Una cantidad creciente de investigaciones muestra que las aves y otros
animales alteran su conducta en respuesta al ruido generado por el
Hombre, como por ejemplo el estruendo de un tráfico denso de vehículos, o
el de la maquinaria industrial.
Pero el ruido de la civilización humana no sólo afecta a los animales. Como bastantes animales también son polinizadores, o comen o dispersan semillas, el ruido humano puede tener efectos indirectos sobre los vegetales, y en un nuevo estudio se ha comprobado este fenómeno.
En casos en que el ruido tiene efectos indirectos sobre vegetales de vida larga como los árboles, las consecuencias podrían durar décadas, incluso después de haber desaparecido la fuente de ruido.
En estudios anteriores, Clinton Francis del Centro Nacional de Síntesis Evolutiva en Carolina del Norte, Estados Unidos, y sus colegas, descubrieron que algunos animales aumentan su presencia cerca de sitios ruidosos, mientras que otros la disminuyen. Pero, ¿las diferentes respuestas de los animales al ruido generado por el Hombre podrían tener efectos indirectos sobre los vegetales?
Como no se pueden desplazar, muchos vegetales dependen de aves y otros animales para que el polen pase de una flor a otra, o para la dispersión de sus semillas.
Al comparar, en el nuevo estudio llevado a cabo por el equipo de Francis, la cantidad de visitas de polinizadores a sitios ruidosos y a sitios tranquilos, los investigadores constataron que una especie de colibrí en particular, el Archilochus alexandri, visitaba cinco veces más los sitios ruidosos que los tranquilos.
Pero el ruido de la civilización humana no sólo afecta a los animales. Como bastantes animales también son polinizadores, o comen o dispersan semillas, el ruido humano puede tener efectos indirectos sobre los vegetales, y en un nuevo estudio se ha comprobado este fenómeno.
En casos en que el ruido tiene efectos indirectos sobre vegetales de vida larga como los árboles, las consecuencias podrían durar décadas, incluso después de haber desaparecido la fuente de ruido.
En estudios anteriores, Clinton Francis del Centro Nacional de Síntesis Evolutiva en Carolina del Norte, Estados Unidos, y sus colegas, descubrieron que algunos animales aumentan su presencia cerca de sitios ruidosos, mientras que otros la disminuyen. Pero, ¿las diferentes respuestas de los animales al ruido generado por el Hombre podrían tener efectos indirectos sobre los vegetales?
Como no se pueden desplazar, muchos vegetales dependen de aves y otros animales para que el polen pase de una flor a otra, o para la dispersión de sus semillas.
Al comparar, en el nuevo estudio llevado a cabo por el equipo de Francis, la cantidad de visitas de polinizadores a sitios ruidosos y a sitios tranquilos, los investigadores constataron que una especie de colibrí en particular, el Archilochus alexandri, visitaba cinco veces más los sitios ruidosos que los tranquilos.
El
ruido humano puede tener efectos indirectos sobre los vegetales, a
través de los animales
Estos colibríes seguramente prefieren los sitios ruidosos porque otra especie de aves, que ataca y devora a los polluelos de este colibrí, tiende a evitar esas áreas.
La transferencia de polen también fue más común en los sitios ruidosos. Si una mayor cantidad de visitas de colibríes y de polen transferido se traduce en una mayor producción de semillas de las plantas, los resultados sugieren que los vegetales polinizados por esos colibríes se benefician indirectamente del ruido.
Por supuesto, el ruido no tiene por qué beneficiar necesariamente a todos los vegetales. En otra serie de experimentos, se ha constatado la existencia de casos en los que el ruido, a través de mecanismos indirectos parecidos al expuesto, perjudica claramente a ciertos vegetales.
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