para
los próximos cinco años. Por su parte, el emperador ofreció un
sincero pésame y aseguró que, dos años después, es importante "continuar
cuidando a los afectados y compartir con ellos su sufrimiento lo máximo
posible". Tras los jefes de Estado y de Gobierno nipón, llegó el
turno para tres familiares de víctimas de la región de Tohoku (noreste),
que pusieron un nudo en la garganta a gran parte del auditorio al
recordar sus desgarradoras historias y dar rostro a la tragedia. "Hasta
que la primavera no llegue a Tohoku, la primavera nunca llegará a
Japón", afirmó Abe, que desde finales de diciembre, cuando ocupó el
poder, ha visitado en tres ocasiones las zonas arrasadas. En la
última de ellas, en Fukushima, el primer ministro acudió a la central y
reabrió la puerta a retomar la energía atómica en el país, a pesar de
las protestas de gran parte de la sociedad nipona y de las graves
consecuencias que la crisis nuclear, la peor desde Chernóbil en 1986,
han dejado en la economía local. Mientras, en la víspera del segundo
aniversario, grupos antinucleares organizaron en Japón más de 150
manifestaciones por todo el país, la más numerosa de ellas en Tokio
donde miles de personas pidieron que Japón abandone definitivamente este
tipo de energía. Además de la crisis nuclear, dos años después Japón también afronta el reto de la reconstrucción y el drama de los evacuados. Desde
2011, las costas de Miyagi, Iwate y Fukushima, las tres prefecturas más
afectadas, han cambiado el desolador paisaje apocalíptico de lodo y
destrucción por el de páramos salpicados de decenas de grúas que se
afanan en recoger las cerca de 27,6 millones de toneladas de escombros
aún pendientes de ser retiradas. En esas tres prefecturas, las olas
destruyeron cerca de 400.000 viviendas y edificios, lo que ha provocado
que, dos años después, aún haya unas 315.000 personas que viven en
refugios temporales, unas 29.000 menos que el año pasado. Además, el
éxodo solo en Fukushima, epicentro de la crisis nuclear, provocó la
huida de unas 57.000 personas que abandonaron sus casas tras decretar el
Gobierno una zona de evacuación de 20 kilómetros que aún se mantiene
entorno a la maltrecha central.
No hay comentarios:
Publicar un comentario