Así, el
responsable del colegio profesional ha explicado, con motivo de la
celebración del Día Mundial de la Lucha contra la Desertificación, que
se celebra el 17 de junio
ECOticias
El 37 por ciento de la superficie de España ya está afectada
por la desertificación, un proceso que es "sinónimo de pobreza" ya que
supone un empobrecimiento de la naturaleza y de la economía, según el
decano del Colegio de Ingenieros de Montes, Carlos del Álamo.
Así, el responsable del colegio profesional ha explicado, con
motivo de la celebración del Día Mundial de la Lucha contra la
Desertificación, que se celebra el 17 de junio, que con la
desertificación se pierde vegetación, pero además, es sinónimo de
pobreza, ya que se produce un empobrecimiento de la naturaleza y se
produce un empobrecimiento económico de la región, como consecuencia de
la erosión, del deterioro de las propiedades físicas, químicas y
biológicas de los suelos y los ecosistemas y la pérdida de la vegetación
natural.
Además, considera que mil millones de seres humanos en riesgo es
"una cifra que llama la atención y también, una realidad", porque la
desertificación afecta ya a 250 millones de personas, según la FAO, que
advierte de que más de 100 países están en situación de riesgo.
"Hoy en día contamos con conocimientos y tecnología que nos
permiten llevar a cabo una gestión sostenible del monte", ha manifestado
Del Álamo que considera que se debe creer en la necesidad de recuperar
la cubierta vegetal y "no permitir el deterioro de la existente". "Esa
gestión es una herramienta clave para evitar la desertificación", ha
insistido.
En este contexto, el Colegio de Ingenieros de Montes recuerda que
la desertificación es un proceso de degradación del suelo, normalmente
en zonas áridas, consecuencia de la acción de factores naturales, pero
también con frecuencia de la acción humana. Se interpreta como una
disminución irreversible, al menos a escala temporal humana, de los
niveles de productividad de los ecosistemas terrestres, como resultado
de la sobreexplotación, uso y gestión inapropiados de los recursos en
medios afectados por la aridez y la sequía.
A nivel mundial, el fenómeno alcanza al 40 por ciento de la
superficie de los continentes, según datos del Programa de las Naciones
Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
RECETAS
De este modo, el decano asegura que los bosques "bien gestionados"
son una de las mejores herramientas del hombre para luchar contra la
desertificación, cuyo origen está en factores físicos, climáticos,
políticos, sociales, culturales y económicos. "ES una interacción de
circunstancias muy compleja, pero precisamente por ello podemos luchar
contra la desertificación desde ámbitos también muy diversos,
armonizando las actuaciones de los factores que intervienen en este
proceso", ha añadido.
A su juicio, el primer paso es divulgar el problema en la sociedad
y, después, lograr un aprovechamiento sostenible y rentable del suelo,
del agua y de los recursos naturales del territorio afectado es una
buena medida de recuperación de la cubierta vegetal.
Respecto a la zona española con clima mediterráneo, ha precisado
que el proceso se produce por las condiciones climáticas semiáridas que
afectan a grandes zonas, sequías estacionales, extrema variabilidad de
las lluvias y lluvias súbitas de gran intensidad. "Los suelos suelen
ser pobres con marcada tendencia a la erosión. Si se le añade un
relieve abrupto, con laderas escarpadas en ausencia de cubierta
forestal a causa de una agricultura marginal, incendios forestales,
sobrepastoreo y recogida histórica de matorral para leña, el resultado
es un proceso irreversible, al menos en un período de cientos de años,
de pérdida de suelo fértil", ha afirmado.
Al mismo tiempo, ha insistido en que la sobreexplotación de
acuíferos y el mal uso del agua disponible agravan el fenómeno y da
origen a los extensos territorios en los que se desarrolla la
desertificación en España.
Finalmente, el Colegio de Ingenieros de Montes insiste en que la
lucha contra la desertificación supone llevar a cabo actividades que
ayuden a frenar el proceso e incluso a recuperar las tierras mediante
la prevención o la reducción de su degradación, la rehabilitación de
tierras parcialmente degradadas, y la recuperación de tierras
desertificadas.
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