Existen dos dificultades fundamentales que nos impiden desde el punto de vista técnico utilizar algunas de las energías renovables no convencionales como el sustituto perfecto para la generación tradicional a partir de fuentes fósiles o nucleares.
ECOticias.
La primera dificultad radica en que algunas fuentes
renovables como el sol o el viento son variables y la electricidad
generada a partir de ellas tiene que ser consumida de inmediato,
pero desafortunadamente esto no siempre sucede ya que los patrones de
consumo de electricidad no pueden tener en cuenta si el sol brilla o el
viento sopla. En términos técnicos, se podría decir que la curva de la
demanda es poco gestionable. Sin embargo, este aspecto es corregible y
es uno de los objetivos de lo que se conoce como redes inteligentes o smart grids, por su nombre en inglés. Pero este será el tema de una futura entrega de nuestro blog.
Todo cambiaría si pudiéramos almacenar de alguna forma la
electricidad sobrante que no fuera consumida en el mismo momento que
fuera producida. Este aspecto constituye la segunda dificultad
ya que no existen hoy en día medios 100% eficientes y efectivos para
almacenar energía y además que sean rentables. Existen baterías que
pueden almacenar energía en forma química, represas de agua que la
almacenan en forma de energía potencial y volantes que la almacenan en
forma de energía cinética. También existe por supuesto la posibilidad de
producir un combustible como el hidrógeno y luego a través de las
llamadas celdas de combustible obtener electricidad para consumir cuando
nosotros queramos.
Los críticos de las renovables se basan en estas dos dificultades
para desprestigiarlas y muchas veces para subestimar su potencial como
una fuente viable y confiable de suministro energético en el futuro. Por
otro lado, los científicos e ingenieros no se quedan quietos y ven
estas dificultades más como un reto tecnológico que como una barrera
insalvable.
Irónicamente, en la búsqueda por un combustible solar ideal es
probable que seamos testigos de una alianza que nos brinde la clave para
solucionar las dos dificultades de las que hemos hablado, de manera
eficiente y sostenible. Se trata de la alianza entre la energía eólica y el gas natural, el combustible fósil más limpio.
La revolución que estábamos esperando puede estar sucediendo en el Centro de Investigación en Hidrógeno y Energía Solar (ZSW)
en la ciudad de Stuttgart en Alemania donde científicos han
desarrollado un proceso en el cual se intenta imitar el proceso de la
fotosíntesis, obteniendo al final del mismo un combustible cuyo balance
neto de emisiones de dióxido de carbono es cero!
Nos lo podemos imaginar de la siguiente manera: A medida que la
participación de la energía eólica o solar aumente dentro del sistema de
generación eléctrica de un país, se puede presentar la situación que
en un momento de muy alta producción por demasiado viento (o demasiado
sol) y poco consumo, se tengan que desconectar o reducir la capacidad
de generación de los parques eólicos. Simplemente sobraría demasiada
energía que no se podría almacenar de manera efectiva. En este nuevo
proceso, esa energía se utiliza en un primer paso para producir
hidrógeno a partir de agua. A continuación el hidrógeno y dióxido de
carbono se “mezclan” para obtener metano que es básicamente gas natural.
Es aquí donde se trata de imitar a la fotosíntesis ya que estamos
extrayendo el dióxido de carbono de la atmósfera o de algún proceso
industrial y convirtiéndolo en un combustible químico como el gas
natural que puede ser almacenado fácilmente para ser usado cuando se
requiera, bien sea para producir electricidad nuevamente o en
transporte.
Si nos damos cuenta la clave del proceso está en que toda la energía
necesaria para el proceso es limpia, y el carbono producido en la
combustión del gas natural cuando lo usemos es el mismo que ha sido
extraído de la atmósfera, por lo tanto el balance neto es neutral. Se
soluciona al mismo tiempo la dificultad de la variabilidad de las
energías renovables por un lado y por el otro el de almacenamiento de
energía, ya que según los cálculos de los investigadores la red
existente de gas natural en muchos países nos brinda el mayor
potencial de almacenamiento posible de una manera costo efectiva.
El primer piloto ha sido muy exitoso y se está pensando en construir
en el próximo año una planta en el rango de megavatios. Uno de los
fabricantes de automóviles más grandes del mundo ya se vinculó a este
proyecto en el cual sus autos serían neutrales en carbono, a pesar de
funcionar con gas natural. Pero no sería un gas natural extraído de las entrañas de la tierra, sería un gas natural producido con el viento y con el sol.
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