Integrantes de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad
pidieron al Ejecutivo federal que emita un decreto que prohiba de manera
definitiva la siembra de maíces transgénicos en el país, para proteger
las variedades nativas de este grano mexicano.
En conferencia de prensa Elena Alvarez Buylla, del Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), refirió que la totalidad del territorio nacional debe ser decretada también como centro de origen y diversidad del maíz.
Mencionó que simulaciones por computadora de la contaminación de los organismos transgénicos demuestran que pueden afectar amplias zonas del territorio y a grandes distancias del sitio de la siembra de transgénicos.
Un ejemplo de lo anterior, explicó, es la capacidad de dispersión de transgenes en el caso del algodón, donde a 15 años de que fueron aprobadas las primeras siembras experimentales ahora se han encontrado transgenes en algodones silvestres en el sureste del país.
En este sentido, Antonio Turren, especialista del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales Agrícolas y Pecuarias, mencionó que las plagas que se atacan con los maíces transgénicos no bastarán en el caso de México por la diversidad que existe de ellas a lo largo y ancho del territorio nacional y que evolucionaron con las variedades nativas.
Al respecto, mencionó que una de las razones por las que se debe proteger a los maíces nativos y sus parientes silvestres es que contienen características genéticas que servirán para enfrentar los fenómenos del cambio climático.
Agregó que la única manera de evitar el riesgo de escape de organismos transgénicos y su consecuente acumulación de transgenes en maíces nativos es prohibir la liberación de estos granos genéticamente modificados en la totalidad del territorio.
En conferencia de prensa Elena Alvarez Buylla, del Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), refirió que la totalidad del territorio nacional debe ser decretada también como centro de origen y diversidad del maíz.
Mencionó que simulaciones por computadora de la contaminación de los organismos transgénicos demuestran que pueden afectar amplias zonas del territorio y a grandes distancias del sitio de la siembra de transgénicos.
Un ejemplo de lo anterior, explicó, es la capacidad de dispersión de transgenes en el caso del algodón, donde a 15 años de que fueron aprobadas las primeras siembras experimentales ahora se han encontrado transgenes en algodones silvestres en el sureste del país.
En este sentido, Antonio Turren, especialista del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales Agrícolas y Pecuarias, mencionó que las plagas que se atacan con los maíces transgénicos no bastarán en el caso de México por la diversidad que existe de ellas a lo largo y ancho del territorio nacional y que evolucionaron con las variedades nativas.
Al respecto, mencionó que una de las razones por las que se debe proteger a los maíces nativos y sus parientes silvestres es que contienen características genéticas que servirán para enfrentar los fenómenos del cambio climático.
Agregó que la única manera de evitar el riesgo de escape de organismos transgénicos y su consecuente acumulación de transgenes en maíces nativos es prohibir la liberación de estos granos genéticamente modificados en la totalidad del territorio.
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