
Cada año, durante la primavera, los cazadores canadienses de la costa
atlántica matan alrededor de 300.000 focas, en su mayoría nacidas pocas
semanas antes, en una práctica iniciada hace siglos, cuando los
primeros europeos llegaron a las tierras norteamericanas.
El Gobierno canadiense considera que la cacería de focas para vender
sus pieles es fundamental para la subsistencia de las comunidades
pesqueras del Atlántico, especialmente desde el colapso de los bancos de
bacalao en las últimas décadas del siglo XX.
Pero para organizaciones de defensa de los derechos animales como el
International Fund for Animal Welfare (IFAW), la caza en unos pocos días
de centenares de miles de focas es "inhumana", por lo que desde la
década de los años sesenta mantienen una campaña para acabar con esa
práctica y el comercio de pieles de esos mamíferos.
Esta semana IFAW reveló que Rusia, junto con Kazajastán y Bielorusia,
han indicado a la Organización Mundial del Comercio (OMC) que planea
restringir el comercio de pieles de foca canadienses, lo que la
organización de defensa de los derechos animales considera un gran
triunfo.
La medida de Rusia se une a la adoptada el año pasado por la Unión
Europea (UE), cuando prohibió la importación de productos derivados de
la caza de focas canadienses.
La directora del Programa de Focas de IFAW, la canadiense Sheryl
Fink, dijo que con la prohibición europea en marcha desde hace un año,
la restricción rusa al comercio de pieles de foca supondrá el final de
la cacería por razones comerciales.
"Es inevitable. El Gobierno canadiense sabe que nadie quiere los
productos de foca y ha tenido tiempo de sobra para compensar a los
cazadores de foca para que dejen este sector. Pero no han hecho nada
excepto disputar los riesgos de otras naciones al protestar la
prohibición en la OMC", dijo Fink.
Fink se refería a la decisión de Ottawa de acudir en el año 2010 a la
OMC para intentar declarar ilegal la prohibición europea contra el
comercio de pieles.
"Ahora que Rusia sigue el camino de la UE y cierra sus puertas a los
productos de focas, es el momento de decir que ya basta y detener la
matanza de una vez por todas", añadió Fink.
Según IFAW, desde que la UE empezó a aplicar la prohibición de
importar, Rusia adquiría el 90% de las pieles de foca cazadas en Canadá,
por lo que la desaparición de este mercado puede suponer la puntilla
final a la cacería.
El Gobierno de la provincia de Terranova y Labrador, de donde
proceden la mayoría de los cazadores, coincide con el análisis de IFAW y
solicitó hoy a Ottawa que haga lo posible para impedir la prohibición
rusa.
El gobierno provincial reconoció que la medida tendrá "implicaciones enormes para el sector".
La decisión de Rusia ha dejado a Ottawa y a los cazadores "perplejos".
Ottawa dijo en un primer momento que no tenía información sobre la decisión de Moscú.
Finalmente el ministro de Comercio Internacional de Canadá, Ed Fast,
reconoció que Rusia, Kazajastán y Bielorrusia han propuesto las
restricciones pero afirmó que Ottawa "sigue comprometida a defender el
sector de la caza de focas de Canadá".
"La caza de focas del Atlántico y del norte canadiense son
actividades humanas, sostenibles y bien reguladas que proporcionan una
importante fuente de alimentos e ingresos a miles de cazadores y sus
familias" añadió Fast.
Por su parte, el Instituto de la Piel de Canadá, que agrupa a los
cazadores de focas del país, dijo que "es frustrante oír sobre una
propuesta para restringir el comercio, especialmente considerando la
estrecha relación entre Canadá y Rusia".
Pero para Fink e IFAW (que precisamente fue fundada hace más de 50
años para luchar contra la caza comercial de focas en Canadá), Ottawa
"seguirá siendo relegada por la comunidad internacional mientras
persista con la trasnochada, inhumana e innecesaria matanza de cachorros
de foca".
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