El sistema de
Certificación internacional, privado, voluntario y de la industria que
certifica edificios y urbanizaciones sostenibles; LEED® del USGBC,
promovido en España desde 1998 por el Spain Green Building Council®
ECOticias.
El autoconsumo una oportunidad para mejorar. Hace unos días, nos ha llegado la noticia de que ZIGOR, una empresa española, líder en el mercado energético, acaba de firmar un acuerdo con la firma ecuatoriana VALSOLAR, para poner en marcha una planta solar en ECUADOR
y llevar a cabo su mantenimiento, encargándose de toda la instalación y
de la formación de los técnicos que deban operar en ella. La difícil
situación del mercado español debido a los cambios regulatorios del
anterior gobierno y a las incertidumbres del presente, ha parado en seco
esta industria en España, y está haciendo que nuestra industria FV
salga al exterior con fuerza y dinamismo para lograr subsistir en este
proceloso mundo en crisis.
El sistema de Certificación internacional, privado, voluntario y de
la industria que certifica edificios y urbanizaciones sostenibles; LEED® del USGBC, promovido en España desde 1998 por el Spain Green Building Council®, www.spaingbc.org, primer Consejo LEED® de Europa y España y tercero del Mundo, ha logrado mas de 30 edificios LEED®
certificados en España y mas de 150 participando en el programa (entre
los 10 primeros a nivel mundial), entre los que se encuentran todas las
grandes empresas españolas de la banca, la electricidad, agua, gas, y
telecomunicaciones, la moda, las farmacéuticas, ingenierías,
constructoras, estudios de arquitectura, fabricantes de materiales,
equipos y productos, mobiliario, restauración, cerámica,….muchas
pequeñas y medianas empresas, así como organismos de los gobiernos;
central, regionales y locales y de universidades, que logran una alta
integración de renovables y consumo de energía procedente de productores
de renovables en sus edificios y urbanizaciones. LEED®
premia con hasta 8 puntos de 110 si el 15% de la energía consumida al
año en el edificio procede de renovables “in-situ” (en el edificio o su
parcela) y con hasta 3 puntos de 110 si compensa con RECs (Renewable
Energy Certificates) adquiridas en el mercado internacional, hasta el
70% de la energía consumida al año por el edificio/urbanización. Es
decir, con una adecuada planificación y con unos criterios de
rentabilidad, se pueden obtener hasta 11 puntos de 110 por implantar y
compensar energías renovables en un edificio. Y LEED® admite
como energías renovables: mini eólica, mini hidráulica, solar térmica de
alta y baja temperatura, solar fotovoltaica, geotérmica de punto
caliente, biogases y biomasas, no como muchas regulaciones y normativas a
nivel nacional, regional, o local que no reconocen a todas o que ponen
barreras a unas y ventajas a otras.
Esta puesta en marcha de una planta fotovoltaica de un megavatio,
utilizando tecnología completamente española, ha puesto en valor de
nuevo la viabilidad y la consistencia de nuestra energía solar, que se
aprecia cada vez más en todo el mundo. Precisamente, hace un par de
meses, el CIEMAT (El Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas) del Ministerio de Economía y Competitividad español, participó en la Jornada Solar Fotovoltaica, Autoconsumo y Energía Sostenible,
en la que se abordó de forma rigurosa y completa el estado de la
cuestión relativa al autoconsumo energético, su medición neta y su
futura regulación. Las renovables se concibieron siempre para el
autoconsumo, y esa es su base principal de concepción. Autoconsumo es
producir energía para utilizarla en el propio edificio – del tipo que
sea - o en la propia urbanización y la que sobre verterla a la red, lo
mismo que cuando falte esta, se tome de la red. Las regulaciones de las
dos anteriores legislaturas produjeron una profunda perversión del
sistema natural, forzando vía las primas del real decreto, a que todas
las instalaciones de renovables primero vertiesen la energía producida a
la red y luego tuviesen que comprar la energía eléctrica a la red para
poder hacer funcionar los sistemas eléctricos en su edificio o
urbanización (justo lo contrario a lo que debe de ser).
La jornada estuvo organizada por la Unión Española Fotovoltaica (UNEF), y participaron, además de la Unidad de Energía Fotovoltaica del CIEMAT, la Agencia Local de la Energía del Ayuntamiento de Madrid, la Plataforma para la Generación Distribuida y el Autoconsumo, la OCU, el Consejo Superior de Arquitectos de España, la Universidad Politécnica de Madrid y la Dirección General de Arquitectura Vivienda y Suelo del Ministerio de Fomento.
