Un equipo de
especialistas de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) ha
desarrollado un proyecto que haría viable la recuperación y ocupación de
las 1.300 aldeas gallegas abandonadas, el 40 por ciento de las que
están en esta situación en España.
Los investigadores de la facultad de Físicas, dirigidos por
Ángeles López Agüera, han entrado ya en contacto con la federación
gallega de municipios y provincias (Fegamp) para plantear esta
alternativa al hacinamiento en las urbes, una situación en que se
encuentra nada menos que el 80 por ciento de la población mundial.
La
profesora compostelana señaló a Efe que los habitantes de cualquier
ciudad son "cien por cien dependientes de todo", comida, agua,
electricidad... mientras que en las aldeas recuperadas todas estas
necesidades son generadas "in situ", con recursos propios y, en una
década, "prácticamente gratis".
El proyecto se denomina 'De aldeas abandonadas a aldeas del siglo XXI'
y su objetivo no es sólo la rehabilitación de estos lugares, a los que
sólo en 2012 se sumaron 60 nuevas aldeas abandonadas en Galicia, sino
que la población se asiente en ellas de forma permanente y con una
"dependencia cero" del exterior.
Para la investigadora, es preciso
"invertir la tendencia del éxodo rural, con una solución de tipo
integral", que cubrirá desde las necesidades habitacionales a cualquier
otra demanda, como la energía, el tratamiento del agua, la propia
alimentación o la gestión de residuos y su aprovechamiento.
Antecedente en Colombia
El
proyecto tiene su antecedente en la trayectoria del equipo que coordina
la física de la USC en la cooperación internacional, un ámbito en el
que desarrolló iniciativas que han transformado comunidades marginadas
de los avances en este campo en "comunidades energéticamente
sostenibles", como el caso de la población colombiana de La Primavera,
en una "zona FARC".
En este caso, sus 1.200 habitantes y los 2.500
indígenas sikuanis de su entorno disponen de electricidad gratuita, un
centro de mayores y centro social, viviendas bioconfortables,
depuradora, taller de confección de prendas o climatización.
La
constatación científica en que se basan estos proyectos es que cualquier
lugar del planeta dispone de energía suficiente para las necesidades de
sus habitantes, sea cual sea el lugar y sus potencialidades
energéticas, que se canalizan mediante un "mixing" de energías
renovables.
En definitiva, pasar de la "producción centralizada" a la "producción distribuida".
Para
su aprovechamiento, el equipo compostelano ha diseñado "kits llave en
mano", que "se podrán comprar como un electrodoméstico" y con un
mantenimiento mínimo, de manera que una potabilizadora "ad hoc" para una
vivienda sería como una especie de arcón, como los congeladores
actuales.
Conjunto de energías renovables
En
la propuesta que los investigadores plantearán a los alcaldes gallegos
se establece un tiempo medio de retorno de entre 10 y 12 años para una
vivienda dotada de un "mixing" global (energético, híbrido y de gestión
de recursos), compuesto de un sistema eléctrico aislado
fotovoltaico-micro eólico, otro de climatización geotérmico, un tercero
de extracción y potabilización mixto y uno de gestión de residuos
modular.
A partir de ese momento, todos estos servicios por los
que en las ciudades se paga un porcentaje importante de los ingresos, no
tendrían prácticamente coste alguno.
Para López Agüera, el
"éxito" de la propuesta vendrá de la explotación de recursos propios,
reactivación de la actividad productiva y empresarial de la zona y la
"sostenibilidad y reproducibilidad del proyecto".
De los aspectos
negativos de la crisis, la investigadora señala como oportunidades que
los jóvenes que han abandonado las aldeas están muchos de ellos en paro y
un porcentaje regresaría si ello conllevase un puesto de trabajo en su
lugar de origen, y "no necesariamente en la agricultura" y, además, con
acceso a una vivienda "mucho más barata" que en cualquier otro lugar.
Puerta abierta a iniciativas medioambientales
El
proyecto abriría las puertas a iniciativas empresariales con una
inversión baja, en un contexto de mayor sensibilidad social por el
cuidado del medio ambiente y demanda de productos ecológicos.
En
su primera fase, se procedería a una evaluación de los recursos, para
después diseñar los modos óptimos de valorización y explotación y,
finalmente, proponer actividades sostenibles de creación de riqueza
económico-social.
Los especialistas consideran que, en una
situación de crisis, cobra especial importancia el concepto de
"resiliencia", la capacidad de resistir un impacto externo, que en estas
"aldeas del siglo XXI" sería muy alta, por su autosuficiencia y
sostenibilidad.
Un antecedente, aunque con características
distintas, es el barrio de Vauban, en Friburgo, con unos 6.000
habitantes, que ha alcanzado la autosuficiencia en condiciones menos
favorables de acceso a recursos fundamentales, como el propio agua, que
en Galicia es abundante y de calidad.
López Agüera destacó en su
conversación con Efe que estas iniciativas "conjugan lo tradicional, el
conocimiento que mantuvieron generaciones anteriores, en simbiosis con
la tecnología propia del momento", de manera que, en cierta medida, "la
tecnología nos podría permitir recuperar la tradición". EFEVERDE
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