La actividad cerebral de las personas de más de 70 años puede ser tan
rápida y precisa como la de los jóvenes pese a su envejecimiento. Esa es
la conclusión de una investigación experimental de un grupo de
psicólogos de la Universidad Estatal de Ohio, EE. UU.
Corey White, Roger Ratcliff y Jeffrey Starns se opusieron al concepto
de la pérdida gradual de atención como rasgo imprescindible de la edad
avanzada. Se suele creer que a medida que las personas envejecen,
primero se pierde la velocidad de respuesta y luego la precisión, pero
ellos no están de acuerdo.
Los autores afirman que antes del suyo, los estudios solían medir por
separado el tiempo de reacción y la precisión a la hora de resolver
ejercicios rápidos. El equipo de Ohio acudió a un modelo combinado para
revisar ambas variables en grupos de niños preescolares, colegiales,
jóvenes de la edad de posgrado y ancianos de diferentes edades.
A esos colectivos les sometieron a dos ejercicios por ordenador. El
primero exigía detectar de manera más rápida posible el número de los
asteriscos dentro de un margen. Un número variable de ellos aparecía en
la pantalla, siendo el objetivo adivinar si los había entre 31 y 50 o
entre 51 y 70 y presionar una u otra tecla dependiendo de la respuesta
escogida.
En el segundo experimento se visualizaban, en una cadena interminable,
las líneas de unas supuestas cartas que consistían de palabras o de unos
símbolos ilegibles. Los ancianos, tanto como los niños, debían escoger
lo antes posible los textos en inglés.
Los resultados se mejoraban tanto en la precisión como en el tiempo
conforme iban aumentando las edades antes de llegar a la madurez. Dos
grupos de los ancianos —entre 60 y 74 y entre 75 y 90 años— reaccionaban
con menor rapidez que los universitarios, pero la precisión no sufría
cambios o incluso crecía.
Según dicen los autores del experimento, las personas de edad avanzada
no querían errar, lo que explica su lentitud en el cumplimiento de los
test. Les intentaron “salvar de este hábito” —de reflexionar más para
acertar la respuesta— y se reveló que unos continuos entrenamientos lo
permitían conseguir. Cuando los abuelos cogieron práctica en ambos
ejercicios, la diferencia de tiempos se redujo significativamente,
incluso en personas de 85 a 90 años.
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