“La
prohibición del uso del fuego, que muchos gobiernos están implementando
con el fin de proteger el medio ambiente, puede reducir las opciones si
uno quiere mantener un recurso diverso
ECOticias.
La agricultura de tumba y quema practicada por pequeños
agricultores favorece una mejor regeneración de árboles tropicales
valorados por su madera, de acuerdo con una nueva investigación de
Bioversity International.
“La prohibición del uso del fuego, que muchos gobiernos están
implementando con el fin de proteger el medio ambiente, puede reducir
las opciones si uno quiere mantener un recurso diverso, valioso y sobre
todo sostenible para el uso de las personas”, dijo la Dra. Laura Snook,
gerente del programa de bosques de Bioversity.
Esta conclusión se basa en años de trabajo en el estado de Quintana
Roo en México, donde las comunidades locales gestionan el más grande
remanente de bosques tropicales en Mesoamérica para el aprovechamiento
de la madera.
“Esto agrega otra fascinante pieza a un conjunto de evidencias que
indican que gran parte de la agricultura de tumba y quema – al igual que
muchos otros sistemas desarrollados localmente para el uso de recursos –
ha sido incomprendida e injustamente condenada,” dijo Christine Padoch,
Directora del Programa de Medios de Vida de CIFOR.
La estrecha integración de la gestión forestal y de la agricultura en
Quintana Roo es una característica común de los sistemas de producción
de los pequeños agricultores en los trópicos húmedos, dijo Padoch “sin
embargo continúa siendo incomprendida e ‘invisible’ para muchos
científicos forestales y agrícolas.”
“Tales apreciaciones erróneas con frecuencia resultan en políticas
forestales y medidas de conservación inapropiadas, y los pequeños
forestales y agricultores que deberían beneficiarse con dichas
políticas, con frecuencia salen perdiendo.”
En 1996, Snook y sus colegas crearon 24 claros de media hectárea en
el bosque, usando tres métodos diferentes. Ocho fueron talados, todos
los árboles se cortaron y se dejaron en el lugar, y los tocones quedaron
en el suelo. Ocho fueron despejados con maquinaria, las excavadoras
pasaron sobre los árboles, incluyendo la mayoría de las raíces, y los
movieron al costado de la parcela. Y ocho fueron clareados por tumba y
quema, los árboles cayeron, se les dejó secar y luego se les quemó – el
método tradicional de preparación de la tierra para agricultura.
Los investigadores sembraron semillas y plántulas de caoba en las
parcelas, la especie de madera más valiosa, para ver su desarrollo.
“La tumba y quema fue mejor para la caoba” dijo Snook, “pero lo que
fue realmente interesante acerca de las parcelas cuando regresamos
después de más de una década, fue encontrar muchas otras especies
valiosas en el lugar.”
En las parcelas despejadas por tala, más de la mitad del área estaba
ocupada por especies sin valor maderable comercial y, adicionalmente,
una quinta parte presentaba especies de madera blanda de poco valor.
Menos del 30 por ciento eran especies valiosas.
Por el contrario, en las parcelas que habían sido despejadas con
maquinaria o tumba y quema, el 60 por ciento de las especies fueron de
valor comercial. Si bien no hubo diferencias generales en la composición
de los árboles en las parcelas despejadas con maquinaria y quema, el 10
por ciento de árboles eran significativamente más grandes en las
parcelas de tumba y quema.
Las diferencias no son difíciles de explicar. Los árboles en las
parcelas donde hubo corte brotan desde los troncos y raíces que quedaron
en el suelo, lo cual rápidamente crea una cubierta forestal que
favorece a las especies que pueden tolerar la sombra. Estas especies
tolerantes a la sombra típicamente dominan en bosques más antiguos. Los
árboles que nacen de dichos brotes con frecuencia tienen múltiples
tallos y una forma que no es buena para la madera, por lo que aún cuando
son especies maderables no son valiosas comercialmente.
“Muchos árboles maderables valiosos requieren de luz solar para
regenerarse – no sobreviven en los pequeños vacíos producidos por el
aprovechamiento de la madera o en las parcelas despejadas con corte,
porque rápidamente quedan bajo la sombra”, dijo Snook. “Lo que estamos
haciendo es imitar los efectos de los huracanes y de la caída de rayos
que quemaron grandes espacios mucho antes de que llegaran los humanos e
hicieran lo mismo. Una de las razones por la que estos bosques en
Quintana Roo son ricos en caoba es porque eran los antiguos campos de
los Mayas, abandonados hace mil años.”
Esto significa que los resultados de Quintana Roo tienen
probabilidades de ser ampliamente replicables. En cada tipo de bosque
existen especies longevas que no pueden crecer bajo la sombra y
necesitan espacios abiertos para regenerarse. En muchos casos, son
especies con valor comercial. El cedro rojo en los Estados Unidos y las
caobas africanas son otros ejemplos.
La tumba y quema es mejor que despejar con máquinas por dos razones
principales. Primero, la quema libera nutrientes que están disponibles
para las plántulas en crecimiento y contribuyen a un crecimiento más
rápido. En segundo lugar, y tal vez más importante, la quema es una
tecnología con la que las personas locales están familiarizadas y que
usan con facilidad. No requiere inversión de capital o combustible para
la maquinaria. La diversidad de bosques que se regeneran de forma
natural le permite a las personas adaptarse a diferentes mercados para
distintos tipos de madera.
Snook advierte que “estos resultados vienen de una única prueba
después de sólo 11 años. No sabemos si las diferencias persistirán,
aumentarán o disminuirán. No obstante, queda claro que la tumba y quema
son importantes para asegurar el aprovechamiento de maderas valiosas en
el futuro. Espero que los gobiernos tengan esto en cuenta a la hora de
desarrollar sus políticas para el medio ambiente, los bosques y la
agricultura.”
La investigación se presentó en la Conferencia Anual de la International Society of Tropical Foresters en
la Universidad de Yale, el 27 de enero de 2012 y será publicada en
breve. El trabajo forestal de Bioversity se lleva a cabo en gran medida a
través del Programa de Investigación del CGIAR sobre Bosques, árboles y agroforestería: Medios de subsistencia, paisajes y gobernanza.
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