Los representantes de 65 países reunidos en Filipinas ratificaron la
Declaración de Manila que tiene como objetivo la protección del medio
marino de las actividades humanas realizadas en tierra. El acuerdo se
refrendó en el marco de la III Reunión Intergubernamental de Examen de
la Aplicación del Programa de Acción Mundial para la Protección del
Medio Marino organizada por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) a finales de enero.
Ahí, los asistentes acordaron intensificar los esfuerzos para proteger
los océanos de las actividades en tierra, subrayando el papel central
del medio marino en la transición hacia una economía 'verde', orientada
al uso eficaz de los recursos naturales.
La conferencia duró cuatro días y reunió a oceanólogos, ministros del
Medio Ambiente, así como a representantes de organizaciones no
gubernamentales, instituciones financieras y otras entidades interesadas
en el desarrollo de nuevas políticas y medidas para mejorar el control
eficaz de los océanos y las zonas costeras.
El resultado de la reunión fue la Declaración de Manila: un compromiso
con el desarrollo de estrategias para la reducción y control de las
aguas residuales, los desechos marinos y la contaminación causada por los fertilizantes.
El documento insta a los países a elaborar mecanismos y políticas
adecuadas para el uso sostenible de los nutrientes con el fin de mejorar
la eficiencia de los fertilizantes como el nitrógeno y el fósforo.
Según los expertos, esto no solo traerá beneficios económicos a los
agricultores, sino también aliviará los impactos ambientales negativos
de la proliferación de algas causada por la escorrentía agrícola.
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