Cuando
un paciente tiene problemas para recomponer el hueso – bien sea por un
trauma, o por otros motivos como el cáncer de huesos – hay dos
soluciones. Una es utilizar tejido óseo del mismo paciente, pero de
otros huesos. En estos casos, el periodo de recuperación es largo y muy
doloroso. Otra solución que se emplea desde hace mucho años pasa por
utilizar corales para crear una matriz en torno a la que crece el hueso.
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La
composición química del coral es muy similar a la del hueso humano.
Suficientemente parecida como para no generar rechazo y permitir el
desarrollo de tejido en torno a la parte injertada, pero tan distinto
que no es biodegradable. Así que se queda en mitad del hueso, con las
complicaciones que eso puede tener.
Para solucionar esto, un
equipo de investigación ha desarrollado un método para cambiar la
composición química del coral, y hacerla igual que la del hueso. Con
este cambio el tejido ya es biodegradable. Sigue sirviendo como andamio
para construir hueso humano alrededor de él de manera natural. Y cuando
deja de ser necesario, el cuerpo lo descompone y lo sustituye por tejido
propio.
A nivel biomédico, el único pero que tiene esta práctica
es que no aporta células óseas. Es decir, que ofrece la estructura para
que se cree hueso, pero no las condiciones necesarias. En casos de
cáncer de huesos, en pacientes que estén tomando quimioterapia o pasando
por radioterapia no serviría.
La otra cara de la moneda, el punto
negativo, lo pone el componente ambiental. Los corales se encuentran
muy amenazados a nivel mundial. Y para desarrollar la técnica, los
científicos han extraído corales de su medio natural antes de cambiarles
la composición química.
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Si
este método se populariza, el impacto sobre los corales sería cada vez
mayor. Criar corales en laboratorio a la velocidad que haría falta para
proporcionar materiales con los que los científicos y los médicos
podrían trabajar resultaría imposible. Así que la única fuente estaría
en la ya muy dañada naturaleza.
Como suele ocurrir en estos casos,
se da un debate sobre qué es más importante: mejorar la vida de las
personas o conservar la naturaleza. Sólo que en este caso la situación
no es exactamente esa, ya que hay otras técnicas para ayudar a los
humanos enfermos, pero no muchas alternativas – por no decir ninguna –
al papel que cumplen los corales y sus arrecifes en la ecología marina.
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