Abrir en un punto al azar el plan de caza del monte público de La
Hunde (Ayora, Valencia), redactado por un cargo de Vaersa, y el plan de
un coto privado de L’Olleria (Valencia), escrito por un técnico para una
empresa privada, sorprende. Decenas de páginas idénticas, con tablas,
gráficas y argumentaciones iguales revelan, cuanto menos, un trasvase de
información entre sus autores: El uno, jefe del gabinete técnico de
caza de Vaersa, y el otro su hermano, administrador de una empresa
privada. Los hermanos Burgui.
La Comunidad Valenciana tiene cerca de 1.300.000 hectáreas de terreno
forestal. Un 35% de esta superficie es pública cuya responsabilidad
corresponde a la Consejería de Medio Ambiente que debe velar por la
preservación de estos espacios. La empresa pública Vaersa, que depende
de Medio Ambiente, redacta los planes de ordenación cinegética de los
montes de su propiedad que son de obligado cumplimiento. Vaersa cuenta
con ingenieros especialistas en diversos campos para la realización de
estos estudios ambientales.
Juan Miguel Burgui Oltra es uno de ellos. Y no uno cualquiera.
Coordinador del gabinete técnico de caza en Vaersa, escribió en agosto
de 2010 el Plan de Ordenación Cinegética del monte público de La Hunde,
cuya subasta se paralizó por discrepancias entre los técnicos.
David Burgui Oltra, ingeniero de la empresa Gama Medio Ambiente,
dedicada a la gestión de cotos de caza y hermano de Juan Miguel,
escribió tres meses antes, en mayo de 2010, el Plan Técnico de
Ordenación Cinegética de un coto privado de caza en L’Olleria. Ambos
planes tienen algo más en común que la relación familiar entre sus
autores. En la realidad son prácticamente idénticos.
Párrafos enteros iguales, mismas justificaciones técnicas, tipo de
letra, paginación, índice e incluso la posición de los logotipos de las
empresas, es la misma. Como si de una plantilla se tratase, en estos
documentos solo varían los datos específicos de cada paraje, lo que
obliga a preguntarse cuál de los dos hermanos escribió estos planes,
pese a que figuren autores distintos, y si hubo un trasvase de
información de David, en la empresa privada, hacia Juan Miguel, en la
pública.
Los hermanos Burgui Oltra, compartieron hasta noviembre de 2009,
según consta en el Registro Mercantil, la propiedad de la empresa Gama
Medio Ambiente, redactora del plan plagiado. Algunos extrabajadores de
Vaersa aseguran que la relación entre los dos hermanos trasciende la
mera familiaridad; entre sus compañeros son comunes los comentarios a
cerca del posible trasvase de información pública en dirección opuesta,
de la empresa pública a la privada. Estas fuentes aseguran que Juan
Miguel ha sido amonestado explícitamente por sus superiores por este
tipo de hechos.
Según explican desde la Consejería de Medio Ambiente, el Director
General de Medio Natural, Alfredo González Prieto, ha sido informado de
este plagio y hasta el momento no ha tomado ninguna medida contra el
“autor” del documento, que continúa en su puesto de trabajo en la
empresa pública.
La consejería destinataria final de este plan, afirma haber pagado
1.400 euros en la redacción del documento. Fuentes cercanas al gabinete
de caza de Vaersa, aseguran que para la realización de este plan se
envió un equipo de técnicos durante varias semanas a La Hunde a realizar
conteos de fauna, y que los gastos derivados del estudio de la zona
podrían alcanzar los 20.000 euros. Pero el proyecto nunca se llegó a
firmar y nunca ha entrado en vigor, con lo que puede decirse que el
gasto, cualquiera que fuese, no sirvió prácticamente de nada.
Juan Miguel Burgui, preguntado en conversación telefónica por las
coincidencias entre estos documentos, guarda un largo silencio antes de
conseguir responder: “Al final la estructura de los planes siempre es
similar. De todas formas no puedo contestar sin hablar con mi jefe”.
¿Estas similitudes son un error o es habitual? Más silencio. “Tengo
respuesta a la pregunta, pero tengo que consultarla”, concluye. Su
máximo jefe es el Director General de Medio Natural, Alfredo González
Prieto, que parece desconocerlo todo.
González Prieto explica que este plan no está aprobado y que, por
causas que dice desconocer, sigue siendo estudiado por los servicios de
la Dirección Territorial desde que acabó de redactarse, hace casi tres
años. Asegura que cuando esté listo “se aprobará, si es que se aprueba”,
porque una de las condiciones para la subasta de este monte es que el
futuro adjudicatario redacte el plan de gestión del espacio.
Pero el paraje de La Hunde no tendría tanta relevancia si no fuera
porque es uno de los más ricos en biodiversidad con interés cinegético
de la Comunidad Valenciana. Es decir, una joya para los cazadores.
Perdices, liebres, jabalíes, ciervos, cabras montesas… piezas con un
valor económico que alcanza, según el plan de caza, hasta los 1.050
euros y, según los cazadores, un valor muy superior porque algunas de
estas piezas se consideran trofeos.
Según el plan de ordenación cinegética de La Hunde, firmado por Juan
Miguel Burgui, el valor de las piezas de caza que el plan permite abatir
supera los 35.000 euros anuales, cuando se iba a subastar por 11.500.
En la anterior subasta de aprovechamientos de caza en montes
públicos, en la que todavía no se encontraba La Hunde, realizada en
2011, se ofrecieron 35 espacios cinegéticos propiedad de la Generalitat.
Según el artículo 32.2 de la ley de caza valenciana, la explotación de
estos espacios corresponde a la Consejería que podrá conceder el
aprovechamiento a una entidad local o “una sociedad de cazadores sin
ánimo de lucro”. Sin embargo, la empresa Gama Medio Ambiente, propiedad
de los Burgui, resultó en 2012 adjudicataria provisional de 11 de los 35
espacios, aunque acabó renunciando a nueve de ellos.
El motivo de su renuncia lo conoce el Club de Cazadores La Fontana,
de Ontinyent, que asegura que la empresa Gama Medio Ambiente pujó por el
monte que ellos llevan años utilizando y que, una vez obtuvo la
adjudicación provisional, les propuso un trato: permitirles cazar a
cambio de gestionar el coto con una contraprestación económica. Como los
cazadores se negaron y el pacto no funcionó, la empresa renunció a
quedarse con este espacio. Según cuentan los cazadores, este modus
operandi se realizó también con otras zonas de caza públicas, y al
final, Gama Medio Ambiente solo se quedó con dos de estos espacios, por
los que había pujado cantidades que multiplican por 10 y por cuatro los
precios de salida.
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