Estos
científicos estuvieron estudiando desde hace más de diez años cómo los
insectos ingieren determinadas toxinas de las plantas y las almacenan en
sus propios cuerpos.
ECOticias.
Algunos insectos, como una variedad de langosta africana
(Zonocerus variegatus) o la polilla cinabrio (Tyria jacobaeae), nativa
de Europa y Asia, se alimentan de plantas tóxicas con el fin de
protegerse de los depredadores. Un grupo de trabajo con participacion
del Instituto Botánico de Kiel ha publicado las conclusiones sobre este
fenómeno.
Estos científicos estuvieron estudiando desde hace más de diez
años cómo los insectos ingieren determinadas toxinas de las plantas y
las almacenan en sus propios cuerpos. Estas toxinas, llamados alcaloides
de pirrolizidina llamados, se encuentran por ejemplo en la chilca
(Senecio jacobaea), una flor salvaje común en Eurasia.
Estas plantas han sido conocidas en los últimos años por aparecer
en cultivos de lechuga o como compuestos que causan la intoxicación del
ganado de pastoreo. Ahora, los científicos mostraron que la langosta
africana ha desarrollado una enzima específica que le permite almacenar
las toxinas de plantas para la autodefensa.
Una enzima prácticamente idéntica se encontró hace unos años en la
polilla cinabrio. "El aspecto más interesante de este hallazgo es que
la evolución ha desarrollado un mecanismo tan complejo dos veces en dos
especies muy diferentes", dice el profesor Dietrich Ober, director del
grupo de trabajo en Kiel.
Las plantas venenosas utilizan alcaloides como armas químicas para
protegerse de ser comidas. Cuando los animales consumen esas plantas,
ingieren los alcaloides, que inicialmente son inofensivos. En el sistema
digestivo, las sustancias se convierten en toxinas. La enzima
identificada ahora permite a los insectos como la polilla cinabrio o la
langosta africana volver a transformar los alcaloides en su estado no
tóxico para un almacenamiento seguro en sus cuerpos. Por lo general, los
insectos señalizan el hecho de que son venenosos por colores brillantes
y un sabor desagradable.
Debido a este mecanismo de autodefensa eficaz, los saltamontes
africanos no tiene muchos enemigos naturales. Por esta razón, las plagas
se producen con frecuencia, a menudo destruyendo cosechas enteras.
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