Un recorrido por la historia de la apicultura y la miel, desde las primeras técnicas para su extracción hace 10.000 años en colmenas silvestres suspendidas en paredes de roca hasta los actuales procesos, pretende ser un reclamo turístico que complemente la oferta de sol y playa en Málaga.
El
museo, gestionado por la Asociación Malagueña de Apicultores, muestra
reproducciones de pinturas rupestres con las primeras señales del manejo
de las abejas o de grabados pertenecientes al antiguo Egipto, junto a
explicaciones de cómo los tartessos o los íberos trabajaban la
apicultura en la península ibérica.
Sin embargo, pese al paso del
tiempo, esta actividad productiva ha tenido "una evolución mínima",
según ha explicado a Efe el director del museo, Fernando de Miguel.
"Lo
básico lo hacen las abejas y ellas son las mismas desde el principio de
los tiempos, siguen yendo a las flores, cogiendo néctar y metiéndolo en
los panales hexagonales de cera y lo que hemos cambiado un poco es el
manejo de esos panales, que ahora tienen depósitos de acero inoxidable
para almacenar la miel, que se extrae por centrifugación", ha indicado.
En las pinturas rupestres
En
algunas de las pinturas rupestres reproducidas, correspondientes a la
zona de Levante, puede verse la silueta de hombres que se descuelgan por
paredes de roca para sacar la miel de las colmenas, una técnica que en
determinadas partes de Asia se mantiene en la actualidad.
La parte
expositiva del museo incluye el maniquí de un "cazador de miel" nepalí,
acostumbrados a subir o descolgarse por escalas y acercarse a las
abejas casi sin protección, y representa lo que el director del museo
califica como "un paralelismo etnográfico entre lo que pasaba antes y la
actualidad".
"Lo que se hace en Asia ahora se hacía en España
hace 10.000 años, y lo que hemos cambiado es que la colmena ya no la
tenemos en una roca, de forma silvestre, sino que la hemos domesticado y
podemos hacer un trabajo más cómodo gracias al nuevo formato de
panales", ha precisado De Miguel.
Recreación de una colmena
Según De Miguel, hay mucho que saber sobre lo que pasa
dentro y fuera de la colmena y una comunidad como la de las abejas tiene
"un cierto gancho para los visitantes, que no dejan de preguntar
durante el recorrido".
Al público le llama mucho la atención que
una reina pueda poner en temporada entre 2.500 y 3.000 huevos al día,
que las abejas vivan en primavera y verano tres o cuatro semanas, y que
por tanto, cada una de ellas sólo sea capaz de producir la doceava parte
de una cucharada de miel a lo largo de su existencia, ha añadido.
El
paso por el museo puede completarse con el denominado "Sendero de la
Miel", una ruta en la que se conocen las principales floraciones de
interés apícola de la zona y se visita un colmenar exterior.
De
Miguel ha insistido en que este equipamiento también persigue la
divulgación y la promoción de las mieles y preparados apícolas
fabricados en Málaga, que en breve contarán con una marca de garantía
para sus ocho variedades de referencia. EFEverde
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