En el paisaje
donde operan mineros artesanales de pequeña escala no hay impactos
negativos sobre el bosque porque la escala de operación es muy pequeña y
dispersa, y no se usan químicos perjudiciales para extraer los metales
preciosos.
ECOticias.
Los impactos perjudiciales de la extracción de oro y diamantes
en la selva tropical de la Cuenca del Congo se pueden minimizar
asegurando que las operaciones sean de pequeña escala, para que las
personas de la localidad empleadas por el sector, continúen siendo
motivadas a preservar los bosques donde viven y trabajan, advierte un
nuevo estudio de CIFOR.
En el paisaje donde operan mineros artesanales de pequeña escala no
hay impactos negativos sobre el bosque porque la escala de operación es
muy pequeña y dispersa, y no se usan químicos perjudiciales para extraer
los metales preciosos.
Los mineros artesanales usualmente se dedican también a la
agricultura, pesca y caza para su subsistencia, sin embargo, son el oro y
los diamantes los que proporcionan el dinero.
“Las personas de la localidad ven al bosque como abundante y con una
función de abastecimiento – para ellos es como un supermercado donde
encuentran alimentos, agua, carne, hierbas medicinales, buenos suelos y
espacios sagrados”, dijo Verina Ingram, científica de CIFOR en Camerún y
coautora de ¿El
dios de los diamantes está solo? El papel de las instituciones en la
minería artesanal en paisajes forestales, Cuenca del Congo (texto original en inglés).
“La mayoría de las personas cree que la presencia de la minería
automáticamente significa deforestación – pero nosotros no vimos eso en
áreas de minería artesanal o de pequeña escala, generalmente uno ve
solamente algunos árboles derribados y pequeños arroyos desviados. En
tanto que la minería aurífera de gran escala emplea tecnología y
químicos, y se ve el tipo de impactos que son evidentes en otras áreas
de África, donde domina la explotación.”
Más de 191 mil personas trabajan en operaciones de minería de pequeña
escala en la Reserva Trinacional de Sangha en la Cuenca del Congo,
aproximadamente cinco por ciento de la población local, quienes
encuentran pequeñas cantidades de oro y diamantes en los bosques.
Hay una gran demanda de minerales en este momento, y el auge de la
minería crecerá en la región en los próximos años, lo que augura serios
impactos en los bosques de África. En Perú, en noviembre pasado, por
ejemplo, se reveló que las tasas de deforestación eran seis veces más altas en las regiones a lo largo del Río Amazonas donde hay presencia de minería aurífera.
La deforestación es solamente uno de los impactos ambientales de la
minería de gran escala y de las operaciones de pequeña escala no
controladas alrededor del mundo – el uso de cianuro y mercurio para
extraer los metales preciosos del suelo puede llevar a una contaminación
ambiental extendida, y tiene impactos especialmente serios en la salud
de los mineros, sus familias y otras personas aguas abajo en las
regiones en desarrollo, donde no cuentan con infraestructura de agua
potable. También puede ocurrir la erosión de suelos, pérdida de la
biodiversidad y contaminación de los sistemas fluviales.
En su mayoría, la minería de pequeña escala en el Congo no está
regida por instituciones formales– los ingresos no están sujetos a
impuestos y los permisos no se usan mucho. Debido a ello, una estrategia
común para el desarrollo en la región es ampliar e industrializar las
operaciones mineras como un motor para el crecimiento económico – pero
esto podría traer graves consecuencias tanto para los bosques como para
los medios de subsistencia de las personas.
“La ampliación podría llevar a impactos ambientales mucho más grandes
y cualquier política de intervención tiene que ser cuidadosamente
pensada,” dijo Ingram.
Más aún, las autoridades pueden intentar elevar los niveles de vida a
través de una ampliación progresiva, pero esto puede tener impactos
negativos sobre la autonomía y la calidad de vida, dijo.
“Los mineros de pequeña escala cuentan con pocos derechos a su favor,
por lo que cuando las autoridades empiezan a intentar la
profesionalización del sector, son los mineros artesanales los que
pueden perder.”
Ingram señala que la Convención de la Organización Internacional del
Trabajo sobre Seguridad y Salud en las Minas, que garantiza un mínimo
nivel de protección para los mineros, no ha sido ratificada por ningún
país de África Central.
Actualmente, los mineros a lo largo de la Cuenca del Congo todavía
disfrutan de un alto grado de independencia y autonomía, en comparación
con mineros de otras partes del mundo – particularmente en las zonas
conocidas como “de conflicto de diamantes” de África Oriental y
Occidental , donde la explotación y el trabajo infantil son endémicos.
Por otro lado, la gran mayoría de los mineros en la Cuenca del Congo
trabajan por su cuenta – 70 por ciento en Camerún y 63 por ciento en la
República Centroafricana. El crecimiento podría llevar a que los mineros
se agrupen en sindicatos y aumenten su capacidad de organización, pero
podría suceder lo opuesto, y situaciones de explotación podrían
proliferar.
Más aún, cualquier medida política necesita ser adoptada a lo largo
de las naciones de la Cuenca del Congo – la frontera entre Camerún y la
República Centroafricana es porosa, y una falta de concordancia entre
los países puede aumentar el contrabando, el tráfico de sustancias
ilegales y otras actividades ilegales.
“Necesitamos recordar que estos son gobiernos frágiles tratando de
gestionar zonas remotas donde hay problemas transfronterizos,” dijo
Ingram.
Estos problemas, por supuesto, no son exclusivos de África Central. A
nivel mundial, más de 13 millones de personas son empleadas por la
minería de pequeña escala. Cuando se incluye a sus dependientes, más de 100 millones de personas alrededor del mundo dependen de la minería artesanal para su subsistencia. El potencial para el desarrollo económico es enorme.
“Mantener bajo el nivel de impactos ambientales es solamente posible
si tomamos en cuenta los tipos actuales de organización y sus
estructuras. Entonces, ¿cómo se puede permitir todavía a las personas
ganarse la vida pero de una manera sostenible y segura?” pregunta
Ingram.
Esta nueva publicación es parte del programa de investigación
de CIFOR sobre Bosques y Medios de Subsistencia y fue auspiciado por la
Oficina para África Central y Occidental de la Unión Internacional para
la Conservación de la Naturaleza (IUCN-PACO).
No hay comentarios:
Publicar un comentario