Atilano, el último quebrantahuesos nacido en cautividad en Aragón, ha comenzado su "crianza campestre" en el Pirineo oscense, donde aprenderá de sus congéneres y formará su identidad antes de ser soltado en la parte asturiana de los Picos de Europa con la esperanza de recuperar esta especie extinguida allí hace medio siglo.
Sin dejar
de piar, aturdido por el largo e inusual viaje por carretera de casi
cuatro horas y el fuerte calor para un animal de alta montaña, el
polluelo fue depositado con suavidad por el director de Criah, el
naturalista Gerardo Báguena, en el interior de su nuevo nido artificial,
situado en una plataforma de "hacking", en un idílico y apartado paraje
del parque.
Este proceso se hizo en un sepulcral silencio porque
estos animales "no están acostumbrados a calibrar la voz humana y su
sonido les provoca estrés e hiperventilación", entre otros desórdenes,
explica a Efe Báguena.
El polluelo quedó "derrumbado" boca abajo
en su nido y en ese estado se esperaba que permaneciera unas siete horas
sin comer, tras lo cual sería alimentado con tejido blando con agua
para hidratarse hasta que cogiera las fuerzas suficientes para recibir
su primera ceiba.
"Por
imitación aprende un patrón de conducta", recalca Báguena, que es
también vicepresidente y director de la Fundación Española para la
Conservación del Quebrantahuesos, una ONG que gestiona el Criah.
Frente
a la vista panorámica de los Pirineos, el polluelo observará cómo los
de su especie y otras rapaces se aproximan hasta el comedero salvaje
frente a la caseta de dos pisos y unos veinte metros cuadrados por
planta que alberga el nido y el austero camastro de su ocasional
cuidador o cuidadora al que no verá.
Responsables del parque
depositan en el comedero, los martes y viernes, unos 200 kilogramos de
patas de ovinos y espinazo; los buitres devoran el espinazo y los
quebrantahuesos el resto. En ocasiones pueden verse hasta doscientas
rapaces comiendo.
Mientras tanto, los cuidadores de Atilano,
Báguena, la veterinaria Naiara Arantzamendi o el naturalista sevillano
Julio Roldán, en total aislamiento con el animal durante turnos
rotatorios de tres días, vigilarán y anotarán sus movimientos, y le
darán de comer con la ayuda de un señuelo, separados por cortinas y
espejos que los hacen invisibles al animal.
Todo este proceso de
adiestramiento y reencuentro con la naturaleza, conocido como "hacking",
se prolongará durante un mes y, posteriormente, cuando Atilano ya sepa
volar y pueda ser "competente en libertad", como explica Báguena, será
llevado en junio a los Picos de Europa para concluir con su formación y
soltarlo.
Por el parque asturiano ya revolotea "Deva", una hembra
de tres años introducida en el 2010, gracias a un protocolo de
colaboración de los gobiernos aragonés y asturiano, que se espera que se
convierta en la pareja de Atilano y en un plazo de entre seis a diez
años pasen a ser reproductores.
Todo este esfuerzo tiene dos
finalidades: preservar esta especie en grave peligro de extinción y
reintroducir en Asturias un bello y peculiar animal que se extinguió de
los Picos de Europa "por causas artificiales" hace unos 50 o 60 años.
"Fue
tiroteado, envenenado, los nidos fueron robados, los huevos, los
pollos, sin ninguna causa concreta. Era una especie que se la mataba por
su belleza, por su singularidad. Era una gran meta tener un
quebrantahuesos en el salón", dice Báguena.
Se espera que esto ya
no vuelva a ocurrir, entre otras cosas, porque matar a un animal en
peligro de extinción en España ya no es una simple falta administrativa,
sino un delito penado con hasta diez años cárcel y multa de 300.000
euros.
En España hay una colonia reproductora de quebrantahuesos
ubicada en la cordillera pirenaica que desde hace unos 25 años se viene
siguiendo "de manera constante", explica Báguena.
Este seguimiento
ha permitido identificar a parejas con problemas de reproducción y
salvar sus huevos o polluelos, donde son tratados en el Criah, mediante
incubación artificial.
"La meta del proyecto es que este animal
vuelva a la libertad que es de donde viene, regrese a su medio natural;
no son animales que van a zoológicos, ni a ningún punto de cautividad",
afirma.
Este proceso de aclimatación de crías de quebrantahuesos
se lleva realizando en el Parque Nacional de Ordesa desde mediados de
los años 90 y hasta la fecha se han liberado once pollos en su hábitat
natural.
Este programa es único en Europa y se diferencia de otros
como el cóndor de California, en EE.UU., o el cóndor andino en
Argentina en que la presencia humana es mínima. EFE
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