Así comprobó
en sus estudios, que han aparecido en el último número de PLOS one,
que la corriente de agua atlántica que irrumpe en el Mediterráneo a
través del Estrecho de Gibraltar comúnmente conocida entre los
investigadores
ECOticias.
Un equipo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas
(CSIC) ha constatado que el cambio climático podría modificar las
corrientes del Mediterráneo y alterar la pesca de algunas especies.
Así comprobó en sus estudios, que han aparecido en el último
número de PLOS one, que la corriente de agua atlántica que irrumpe en el
Mediterráneo a través del Estrecho de Gibraltar comúnmente conocida
entre los investigadores de la zona como 'El Chorro Atlántico' es la
responsable de que el Mar de Alborán, ubicado en el extremo más
occidental de la cuenca mediterránea, haya presentado tasas muy
diferentes de captura de anchoas en distintos años.
En el Estrecho de Gibraltar, como punto donde el Océano Atlántico y
el Mar Mediterráneo se unen, ocurre un particular intercambio: las
aguas profundas mediterráneas pasan al Atlántico, y las aguas
superficiales atlánticas entran en el Mediterráneo. Este intercambio es
una de las razones de la rica biodiversidad que caracteriza a la
región, y de su elevada producción primaria.
El equipo de investigación ha comprobado que cuando esas aguas
superficiales entran se produce en la cuenca de Alborán una fuerte
dispersión que desplaza los ejemplares de anchoa en estado larvario; lo
que posteriormente repercute en bajas tasas de captura.
En opinión de Javier Ruiz, investigador principal, el estudio
permite pronosticar cuál sería el panorama pesquero futuro si las aguas
mediterráneas se tornaran más salinas o cálidas. Así, si como
consecuencia del cambio climático, se diera un escenario de escasez de
lluvias, las aguas mediterráneas se harían más salinas y por lo tanto
más densas y pesadas, entonces, mayor sería la corriente de salida de
aguas profundas desde el Mediterráneo, y como consecuencia el 'chorro
atlántico' irrumpiría en la superficie de Alborán con más potencia,
causando así una mayor dispersión de larvas y menos capturas.
Por el contrario, si se diera un escenario de aguas más cálidas,
las aguas mediterráneas perderían densidad y el 'chorro atlántico'
sería menos intenso, causando menor dispersión y desplazamiento de
larvas, y por lo tanto abundantes pescas futuras. Enfatiza Ruiz que el
Mediterráneo parece enfrentar esas dos tendencias contrapuestas,
aguas más salinas y cálidas, sin que resulte aún evidente a la
comunidad científica si en el futuro el 'chorro atlántico' será de
mayor o menor intensidad
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