Estudios de
caso de Brasil, México y Bolivia sugieren que las iniciativas de manejo
comunitario de bosques (CFM por sus siglas en inglés) podrían integrarse
en los mecanismos REDD+ para asegurar modelos de gobernanza justos y
eficientes y una distribución de los beneficios que logre objetivos de
desarrollo y conservación a un bajo costo.
ECOticias.

“Los bosques gestionados por comunidades en América Latina
pueden ofrecer algunas lecciones valiosas para la implementación de
REDD+, ya que algunas comunidades han logrado un ‘escenario post-REDD+’,
es decir, manejo comunitario de la propiedad comunal que ha resultado
en una cubierta forestal estable o en expansión, y medios de vida
sostenibles basados en los bosques”, dijo David Bray, Profesor de Earth
& Environment de la Universidad Internacional de Florida (USA) y
coautor de “Manejo
Comunitario de Bosques y el Surgimiento de Instituciones de Gobernanza
en Múltiples Niveles: Lecciones de México, Brasil y Bolivia para el
Desarrollo de REDD+” (documento original en inglés).
“CFM es una estrategia comprobada en la que la acción colectiva de
las personas del lugar puede ir más allá de la deforestación o
degradación y lograr un manejo sostenible del bosque”.
A lo largo de América Latina, áreas extensas de bosques han estado
por mucho tiempo bajo el control de las comunidades rurales. Las
reformas agrarias en México durante el siglo XX permitieron que las
comunidades adquieran derechos de gestión del bosque y que desarrollaran
empresas forestales comunales durante varias décadas, en tanto que en
Brasil y Bolivia los derechos de gestión local del bosque fueron
reconocidos recientemente. A pesar de los desafíos para adaptarse a
nuevas reformas, las comunidades en estos países están desarrollando
modelos de gobernanza sólidos que son capaces de apoyar a sus grandes
poblaciones y su diversidad étnica.
Existe mayor evidencia de que algunos tipos de gestión local del
bosque han frenado la deforestación y han logrado resultados más
equitativos en la distribución de los ingresos del bosque, dijo Bray.
“En el estado mexicano de Oaxaca, por ejemplo, las comunidades
trabajan en la producción comercial de madera al tiempo que conservan
sus bosques y obtienen beneficios económicos del ecoturismo, embotellado
de agua y, más recientemente, de servicios hidrológicos”.
Según el estudio, estos modelos de gobernanza deberían servir como un
ejemplo para los programas REDD+ que enfrentan una serie de retos
críticos de gobernanza. En particular, REDD+ debe aprender a integrar
las instituciones de gobernanza de los diferentes niveles, tales como
las autoridades de gobierno, regímenes de gobernanza comunitarios
-derechos consuetudinarios sobre el uso de la tierra- y la sociedad
civil, para representar los intereses y necesidades de las personas a
nivel local.
La distribución equitativa de los beneficios económicos generados por
los programas REDD+ dependerá en gran medida de una gobernanza sólida.
Dado que una creciente porción de las tierras forestales en México,
Brasil y Bolivia pertenece y es ocupada o empleada por personas que
viven en el campo, las comunidades que dependen del bosque deberían ser
las principales beneficiarias. Los esfuerzos para apoyar y ampliar CFM
como un mecanismo REDD+ podrían fortalecer los derechos de los actores
de las comunidades locales y ayudarían a garantizar que los beneficios
sean distribuidos entre las personas marginadas en las fronteras
rurales.
“Quienes diseñan REDD+ pueden sentirse tentados a desarrollar
programas que cubran grandes áreas, lo cual podría parecer más práctico.
Sin embargo, también deberían estar atentos a la necesidad de construir
de abajo hacia arriba, de ser posible usando patrones tradicionales de
organización”, explicó Peter Cronkleton, científico de CIFOR y coautor
del estudio. “Las instituciones CFM establecidas podrían ofrecer los
mecanismos clave de gobernanza local que serán cruciales si REDD+
funciona en el campo.”
Si bien todavía no es claro si el manejo comunitario de bosques será
incorporado como un componente de programa bajo REDD+, el estudio
ilustra cómo los actores de comunidades locales están desempeñando roles
activos en la defensa de sus medios de vida y en asegurar que los
bosques sean manejados por la comunidad.
“Las propuestas de REDD+ prometen crear incentivos para detener la
deforestación y la degradación, y para mantener y ampliar las reservas
de carbono en los bosques. El manejo comunitario podría potencialmente
ser adoptado como un componente de programa bajo las iniciativas REDD+,”
concluye el estudio.
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