El oso pardo y el urogallo, especies en peligro de extinción y amenazadas hoy por la escasez de alimento, contarán con la ayuda de ochocientas mil abejas instaladas en colmenas móviles con el fin de incrementar la polinización de los arándanos, su principal fuente de nutrición.
La desaparición de las abejas en todo el mundo por
un parásito que las elimina se hace palpable en los bosques de Cantabria
en donde los apicultores locales, alejados del negocio de la miel por
falta de rentabilidad económica, ven en la movilidad de las colmenas la
puerta que abre a la recuperación de un ecosistema degradado.
En un acto celebrado hoy en la comarca cántabra de Liébana se ha presentado el proyecto de "Restauración de Ecosistemas mediante la Apicultura" (REMA) cuyo
objeto es incrementar, por un periodo de dos años, la productividad de
frutos en los bosques y pastizales mediante el uso de la apicultura.
Para acometer esta empresa, puesta en marcha por el Fondo de Protección de los Animales Salvajes (Fapas) y la Fundación Banco Santander, los apicultores cuentan con 10 unidades móviles de polinización, los llamados fapimóviles.
Estos
aparatos son remolques diseñados para facilitar el traslado y manejo de
colmenas de abejas melíferas con un coste aproximado por cada apicultor
de 2.500 euros.
En cada uno de ellos hay 20 colmenas
En
cada uno de ellos hay 20 colmenas, y en cada colmena 40.000 abejas, que
optimizan los periodos de floración de especies vegetales en zonas de
montaña visitando una media de 10.000 flores al día, ha explicado el
presidente de Fapas Roberto Hartasánchez.
Los remolques de
colmena, con un pasillo central libre para que el apicultor pueda
trabajar, están rodeadas por un "pastor eléctrico" de protección,
alimentado por placas solares, que previene de los ataques de osos a las
colmenas.
Hartasánchez ha detallado que el interés de los
osos por las abejas y la miel está íntimamente relacionado con la
prohibición europea de tirar animales muertos al campo de los que el oso
se alimentaba y no por el carácter "goloso" que durante años se le ha achacado a este animal.
"Cuando
termina el invierno y el oso sale de su osera necesita proteínas para
compensar la falta de comida padecida durante meses; si no encuentra
carroña atacará las colmenas para adquirir las proteínas de las larvas
de abejas".
El área de instalación de estas unidades de
polinización esta distribuido entre los municipios de Camaleño, Vega de
Liébana, Cillórigo de Liébana, Cabezón de Liébana y Pesaguero, un área
que abarca una superficie de 550 km2 y es rica en hayedos y robledales,
Las unidades están en zonas de interés para las especies
Estas
unidades móviles están ubicadas en zonas declaradas de interés para
ambas especies, en un área que cuenta con diversas figuras de protección
: LIC, ZEPA, Reserva y Parque Nacional (en el caso de los Picos de
Europa).
Para Fapas, que este año cumple su trigésimo aniversario
de ayuda ininterrumpida a los animales salvajes, este proyecto es
"novedoso, ingenioso e inédito a escala local", y aunque no salvan los
problemas de la naturaleza ayudan a entender que la situación puede
mejorar.
Además de contribuir a la salvación de los osos y
urogallos, los objetivos de esta iniciativa abarcan desde dinamizar una
economía sostenible integrada en las directrices de la Política Agraria Comunitaria (PAC) hasta fomentar una nueva línea de formación profesional vinculada a la apicultura.
El proyecto, que cuenta una financiación de 140.000 euros aportados por la Fundación Santander,
es en palabras del director gerente Borja Baselga un sistema de gran
"originalidad" que empieza a ser copiado por otras comunidades
autónomas.Al acto, desarrollado en el centro de Estudios Lebaniegos de
Potes (Cantabria), han asistido el alcalde de dicho municipio, Javier
Gómez y el director general de Ganadería del Gobierno de Cantabria,
Santos de Arguellos. EFEesl/txr
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