Los abetos artificiales no son sostenibles ni beneficiosos para el
medio ambiente, mientras que la mejor opción son los árboles cultivados
en viveros especiales. Así lo advierten los ecólogos rusos.
Estos días muchos rusos se preparan para la Nochevieja y adornan sus
casas con árboles navideños, que acompañarán la fiestas familiares, no
solo en el momento de dar la bienvenida al nuevo año, sino también
durante la Navidad ortodoxa, que se celebra el 6 de enero, y, según la
tradición, estarán en los hogares hasta el 19 de enero (día de la
Epifanía).
A la hora de elegir el “protagonista” de las fiestas invernales, los
ecólogos advierten que los árboles artificiales, aunque no aprueban la
tala de árboles naturales, son peores para el medioambiente. Según
explica el director del programa forestal de Greenpeace Rusia, Alexey
Yaroshenko, para la producción de abetos artificiales se utiliza
petróleo, se agregan compuestos químicos tóxicos, y estos árboles son
difícilmente reciclables.
Los especialistas llaman a utilizar los árboles naturales, cultivados
legalmente. Según los ecólogos, los abetos y pinos naturales no son
alérgenos, y, en cambio, llenan la casa no solo con el aroma de la
frescura del bosque, típico de las fiestas invernales, sino también con
fitocidas, compuestos químicos de las plantas que impiden el desarrollo
de microorganismos patógenos.
El 20 de diciembre en Moscú abrieron cerca de 300 mercados de árboles
navideños. Hasta el 31 de diciembre proveerán de un gran surtido de
pinos y abetos de almácigas rusas, canadienses y danesas. También se
puso en marcha la operación "El abeto", enfocada en la lucha contra la
tala ilegal de coníferas, en vísperas de las fiestas navideñas.
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