El
petróleo es un recurso de origen fósil y agotable que constituye la
principal fuente de energía primaria y de productos químicos a nivel
mundial.
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La sociedad actual tiene una fuerte dependencia de un recurso
que tarde o temprano se terminará agotando, el petróleo. En este
sentido, el biodiésel y el green diésel se postulan como posibles alternativas renovables para sustituir parcialmente al diésel convencional.
Autora: [Cristina Ochoa Hernández – Instituto IMDEA Energía]
El petróleo es un recurso de origen fósil y agotable que constituye
la principal fuente de energía primaria y de productos químicos a nivel
mundial. Actualmente, se requieren más de 80 millones de barriles
diarios de petróleo para satisfacer las necesidades globales de consumo,
previéndose alcanzar cotas superiores en los próximos años. La mayor
parte del crudo extraído (70-80%) está destinado a cubrir la elevada
demanda del sector del transporte, la cual constituye casi una tercera
parte de la energía total consumida en el mundo. Esta fuerte dependencia
energética y el aumento del parque automovilístico mundial es lo que
provoca la necesidad de fomentar el uso de combustibles alternativos.
En este sentido, el biodiésel es el segundo combustible líquido de
origen renovable usado más ampliamente con una producción anual de 1,6 ·
1010 L (2009). Las materias primas utilizadas, para su
producción de manera convencional, proceden de plantas oleaginosas (con
alto contenido en triglicéridos) que compiten con la alimentación humana
y/o contribuyen a la destrucción masiva de la selva, tales como la
canola y la soja en USA, la palma en Malasia y la colza en Europa. Para
evitar la situación comentada con anterioridad, se está intentando
buscar alternativas como el uso de aceites usados, el de jatropha y, más
recientemente, aquél que se extrae de las algas.
El proceso de producción del biodiésel consiste en hacer reaccionar
los triglicéridos (50-80 ºC) con un alcohol ligero (metanol o etanol) en
presencia de un catalizador básico para obtener una mezcla de ésteres
metílicos o etílicos (biodiésel) y, como subproducto, glicerina. El
biocombustible obtenido de esta manera presenta bajo contenido en
azufre, una viscosidad similar a la del diésel, no es ni inflamable ni
explosivo, es biodegradable y disminuye las emisiones de monóxido de
carbono, así como la presencia de hidrocarburos no quemados en los gases
de combustión y la emisión de partículas sólidas. Por otro lado,
aumenta las emisiones de NOx y es ligeramente corrosivo por
lo que puede dañar las gomas y otros componentes del motor de un
vehículo, si no está preparado para tal fin. Por este motivo, el
biodiésel suele comercializarse en forma de mezcla con el diésel. De
esta manera, un B20 tendrá un 20 % v/v de biodiésel y un 80 % v/v de
diésel. Actualmente, en Europa se pueden encontrar mezclas de hasta un
30 % v/v en biodiésel (B30) pero sólo hasta el 7 % v/v de biodiésel
puede ser añadido al diésel (B7) y ser usado en los motores
convencionales sin que se requiera modificación alguna en los mismos. De
hecho, el diésel convencional suele suministrarse mezclado con
biodiésel debido a que el porcentaje incorporado es inferior al 7 % v/v y
no supone ningún riesgo el uso del mismo. Otro factor a considerar es
que la densidad energética de un carburante disminuye con el aumento de
la presencia de oxígeno, por lo que el biodiésel (el cual presenta dos
átomos de oxígeno en su estructura) posee menos energía por unidad de
volumen que el diésel, como puede observarse en la Tabla 1.
Tabla 1. Comparación de propiedades entre el diésel, biodiésel y green diésel.
Otra manera de obtener un combustible de origen renovable con
características más similares al diésel, sería eliminando de los
triglicéridos aquello que le proporciona peores propiedades, es decir,
el oxígeno. De esta manera, si se hace reaccionar el aceite con
hidrógeno, el triglicérido es hidrogenado y fragmentado en varios
intermedios (monoglicéridos, diglicéridos y ácidos carboxílicos) los
cuales son convertidos posteriormente en parafinas e isoparafinas
mediante tres posibles procesos: decarboxilación, decarbonilación e
hidrodesoxigenación. Además, se producen como subproductos propano,
agua, monóxido de carbono y dióxido de carbono. Si la presión parcial de
hidrógeno es lo suficientemente elevada, el monóxido de carbono y el
dióxido de carbono pueden ser metanizados, obteniéndose metano como otro
subproducto de la reacción. Este proceso de hidrotratamiento implica
trabajar con elevadas presiones de hidrógeno (20-70 bar), temperatura de
reacción moderada (300 – 350 ºC) y la presencia de catalizadores
metálicos. De esta manera se obtiene como producto final un combustible
denominado, entre otras muchas formas, green diésel o HVO
el cual puede ser mezclado con el diésel sin mermar su poder
calorífico. Aunque las propiedades que presenta son muy semejantes a las
diésel, también posee ciertas limitaciones como una baja lubricidad o
malas propiedades en frío, que pueden ser solventadas incorporando
aditivos, o bien, mezclándolo con el derivado de petróleo.
Comparando los procesos mencionados con anterioridad, puede
observarse en la Figura 1 que ambos utilizan materias primas ricas en
triglicéridos (aceites vegetales) pero difieren en los reactivos
utilizados (metanol frente hidrógeno), los subproductos generados
(glicerina frente propano) y el producto final (ésteres metílicos frente
a parafinas e isoparafinas). Además, el proceso de obtención del
biodiésel requiere de unas condiciones menos severas de reacción y, por
tanto, de unos menores costes operacionales. Sin embargo, las
condiciones usadas en el proceso de hidrotratamiento son muy similares a
las que se usan en las unidades de hidrodesulfuración (HDS), lo que
facilita la posibilidad de alimentar una mezcla de triglicéridos y
fracciones del petróleo en las refinerías ya existentes. Este hecho
implica un menor coste de implantación y constituye una ventaja
importante sobre el proceso de fabricación del biodiésel.
Figura 1. Comparativa entre el proceso de obtención del biodiésel y del green diésel.
Aun así, habrá que esperar cierto tiempo para saber si finalmente
alguno de los procesos se impone por encima del otro o aparecen nuevas
tecnologías que permitan disminuir, a corto-medio plazo, la dependencia
existente del petróleo.
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