Una
alta temperatura corporal protege a las ranas del letal hongo quítrido
que amenaza a la población mundial de anfibios, especialmente en
Australia y Centroamérica, según un estudio científico divulgado hoy.
Los ejemplares que están expuestos a temperaturas mayores de 25
grados Celcius tienen menos probabilidades de ser infectados con el
hongo quítrido que ataca a la piel, según un estudio realizado por Ross
Alford, de la Universidad James Cook, y Jodi Rowley, del Museo Australiano, en los bosques del noreste del país.
"Esta
es la primera investigación que muestra un historial de las
temperaturas a las que están expuestas las ranas respecto a las
probabilidades que tienen de ser infectados", dijo Rowley en
declaraciones citadas por la cadena local ABC.
El "Bactrachochytrium dendrobatidis"
es una especie de hongo que ha diezmado la población de anfibios en
todo el mundo, especialmente en el norte del estado australiano de
Queensland y en Centroamérica, aunque muchas especies de anfibios que
han sido afectados por esta enfermedad pueden co-exisitir con ella en
otros hábitats.
Les afecta el frío
Este
hongo, que causa la enfermedad llamada quitridiomicosis y tiene una
mayor incidencia de contagio en los meses más fríos, "ha infectado a la
mayoría de las especies de anfibios pero no tiene el mismo impacto en
todas ellas", acotó la experta del Museo Australiano.
Al estudiar
el hongo en el laboratorio, los científicos notaron que éste se
desarrolla mejor entre los 17 y 25 grados, por lo tanto, "si se coloca a
una rana en un tanque y se aumenta su temperatura sabemos que se le
puede curar", explicó Rowley.
Los científicos también colocaron dispositivos en tres especies
de ranas infectadas con este hongo en el norte de Queensland para
analizar la relación entre la infección y la temperatura corporal en el
verano, las épocas de lluvia y en el invierno, así como de día y de
noche, según la ABC.
Se estudiaron tres especies
Las
tres especies analizadas fueron la rana de Stoney Creek (Litoria
lesueuri), que ha sido infectada pero su población no ha sido diezmada,
la rana arborícola de ojos verdes (Litoria serrata), cuya población fue
diezmada pero se ha recuperado, y la rana de cascada (Litoria
nannotis),que ha desaparecido en lugares cuya altura superan los 400
metros.
Los científicos notaron que las ranas de Stoney Creek,
que pasan la mayor parte del tiempo expuestas a mayores temperaturas,
tenían menos probabilidades de ser infectadas por este hongo que las
ranas de cascada que se esconden casi todo el día bajo el agua.
"Pero
las ranas de todas las especies tienen menos probabilidades de ser
infectadas si pasan más tiempo a más de 25 grados", comentó la
científica.
El nuevo estudio contradice una hipótesis anterior que
señalaba que las ranas infectadas se desplazaban a lugares más cálidos
para elevar su temperatura corporal y combatir la infección.
Si
bien los científicos australianos no descartan del todo esta teoría,
ellos consideran que los ejemplares con temperatura corporal más elevada
eran los que no habían sido infectados.
Asimismo sugieren que el estudio puede contribuir a salvar especies en peligro de extinción. EFEverde
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