jueves, 26 de enero de 2012

Las dos caras de la gran tormenta del siglo en Cataluña

En 2008 un violento temporal afectó a buena parte de las costas del norte de Cataluña, provocando grandes daños económicos y humanos. Un artículo de la Universidad de Barcelona afirma que el fenómeno tuvo al mismo tiempo un efecto beneficioso a grandes profundidades, ya que provocó una inyección masiva de carbono orgánico de origen marino a través de los cañones submarinos.
 ECOticias
El 26 de diciembre de 2008 se registró el fenómeno meteorológico más extremo de los últimos 25 años en el Mediterráneo noroccidental, con vientos de fuerza inusual, desde el golfo de Génova hasta el litoral catalán, y olas de hasta 14 metros. El fuerte temporal causó pérdidas humanas y económicas en el litoral catalán.
Este episodio, de carácter excepcional —se calcula que se produce uno cada 125 años—, también dejó su huella en los ecosistemas marinos, afectando a las comunidades biológicas costeras y alterando los ciclos de transferencia de materia y energía hacia los grandes fondos marinos. Estas son algunos de los datos obtenidos por un grupo de investigadores de la Universidad de Barcelona (UB) que ha estudiado el caso del temporal en Cataluña.
Todavía no se sabe bien cuál es el impacto de fenómenos naturales extremos como las grandes tormentas sobre los fondos marinos, que albergan el conjunto de ecosistemas más amplio y desconocido del planeta.
“La idea de que los grandes fondos marinos son regiones permanentemente en calma es falsa. Hay una potente conexión entre los fenómenos atmosféricos y la transferencia de materia y energía hacia los grandes fondos marinos, con unos impactos más fuertes de lo que se había creído hasta ahora”, explica Miquel Canals, autor de la investigación publicada en PLoS ONE e investigador de la UB.
El efecto Robin Hood del temporal en el ecosistema marino  
El nuevo trabajo describe cómo la tormenta de 2008 aceleró todos los procesos de erosión y transporte de sedimentos desde la costa hasta los grandes fondos marinos, facilitando el transporte de grandes cantidades de carbono orgánico a los ecosistemas profundos.
Por otra parte, los efectos del temporal sobre algunas comunidades biológicas costeras, enterradas por grandes volúmenes de sedimentos, fueron catastróficos. “Grandes volúmenes de sedimentos fueron erosionados de las zonas menos profundas, afectando de manera muy negativa a las comunidades bentónicas marinas, como por ejemplo, las praderas de posidonia”, afirma Anna Sánchez-Vidal, primera autora del artículo y miembro de la UB
“Ahora bien, lo que hemos visto es que un impacto negativo en el ecosistema costero puede tener, al mismo tiempo, un efecto beneficioso a grandes profundidades, ya que provoca una inyección masiva de carbono orgánico de origen marino a través de los cañones submarinos".
"Podríamos hablar de un efecto Robin Hood, es decir, que un fenómeno natural como el temporal mencionado perjudica a los ecosistemas costeros, más ricos, pero beneficia a los más pobres, que son los ecosistemas que hay a miles de metros de profundidad”, asegura Canals.
Hasta 1.500 metros de profundidad  
En el estudio, los expertos comparan varios indicadores geoquímicos y sedimentológicos antes, durante y después del temporal, en muestras obtenidas mediante líneas instrumentadas con correntímetros y trampas de partículas instaladas por la UB en la zona del cañón submarino de Blanes.
"Estos instrumentos –comenta Antoni Calafat, de la UB– nos han aportado datos de las variables oceanográficas para conocer las propiedades de las masas de agua y las características de las partículas que sedimentan hasta en profundidades de 1.500 metros".
"Era previsible que la tormenta tuviera un impacto directo sobre los fondos marinos", apunta Anna Sánchez-Vidal. "Lo que nos ha sorprendido es encontrar la mayor cantidad de carbono orgánico asociado a los sedimentos de grano más fino, que es la fracción sedimentaria que se transporta a más distancia y la de mayor volumen y tiempo de residencia en suspensión más largo en las aguas de la cuenca marina más profunda". 
El Mediterráneo: un escenario de extraordinario interés científico  
El Mediterráneo es una de las regiones más ciclogénicas del hemisferio norte durante el invierno. Para los científicos, un temporal extremo como el de 2008 ofrece una oportunidad única para conocer cómo responden los sistemas naturales bajo condiciones límite.
Según los autores, todavía hay que profundizar mucho más para conocer cuál es el impacto global sobre los ecosistemas marinos profundos de los procesos oceanográficos de alto nivel energético gobernados por las condiciones atmosféricas y sensibles al cambio climático global, como las tormentas y las cascadas submarinas. 
Las cascadas submarinas, formadas por el enfriamiento de aguas superficiales, son fenómenos estacionales que, de manera periódica, suponen la inyección masiva y rápida de materia y energía en el océano profundo.
El GIC de Geociencias Marinas despliega una actividad de vanguardia científica en el estudio del Mediterráneo como área de referencia mundial en estudios oceanográficos y de los ecosistemas marinos.

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