Los países de
Centroamérica buscan cambiar gradualmente sus cocinas de fogón por otras
más eficientes en los próximos años, aunque la tarea no se presenta
fácil por los hábitos y tradición en la región.
La meta es bajar de un 50 % el uso de fogones en Centroamérica a un 35 % para 2020, de acuerdo con las autoridades.
Según
datos del estudio "¿Qué hemos aprendido del uso de biomasa para cocinar
en los hogares de América Central?", auspiciado por el Banco Mundial
(BM) y el Energy Sector Management Assistance Program (ESMAP), el reto
es cambiar la tradición de cocinar en fogones, que se calcula mantienen
20 millones de personas, que equivalen aproximadamente a la mitad de los
habitantes de la región.
Eso significa que los centroamericanos
deberán modificar sus hábitos, ya que, según este nuevo informe, los
hombres dedican diez horas por semana a la recolección de leña y las
mujeres cuatro a cocinar.
Las llamadas cocinas mejoradas de
biomasa (EMB) reducen el consumo de leña hasta un 66 por ciento, según
el estudio. Y, al menos en teoría, también reducirán el tiempo dedicado a
buscar leña y a cocinar.
Pero las horas libres es un detalle
menor en comparación con lo que significa cambiar de cocina para las
familias centroamericanas.
De acuerdo con el informe, las cocinas
de leña tradicionales, con sus poco eficientes fogones abiertos, no sólo
sirven para hacer las comidas, también son un punto de reunión
familiar.
Sirven para calentar el agua para beber o bañarse, ahuyentar el frío y
los insectos, secar la ropa, ahumar alimentos e iluminar parte de las
casas.
Todo eso varía cuando las familias cambian a las EMB.
Todo eso varía cuando las familias cambian a las EMB.
Si
se quiere cambiar a cocinas eficientes modernas, estas "tienen que
ofrecer las funciones de los fogones abiertos", advierte el estudio.
Cocinas más modernas
No obstante, el
gerente de Energía del Banco Mundial, Malcom Crosgrove-Davies, expresó a
Efe su convencimiento de que Centroamérica debe cambiar sus cocinas de
leña, ya que el promedio mundial del uso de fogones ineficientes está en
un 34 por ciento, por debajo del 50 % de la región.
Crosgrove-Davies
explicó, durante una visita a Nicaragua en la que se celebró un taller
regional sobre esta problemática, que las cocinas de leña están
relacionadas con la pobreza, la educación, el género y la salud.
Un
informe de 2011 del Ministerio nicaragüense de Salud mostró que el 70 %
de las mujeres mayores de 60 años que cocinaban con leña en las zonas
rurales de las provincias de Jinotega, León y Matagalpa padecían algún
tipo de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).
Las EMB
también ofrecen ventajas en cuanto a la economía familiar ya que, con la
eficiencia de los modelos actuales, los 150 dólares que cuesta como
promedio su instalación se recuperan en 13 meses.
La viceministra
nicaragüense de Energía y Minas, Lorena Lanza, destacó que en
Centroamérica el beneficio también está en que las EMB frenan la
destrucción de los bosques y, por tanto, favorecen la captura de
carbono, contrarrestando así el calentamiento global.
Las
autoridades de Energía de los países miembros del Sistema de la
Integración Centroamericana (SICA) continúan buscando, no sólo la cocina
ideal, sino también la forma de hacerlas llegar a los sitios más
lejanos.
Están convencidos de que deben persuadir a las personas
del ahorro de dinero que suponen en la compra de leña o el esfuerzo para
conseguirla, así como de los beneficios a su salud.
Existe la
necesidad de ofrecer incentivos económicos, ya que en países como
Nicaragua adquirir una de estas cocinas para la familia rural equivale
al salario de tres meses y medio.
En la reunión entre las
autoridades centroamericanas con Crosgrove-Davies se identificó como
meta conjunta la creación de un plan para llevar a Centroamérica a
cumplir su objetivo de reducir en un 10 % el uso de las estufas
abiertas.
La viceministra nicaragüense reconoció que eso requiere
de una producción masiva, campañas de difusión y apoyo financiero para
una ágil comercialización. Centroamérica ya se encuentra diseñando el
camino para la meta de 2020. EFEverde
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