Un grupo conservacionista ha iniciado la difícil tarea de contabilizar
los ejemplares que quedan en Nepal de "leopardo de las nieves", cuya
especie se encuentra en peligro de extinción y está considerado el más
esquivo de los grandes felinos.
En la última estimación, realizada por el Fondo Mundial para Naturaleza en cooperación con las autoridades nepalíes, en este país quedaban en 2008 unos 400 de los apenas cuatro mil 500 ejemplares que había en el planeta, y los expertos temen que el número haya menguado.
Según explicó a Efe el impulsor del proyecto, Som Ale, de la organización Conservación del Leopardo de las Nieves, el sistema de control se basa en la colocación de cámaras en un área de 60 kilómetros cuadrados, a una altitud superior a los tres mil metros.
La zona para el rastreo está en el distrito de Mustang, en el centro de Nepal, en la que nueve cámaras situadas estratégicamente grabarán de manera ininterrumpida durante dos meses para tratar de establecer el número de ejemplares que subsisten en el área.
Ale precisó que la dificultad no radica tanto en la identificación de cada animal como en lo escurridizo de la especie.
Cada leopardo se distingue por el tamaño de las manchas de su piel, en particular en la cara y la parte dorsal, que en palabras del conservacionista, "son diferentes en cada uno de ellos, igual que cada ser humano tiene distintas huellas dactilares".
"Pero se trata del más esquivo de los grandes gatos, y no es fácil de detectar ni por medios tecnológicos", advirtió Ale, que destacó que su organización ha instruido a un grupo de escolares para que se encarguen de descargar periódicamente las grabaciones.
Una vez se establezca, al menos de forma aproximada, el número de ejemplares en el área se extrapolará al resto del país, en el que hay otras diez regiones en las que habita el felino, cuya presencia se ha registrado en una docena de estados además de Nepal.
En todos los casos se trata de países de Asia Central o la cordillera del Himalaya, donde el temor a que el número de leopardos de las nieves se haya reducido se debe principalmente al incremento de la caza furtiva, por el alto precio de la piel del animal.
Más blanca y menos amarilla que en el resto de sus congéneres, la piel de un leopardo de las nieves alcanzaba hace ya una década los 35 mil dólares en el mercado negro, lo que según los especialistas supone la mayor amenaza para la subsistencia de la especie.
La iniciativa es la primera que se lleva a cabo para contabilizar leopardos de las nieves por medio de cámaras, una fórmula que se ha empleado con éxito en la región para detectar la presencia de tigres, otra especie autóctona y en peligro de extinción.
La nueva experiencia entraña, no obstante, mayor dificultad ya que, subrayó Ale, en contraste con el tigre, el leopardo de las nieves no tiene su habitat en áreas acotadas, como reservas ni parques naturales, sino en espacios abiertos y sin lindes precisos.
Para el conservacionista, esa circunstancia convierte en "poco menos que imposible" la realización de un censo exacto de un animal cuya existencia mayormente se ha conocido hasta ahora por su piel y sus heces, aparte de por las raras veces en que se ha dejado ver.
En la última estimación, realizada por el Fondo Mundial para Naturaleza en cooperación con las autoridades nepalíes, en este país quedaban en 2008 unos 400 de los apenas cuatro mil 500 ejemplares que había en el planeta, y los expertos temen que el número haya menguado.
Según explicó a Efe el impulsor del proyecto, Som Ale, de la organización Conservación del Leopardo de las Nieves, el sistema de control se basa en la colocación de cámaras en un área de 60 kilómetros cuadrados, a una altitud superior a los tres mil metros.
La zona para el rastreo está en el distrito de Mustang, en el centro de Nepal, en la que nueve cámaras situadas estratégicamente grabarán de manera ininterrumpida durante dos meses para tratar de establecer el número de ejemplares que subsisten en el área.
Ale precisó que la dificultad no radica tanto en la identificación de cada animal como en lo escurridizo de la especie.
Cada leopardo se distingue por el tamaño de las manchas de su piel, en particular en la cara y la parte dorsal, que en palabras del conservacionista, "son diferentes en cada uno de ellos, igual que cada ser humano tiene distintas huellas dactilares".
"Pero se trata del más esquivo de los grandes gatos, y no es fácil de detectar ni por medios tecnológicos", advirtió Ale, que destacó que su organización ha instruido a un grupo de escolares para que se encarguen de descargar periódicamente las grabaciones.
Una vez se establezca, al menos de forma aproximada, el número de ejemplares en el área se extrapolará al resto del país, en el que hay otras diez regiones en las que habita el felino, cuya presencia se ha registrado en una docena de estados además de Nepal.
En todos los casos se trata de países de Asia Central o la cordillera del Himalaya, donde el temor a que el número de leopardos de las nieves se haya reducido se debe principalmente al incremento de la caza furtiva, por el alto precio de la piel del animal.
Más blanca y menos amarilla que en el resto de sus congéneres, la piel de un leopardo de las nieves alcanzaba hace ya una década los 35 mil dólares en el mercado negro, lo que según los especialistas supone la mayor amenaza para la subsistencia de la especie.
La iniciativa es la primera que se lleva a cabo para contabilizar leopardos de las nieves por medio de cámaras, una fórmula que se ha empleado con éxito en la región para detectar la presencia de tigres, otra especie autóctona y en peligro de extinción.
La nueva experiencia entraña, no obstante, mayor dificultad ya que, subrayó Ale, en contraste con el tigre, el leopardo de las nieves no tiene su habitat en áreas acotadas, como reservas ni parques naturales, sino en espacios abiertos y sin lindes precisos.
Para el conservacionista, esa circunstancia convierte en "poco menos que imposible" la realización de un censo exacto de un animal cuya existencia mayormente se ha conocido hasta ahora por su piel y sus heces, aparte de por las raras veces en que se ha dejado ver.
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