El proyecto de Reintroducción del Águila Imperial Ibérica en
Andalucía de la Junta de Andalucía está obteniendo "un notable éxito,
comparable al de otros programas de reintroducción similares realizados
con grandes rapaces en Europa y Estados Unidos", según los resultados
científicos publicados recientemente en la revista del Science Citation
Index 'Ardeola' por expertos como Roberto Muriel, Eva Casado, Agustín
Madero, Cecilia P. Calabuig, y Miguel Ferrer, investigador de la
Estación Biológica de Doñana del Consejo Superior de Investigaciones
Científicas (CSIC) y presidente de la Fundación Migres.
Estos resultados son comparables, según señala, a los obtenidos en
otros proyectos de reintroducción con rapaces de gran tamaño
desarrollados en otras países, como el águila calva o pigargo americano
en Estados Unidos, el pigargo europeo en Escocia o el águila real en
Irlanda. En estos proyectos, los primeros eventos reproductores tuvieron
lugar entre seis y diez años después de su inicio, dependiendo de la
especie y el método de suelta, según informa la Fundación Migres en una
nota.
Además, resalta que el proyecto de reintroducción del águila
imperial ibérica en Andalucía constituye "un excelente" ejemplo de
gestión proactiva, que puede y debe integrarse junto con otras medidas
más tradicionales en los modernos programas de conservación. En
concreto, se ha comprobado que con una apropiada planificación,
ejecución y seguimiento posterior, los programas de reintroducción han
resultado ser "una herramienta adecuada" para la recuperación de
poblaciones amenazadas y contribuyen a incrementar el conocimiento sobre
las aplicaciones de estas técnicas de restauración, así como de la
propia biología de la especie.
En esta línea, la Fundación Migres se centra en el trabajo
realizado en la provincia de Cádiz, donde las aves reintroducidas ya han
formado parejas territoriales estables y han logrado criar con éxito
dos pollos, los primeros que nacían en Cádiz 54 años después de haberse
extinguido en esta provincia. Ambos indicadores, el establecimiento de
parejas territoriales y el nacimiento de pollos de parejas
reintroducidas, marcan el punto de inflexión para conseguir una futura
población reproductora y, en consecuencia, "un avance exitoso en
cualquier proyecto de reintroducción".
En 2002, la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía
puso en marcha, con la supervisión científica de Miguel Ferrer, el
programa de reintroducción del águila imperial ibérica en la provincia
gaditana con el fin alcanzar un triple objetivo de recuperar un antiguo
núcleo reproductor, favorecer la interconexión entre las subpoblaciones
existentes e incrementar la viabilidad global de la especie.
Del mismo modo, en 2005 la Consejería de Medio Ambiente y el CSIC
iniciaron un plan específico de conservación para la especie en el
amenazado núcleo de Doñana que, entre otras medidas, incluía el
reforzamiento poblacional con el fin de incrementar el número de parejas
reproductoras y revertir el sesgo sexual hacia machos que se había
producido durante la década precedente.
RIGOR CIENTÍFICO Y LOGROS
Ambos programas se basaron en estudios previos sobre genética,
disponibilidad de hábitat, dinámica y demografía de la especie, impacto
sobre las poblaciones donantes y análisis de viabilidad poblacional.
Como resultado, entre 2002 y 2010 se han liberado 58 jóvenes águilas
imperiales mediante técnicas de 'hacking' --crianza en semilibertad-- en
tres enclaves de la comarca de La Janda en la provincia de Cádiz y,
siguiendo el mismo procedimiento, se han soltado 15 individuos en la
subpoblación de Doñana.
Todos los ejemplares procedían de la subpoblación andaluza de
Sierra Morena y eran pollos con un elevado riesgo de muerte por
enfermedad, caída del nido, cainismo o abandono paterno, procedentes de
los rescates efectuados dentro del programa de Actuaciones para la
Conservación del Águila Imperial Ibérica llevado a cabo por la
Administración andaluza desde 2001.
A pesar de ser pollos procedentes de nidos problemáticos y
territorios de baja calidad, la supervivencia registrada hasta el primer
año de vida ha sido del 66,8 por ciento, una cifra muy similar a la
registrada para la especie en otros estudios previos y superior a la
estimada en la población de Doñana a finales de la década de los 80 del
pasado siglo.
A mediados de 2009 es cuando se localiza la primera pareja
territorial estable en la provincia de Cádiz, formada por un macho
reintroducido en 2007 en La Janda y una hembra de cuatro años no
reintroducida, que se asentaron en una zona muy próxima al enclave
habitual de suelta. Al siguiente año iniciaron la reproducción y
lograron criar con éxito dos pollos que se independizaron sin problemas.
Además, ese mismo año se estableció otra nueva pareja territorial,
también muy cerca de la zona de suelta, formada por un macho
reintroducido y una hembra no reintroducida procedente de Doñana.
RESULTADOS
El establecimiento de las primeras parejas territoriales y la
reproducción con éxito de las mismas constituye el punto de arranque de
una futura población reproductora. Estos procesos se producen con
lentitud por ser una especie con madurez sexual retardada y baja
fecundidad, a lo que se suma una tasa de suelta también baja, 6,4
ejemplares al año de media en Cádiz.
No obstante, la evolución observada hasta ahora concuerda con las
estimaciones realizadas a priori, según las cuales seria esperable la
formación de dos parejas en los diez primeros años del proyecto. Estos
resultados son comparables a los obtenidos en otros proyectos de
reintroducción con rapaces de gran tamaño desarrollados en otras países,
como el águila calva o pigargo americano en Estados Unidos, el pigargo
europeo en Escocia o el águila real en Irlanda.
Igualmente, los resultados han permitido igualmente constatar el
flujo efectivo de individuos entre las diferentes subpoblaciones
reproductoras, confirmándose tanto la emigración desde la zona de suelta
como la atracción de posibles reproductores de otros núcleos, así como
el "potencial" papel como interconector de un futuro núcleo en la
provincia de Cádiz.
Dado que el objetivo final de los programas de reintroducción es
conseguir una población que se sostenga por si sola a largo plazo, las
sueltas deberían continuar al menos hasta garantizar una productividad
natural de la incipiente población equivalente a la tasa anual de
liberación. Esto significa alcanzar un tamaño de población mínimo de
cuatro y cinco parejas.
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