viernes, 14 de junio de 2013

Más revisiones y exigencias para controlar las nucleares de la UE

La Comisión Europea (CE) quiere endurecer el control sobre las centrales nucleares del continente y empujar a los países a que tomen medidas para garantizar su seguridad, con una propuesta que establece revisiones obligatorias cada seis años y nuevas exigencias.

El Ejecutivo europeo podrá imponer multas a los países en el caso de que se concluya que, de manera reiterada, incumplen las recomendaciones que los expertos europeos a cargo de las revisiones establezcan para sus centrales nucleares, según la propuesta a la que tuvo hoy acceso Efe.
Esto supone un salto cualitativo para Bruselas, que avisa de que éste es "paso amplio" que trata de "europeizar la seguridad" de los 132 reactores que actualmente operan en la Unión Europea (UE) y los que se construyan, en palabras del comisario europeo de Energía, Günter Oettinger.
Esto se materializa en medidas como revisiones obligatorias de las centrales cada seis años que serán llevadas a cabo por expertos de otros países europeos y se centrarán en una o varias cuestiones concretas que decidirán los Estados miembros o, si no logran un consenso, la propia CE.
En caso de que se detecten aspectos a reforzar, la misión elaborará unas recomendaciones, tras lo cual el país en cuestión tendrá que elaborar un plan para repararlos y aplicarlo, señalaron fuentes europeas.
Misión de Revisión
Sin embargo, si la Comisión Europea detecta que hay una "desviación o retraso significativo", podrá mandar una "misión de revisión" al país, ante la que éste podrá explicar por qué no ha puesto en práctica las recomendaciones y proponer alternativas.

Si la misión determina que no existe voluntad por parte del país, Bruselas podría abrir un procedimiento de infracción por incumplir "una legislación europea que es obligatoria, como las otras", que podría culminar en una multa.
El comisario europeo de Energía, Günther OettingerEn el caso de que haya un incidente "independientemente de su importancia, la CE tiene derecho de supervisión", de manera que en seis meses habrá que realizar un "control especial" de la central.
Además, los países tendrán que efectuar también ellos mismos revisiones cada diez años y actualizar los estándares de seguridad para adaptarlos a los últimos avances, así como llevar a cabo un control adicional en el caso de que deseen prorrogar la vida de una central, una decisión que deberá ser "consultada" con los ciudadanos afectados.
Estos también deberán ser consultados en el caso de la apertura de plantas nucleares, un proceso en el que también habrá de "involucrarse" la Comisión "para asegurar que se cumplen las normativas europeas".
Decisiones técnicas y no políticas
Otro de los puntos clave de la propuesta es reforzar la independencia de los reguladores nacionales, con el objetivo de que las decisiones que tomen "se basen en razones técnicas, no políticas o económicas", según el texto de la propuesta.
La CE también quiere que se establezca una serie de "directrices" de seguridad a nivel europeo y unos objetivos que deberán cumplir los países, que persiguen en última instancia que en caso de accidente no se libere radiactividad al medioambiente y, por tanto, que no afecte a los ciudadanos.
La propuesta ha recibido las críticas de algunas organizaciones ecologistas que la consideran insuficiente como Greenpeace, que considera que no evitaría que se produjera "un nuevo Fukushima", en referencia a la catástrofe nuclear sufrida por esa planta japonesa en 2011.
"La propuesta demuestra que la seguridad nuclear es una utopía", indicó.
El Foro Atómico Europeo (Foratom) considera, por el contrario, que la directiva es demasiado pormenorizada y que debería "fijar objetivos generales sin describir detalladamente su puesta en marcha".
Reacción de los Estados
Queda por ver la reacción de los Estados miembros, que tendrán que dar su visto bueno a la propuesta para su entrada en vigor, mientras que el Parlamento Europeo (PE) solo tendrá un rol consultivo en el proceso.
Fuentes europeas señalaron que, aunque el proceso de negociaciones que se inicia ahora con los veintisiete socios comunitarios está "completamente abierto" a cualquier resultado, para que se introduzcan cambios o se rechace es necesaria una decisión por unanimidad.
Esto "hace bastante difícil que los Estados miembros rechacen la propuesta", aunque sí podría crearse una minoría de países que bloqueen su aprobación.
Por su parte, Oettinger defendió que la propuesta presentada podía ir más allá, pero que ha optado por un texto "realista" para que sea aceptado por los Estados miembros, aunque advirtió de que considera que éste "no es el último paso a dar" en materia nuclear. EFEverde

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