A principios de este año la
cadena Discovery Channel estrenó el documental Batalla por la Amazonía.
Un polémico y completo informe sobre el cultivo de coca en el Amazonas,
especialmente en Perú, donde un importante número de agricultores
cosecha esta milenaria planta.
En el documental el periodista inglés Ross Kemp se insertó en la selva amazónica para denunciar la devastación que sufre el pulmón del planeta por culpa del narcotráfico.
El
registro denuncia que Perú ha perdido casi de 4 millones
de hectáreas de Amazonia producto de la deforestación, y que la
producción de coca costaría cerca de 400 hectáreas diarias de selva.
En
Perú los agricultores se defienden bajo el alero de que la coca no es
ocupada solo como materia prima para la droga blanca, lo que es
cierto, aunque en la realidad se estima que 99% de la 130 mil toneladas de coca van directamenete al mercado del narcotráfico.
El
impacto ambiental no es tan solo por la deforestación, los
laboratorios de cocaína entregan grandes toneladas de contaminantes a la
zona, así lo comprobó empíricamente el periodista Kemp “Se
estima que unos 15 millones de litros de fluidos tóxicos se vierten a
los ríos cada año como resultado directo de la producción de cocaína.
Esto se repite simultáneamente todos los días del año en todo el valle”,
afirmó con desdén la figura de Discovery.
La
hoja de coca se cultiva desde mucho antes que las civilizaciones del
norte descubrieran América. Es una planta aborigen con muchas
propiedades y usos beneficiosos que en Bolivia, por ejemplo, ya están
fomentando para desatanizar la planta. De hecho, el mismo presidente Evo Morales, con el fin de que se despenalize la planta, se
ha presentado ante la ONU masticando hoja de coca y argumentando
que ”Esto es una hoja de coca, no es cocaína. No es posible que esté en
la lista de estupefacientes de la ONU”.
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