Dos especies del hongo Fusarium Solani, presentes en la capa de arena
(sustrato), penetran en el huevo de la tortuga a través de la cáscara
porosa colonizando el embrión y causando su muerte, ha explicado a
Efeverde la doctora en Biología del Consejo Superior de Investigaciones
Científicas (CSIC) Melissa Sarmiento.
La enfermedad causada por el hongo, al que se le sigue la pista desde
2005, es "muy compleja y variable" y esa variabilidad depende de dos
factores ambientales: las inundaciones puntuales de los nidos por las
mareas o el tipo de sustrato en el que la hembra desova.
En un escenario de cambio climático, las subidas y bajadas de las
aguas del mar revuelven la arena, lo que puede favorecer que se exprese
la enfermedad en zonas donde antes no se observaba, ha recalcado
Sarmiento, para quien el calentamiento global hace que la enfermedad se
manifieste con más frecuencia e intensidad.
Las tortugas hembras suelen anidar en playas abiertas o bahías con un
intervalo de entre uno o dos años y, salvo excepciones puntuales,
desova alrededor de 80/120 huevos que eclosionan a los sesenta días.
Si el nido, enterrado entre 30 y 70 centímetros de la superficie y
con un diámetro mayor de 22 a 30 centímetros, está afectado por el
hongo, la mortalidad alcanzaría el 80/90 % de los huevos, causando así
bajos éxitos de eclosión.
Asimismo, existe la hipótesis de que las tortugas regresan a anidar a
la misma playa donde nacieron lo que ayudaría a comprender la
permanencia de las colonias y, por tanto, la importancia de detectar las
zonas de alto riesgo por infección y trasladar los nidos a lugares más
seguros.
Para extinguir el hongo, la investigadora ha relatado que se lleva a
cabo el estudio de determinadas bacterias localizadas en el huevo y en
el sustrato durante su desarrollo, capaces de llegar a inhibir su
crecimiento.
"La estrategia sería desarrollar esas bacterias para que anularan el hongo".
Cuando la hembra realiza la puesta, la baba que envuelve a los huevos
tiene capacidades antifúngicas, pero ésta solo dura las primeras horas
de incubación, porque se seca y la bacterias se pierden.
"Sólo protegen al huevo las primeras horas y por eso es necesario
desarrollar bacterias que se mantengan activas a lo largo de la
incubación".
Sarmiento, quien acaba de presentar una tesis doctoral en el Real
Jardín Botánico de Madrid sobre este tema, ha admitido que en la
actualidad la comunidad científica no considera la presencia de este
hongo como una amenaza "relevante" para estos reptiles de gran
caparazón.
Por ello, uno de los principales objetivos de la tesis es llegar a la
comunidad científica para que se le preste la atención que realmente
requiere.
La supervivencia de las poblaciones de tortugas marinas viene
determinada también por otros problemas, como la pérdida de playas de
nidificación, la degradación del hábitat marino, la captura accidental
en la pesca con redes, la explotación de huevos destinada al consumo de
subsistencia y la utilización comercial.
La investigadora ha señalado que la enfermedad causada por el hongo
debería ser incluida y considerada como una de las principales amenazas
para la supervivencia de las poblaciones de tortugas marinas.
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