La polémica extracción de gas de esquisto mediante fractura hidráulica o fracking
será vigilada por las autoridades y sometida a “control ambiental” para
evitar efectos perjudiciales en la salud de los ciudadanos o en el
medio ambiente. El Consejo de Ministros ha decidido hoy
“con el objeto de evaluar los impactos sobre el medio ambiente” de
estos proyectos, incluir “la obligación de someterlos al procedimiento
de Evaluación de Impacto Ambiental”.
A diferencia del gas convencional, que se encuentra almacenado en
bolsas subterráneas, el gas de esquisto aparece infiltrado en materiales
arcillosos a más de 2.000 metros de profundidad. Para extraerlo, las
compañías gasísticas deben perforar un pozo con forma de L e inocular en
él un cóctel de sustancias químicas y hasta 30 millones de litros de
agua. En Pavillion, un pequeño poblado de dos centenares de habitantes
del estado de Wyoming, la Agencia de Protección Medioambiental de EEUU ha detectado indicios de contaminación de aguas subterráneas a causa del fracking, aunque de momento no hay pruebas concluyentes.
En España, en octubre de 2011, el entonces lehendakari Patxi López
anunció la existencia en el sur de Álava de un yacimiento de 180.000
millones de metros cúbicos de gas de esquisto, suficientes para
satisfacer durante cinco años la demanda española de gas natural. En
todo el país hay más de 100 permisos concedidos para buscar este tipo de
gas no convencional.
El anuncio del Consejo de Ministros llega cuatro días después de que
el Consejo Superior de Colegios de Ingenieros de Minas presentara un informe en el que bendecía la técnica del fracking.
Uno de los autores del informe, no obstante, era Fernando Pendás,
consejero y accionista de Vancast Exploración, una empresa con proyectos
de fracking, según desveló el diario online Vozpópuli. La decisión del Gobierno de Mariano Rajoy también llega un mes después de que el Colegio Oficial de Geólogos instara a los poderes públicos
“a que regulen adecuadamente el empleo de estas tecnologías para evitar
que afecten a la salud humana, los bienes y al medio ambiente,
particularmente, a los acuíferos”.
El presidente del Colegio Oficial de Geólogos, Luis Suárez, aplaude
la decisión del Ejecutivo, aunque todavía no ha podido estudiar con
detenimiento sus detalles. “El fracking es una técnica muy
novedosa en Europa y la legislación no dejaba muy claro si debía ser
sometida a Evaluación de Impacto Ambiental”, explica.
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