Uno de los aspectos más interesantes que se debatieron en la jornada
tuvo que ver precisamente con la posibilidad de considerar eliminar las
barreras reales existentes al autoconsumo en general y a la utilización
doméstica en particular de la energía solar (o de cualquier renovable)
en edificios sostenibles o no, desde el punto de vista energético,
gracias a los paneles fotovoltaicos y a las otras tecnologías
renovables, cada vez más integrables en cualquier elemento del
envoltorio o de las instalaciones de los edificios.
Pero todo esto llega con mucho retraso a España, casi como siempre,
existiendo desde hace muchos años en muchos países de la UE y del resto
de gobiernos regionales de Occidente (Canadá, Japón, Corea del Sur,
EE.UU., Australia, Nueva Zelanda,….) la instalación de contadores
reversibles en cada vivienda unifamiliar, en la cual cuando la
producción eléctrica del ciudadano le sobra para su autoconsumo, esta se
vierte a la red para que sea aprovechada por el resto de consumidores,
en unos casos al mismo precio de compra y en otros con beneficio sobre
dicha tarifa para el propietario de la misma. Esto se está haciendo
desde hace muchos años con los contadores analógicos que actualmente
tenemos todos en cada una de nuestras viviendas, cuanto mejor se podrá
hacer en el futuro con los contadores digitales a instalar bajo las
nuevas normativas europeas a transferir.
Los datos que se barajaron en esa jornada permitieron admitir que en
los últimos cinco años se han conseguido abaratar los costes de estas
tecnologías fotovoltaicas más de un 80 por cien, lo que permite concluir
que en España en estos momentos, se pueda considerar ya rentable el
autoconsumo a precios de energía mayorista (a precio de pool), es decir,
la producción y el consumo de la propia electricidad generada con
sistemas solares, permitiendo la inyección en la red de los excedentes
del autoconsumo instantáneo para poder recuperarlos por el resto de los
consumidores y pagados al que los vierte por lo menos al coste de
mercado de la misma (a pool).
En ese sentido conviene recordar el recorrido que nuestra energía
solar lleva en el mundo. En el año 1981, se crea en Málaga la empresa Isofotón,
como un spin-off de un proyecto universitario, ante la necesidad de
obtener electricidad en granjas y casas rurales, para acometer con ella
actividades agrícolas como el bombeo del agua para el regadío. A partir
de ahí y con la aportación de las investigaciones fotovoltaicas de la Universidad Politécnica de Madrid,
que fueron determinantes para la expansión y la inmediata
comercialización en varios países como Alemania, Italia, Francia,
Bélgica, Grecia o Israel, Isofotón se ha ido implantando y
extendiendo por todo el mundo, hasta la implantación en China a partir
de 2001, o la más reciente en los Estados Unidos, con la implantación el
año pasado de una central de cerca de cincuenta megavatios, o los
acuerdos para los próximos cinco años en los que la empresa española
suministrará energía procedente del sol gracias a las conversión
fotovoltaica hasta los doscientos megavatios.
El éxito de Isofotón radica en la eficiencia de sus nuevos
módulos fotovoltaicos, basados en la concentración de la luz solar
mediante lupas que siguen al sol y que concentran la luz del sol en
pequeñas placas de silicio, que consigue una eficiencia de conversión
superior al 40 por cien, cuando los niveles habituales de las placas
poli-cristalinas no pasan del 18 por cien.
¿Estaremos en la entrada de una nueva etapa en la utilización de la
energía solar? Si así fuera, podríamos albergar la esperanza de que el
autoconsumo con renovables dejara de estar bloqueado por las normativas y
regulaciones y pasara a ofrecer en el panorama energético una
complementariedad con visos de alternativa real. Desde luego los
organismos relacionados con las construcciones de viviendas, los
arquitectos y los constructores, se están sintiendo cada vez más
implicados e interesados en esta dinámica, y lo que empezó siendo
exclusivamente un uso complementario del autoconsumo rural, pueda
convertirse en una propuesta viable para la sostenibilidad de la energía
de consumo doméstico mediante la alta integración del fotovoltaico en
los sistemas pasivos del envoltorio de los edificios y urbanizaciones.
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