viernes, 27 de abril de 2012

A los humedales degradados les cuesta treinta años recuperarse

Además, el trabajo señala la acción humana destruyó prácticamente la mitad de la extensión mundial de los humedales a lo largo del siglo XX.
 ECOticias.
Los humedales, unos de los ecosistemas más productivos del planeta tardan una media mínima de 30 años en recuperar su estructura y funcionamiento, según una investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) que ha analizado la evolución en la recuperación de 621 humedales en todo el mundo.
   Además, el trabajo señala la acción humana destruyó prácticamente la mitad de la extensión mundial de los humedales a lo largo del siglo XX. Mientras, los humedales de nueva creación de nueva creación requieren, aproximadamente, el mismo periodo de tiempo hasta llegar a ser autosuficientes.
   Según el investigador del Instituto Pirenaico de Ecología del CSIC Francisco Comín, que ha participado en el trabajo, cada indicador de recuperación evoluciona de forma distinta, ya que se recuperan antes los flujos de agua que la comunidad biológica, y ésta antes que los ciclos biogeoquímicos pero "las condiciones mínimas de viabilidad se alcanzan cuando se estructura la comunidad biológica vegetal, lo que suele tardar unos 30 años".
   La investigación, publicada en la revista PLoS Biology, se basa en el análisis de los datos disponibles de la biología, la hidrología y la bioquímica de 621 humedales (entre los que se incluyen turberas, manglares, llanuras de inundación, saladares y lagunas) del mundo, tanto restaurados como de nueva creación; y la comparación con otros 556 humedales de referencia.
   En muchos casos, la información existente se remonta a más de 100 años. Comín añade que es "imposible" recuperar e 100 por 100 de las características de un humedal porque "la naturaleza no pasa dos veces por el mismo estado", pero sí se puede lograr una reparación "exitosa" con características que, aunque no sean iguales que las iniciales "cumplen la misma función".
   Concretamente, el equipo de investigadores ha descubierto que los humedales de mayor tamaño (de más de un kilómetro cuadrado) se recuperaron antes que los más pequeños, y que los situados en climas cálidos y tropicales también experimentaron una restauración más rápida que los de ambientes fríos, cuyas características de referencia no se alcanzan antes de los 50 años.
   En cuanto a las masas de agua conectadas a otros regíemenes hidrológicos mayores recobraron sus niveles biológicos y bioquímicos originales después de 20 años y 30 años respectivamente. Por el contrario, los humedales aislados no han logrado alcanzar el nivel de origen en estas variables después de 50 años.
   En este contexto, el investigador del CSIC recomienda investigar nuevas estrategias y técnicas de restauración que aceleren la recuperación de las funciones y servicios de los humedales".
   Sin embargo, apunta que los planes de restauración actuales "no suelen contar con una base científica" porque que dada la enorme pérdida de humedales que ha sufrido el planeta y los servicios que estos aportan es "fundamental aplicar técnicas adecuadas de creación y recuperación".
   "Normalmente, se ejecuta una obra sencilla, como una revegetación o una reconexión hídrica, pero no se asegura la funcionalidad de estas medidas a largo plazo", ha apostillado.
   A este respecto, recuerda que España traspuso la Directiva Marco de Agua en diciembre de 2000, lo que obliga a lograr el buen estado de conservación de todas las masas de agua del territorio para 2015.
   Por ello, propone que se cree un Plan Nacional de Recuperación de Humedales que esté asociado a una estrategia de desarrollo sostenible del medio rural.
   "Aparte de los servicios ambientales que cumplen estos ecosistemas como la fijación de carbono y la regulación de los ciclos de agua; también aportan importantes valores productivos, recreativos y culturales", ha concluido.
   Este trabajo ha sido dirigido por las Universidades de California en Berkeley y la de Stanford (ambas en EEUU) y ha contado con la colaboración del Museo Nacional de Historia Natural de París (Francia).

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