A pesar del recrudecimiento de la crisis económica en EE. UU., que recientemente ha hecho caer las bolsas por el gran porcentaje de desempleo,  y de que el reloj corre en su contra de cara a las próximas elecciones  presidenciales, la Administración de Obama trata desesperadamente de  salvar la economía del país con recortes de todo tipo. Ahora le ha  tocado el turno al medio ambiente.  Barack Obama, cuya popularidad entre los ciudadanos sigue cayendo  mientras suben las tasas de desempleo, pidió a la Agencia de Protección  Ambiental (EPA) que detenga un controvertido proyecto para reducir la  contaminación del aire. El mandatario estadounidense justificó su  decisión por la importancia de "reducir las cargas" burocráticas y la  "incertidumbre" para las empresas, en momentos en que la economía  estadounidense "continúa recuperándose". Asimismo, indicó que "después  de una cuidadosa reflexión", le ha pedido a la administradora de la EPA,  Lisa Jackson, que retire el borrador sobre los estándares de calidad  del aire del proyecto nacional sobre el ozono.
  Cabe señalar que la reciente decisión de Obama de posponer la puesta en  marcha de nuevas restricciones a la emisión de gases contaminantes  supone una victoria para las empresas que, apoyadas por los  republicanos, pedían precisamente aplazar ese proyecto hasta 2013 en  vistas de la debilidad de la economía estadounidense.
  Según los expertos, la retirada del proyecto sobre el ozono ahorrará  hasta 90 millones de dólares anuales. Al mismo tiempo, de acuerdo a  estimaciones de los analistas de la Agencia de Protección Ambiental, eso  costaría la vida de unas 12.000 personas que mueren anualmente en Estados Unidos por problemas cardiovasculares y respiratorios causados por la contaminación del aire.
  Así, tras conocer la decisión de Obama las organizaciones  ambientalistas inmediatamente salieron a rechazarla. Entre ellos, la  Liga de Votantes en favor de la Conservación del Medio Ambiente (LCV,  por sus siglas en inglés), cuyo presidente, Gene Karpinski, dijo a los  medios que es "una gran victoria para las corporaciones que contaminan y  una gran pérdida para la salud pública".
  Paradójicamente, tan solo hace unos meses EE. UU. firmó, junto con  Canadá y México, un acuerdo que supone la disminución del uso de  hidrofluorocarbonos (HFC) en virtud del Protocolo de Montreal  relativo a las sustancias que agotan el ozono. Este esfuerzo conjunto  representa un gran paso hacia la solución de la creciente amenaza del  cambio climático global y al mismo tiempo preservando los beneficios del  tratado internacional.
  ¿Está justificado el rechazo de los proyectos ambientales para  recuperar la economía del país? ¿Qué otras opciones tiene EE. UU. para  salir de la crisis económica? Si tiene algún comentario sobre esta  cuestión, RT le ofrece su espacio para ello.

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