Los
científicos han conseguido captar hasta 26.545 cantos de ballena azul en
la Antártida, en un estudio para el que han utilizado por primera vez
técnicas acústicas de detección, seguimiento y examen de este gran
cetáceo.
El trabajo ha sido realizado por investigadores de Alemania,
Argentina, Australia, Brasil, Chile, Estados Unidos, Francia, Noruega,
Reino Unido, Sudáfrica y Nueva Zelanda, que participan en el Proyecto Ballena Azul Antártica, dedicado al animal más grande del mundo.
Unos
18 expertos en acústica y en etiquetado de cetáceos, así como
ingenieros y observadores, partieron en enero en un viaje de siete
semanas hacia el Mar de Ross con el objetivo de colocar dispositivos
acústicos y estudiar la población, distribución y comportamiento de esta
ballena.
El resultado fueron 626 horas de sonidos de ballenas
azules, registradas en tiempo real y que incluyen 26.545 cantos de estos
colosales ejemplares, explicó el jefe de los expertos en sonidos
marinos, Brian Miller, de la División Australiana Antártica.
Según
señaló el científico en un comunicado, la ballena azul (Balaenoptera
musculus) tiene un sonido profundo y resonante que se puede captar a
cientos de kilómetros bajo las aguas.
GPS en dos ejemplares
A
través de las técnicas utilizadas durante la travesía, los expertos
pudieron grabar los sonidos y triangular la posición de las ballenas a
partir de su vocalización para que los investigadores pudieran dirigirse
hacia ellas.
En la Antártida es muy raro ver una ballena azul,
pero el equipo científico consiguió reunir 57 fotografías de
identificación y 23 biopsias.
También pudieron etiquetar con
dispositivos vía satélite a dos ejemplares, lo que permitirá obtener
información de las ballenas como sus veloces movimientos longitudinales
durante el verano austral y sus patrones alimenticios cerca del hielo
antártico, indicó la experta en etiquetado de cetáceos Virginia
Andrews-Goff.
"Este método para estudiar a las ballenas azules antárticas ha
sido tan exitoso que se convertirá de ahora en adelante en un modelo
para otro tipo de estudios sobre cetáceos en todo el mundo", comentó la
experta en el comunicado de la División Australiana Antártica.
Desde
Australia se destacó el uso de estas técnicas no letales de
investigación de cetáceos, en alusión al supuesto programa científico
que Japón esgrime para cazar ballenas en mares antárticos pero que según
organizaciones conservacionistas esconde fines comerciales.
La ballena azul, mucho más grande que el más grande de los dinosaurios
La
ballena azul puede llegar a medir más de 30 metros de largo y pesar 180
toneladas, su lengua es más pesada que un elefante y el tamaño de su
corazón es parecido al de un coche pequeño.
"Hasta el dinosaurio
más grande es más pequeño que una ballena azul", destacó el ministro
australiano de Medio Ambiente, Tony Burke.
Este cetáceo estuvo a punto de extinguirse en el siglo XVII, período en el que se mató a unos 340.000 ejemplares.
Los datos y conclusiones de esta travesía serán compartidos con la Comisión Internacional Ballenera para contribuir en la conservación y la recuperación de la población de ballenas azules antárticas.
La Comisión calculó que en el año 2000 la población de ballenas azules en el Hemisferio Sur era de entre 400 y 1.400 ejemplares. EFEverde
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