Las
Supermanzanas se definieron a través de la malla de vías básicas en cuyo
interior se prohíbe la circulación. Su implantación en el distrito
supuso un proceso amplio de participación
ECOticias.
El barrio de Gracia está sometido a múltiples presiones y
presenta una densidad de población superior al resto de Barcelona. A
estas características se sumaba una presencia masiva de vehículos
privados, lo que suponía un déficit en el espacio disponible para el
peatón. El proyecto se centró en devolver la ciudad al ciudadano,
superando la actual dicotomía conductor/peatón. Para ello se incrementó
el espacio del peatón, restringiendo el acceso de vehículos privados,
implantando zonas multifuncionales y planificando aparcamientos
colectivos para automóviles, motocicletas y bicicletas. Así se consiguió
un espacio público confortable que fomenta la cohesión social,
garantizando la movilidad y la accesibilidad y reduciendo los impactos
medioambientales.
Las Supermanzanas se definieron a través de la malla de vías básicas
en cuyo interior se prohíbe la circulación. Su implantación en el
distrito supuso un proceso amplio de participación y se diseñó un plan
de comunicación destinado a toda la ciudadanía afectada.
La supermanzana permitió integrar todas las intervenciones de forma
coherente y funcional, incrementándose las plazas de aparcamiento y
reorganizando la carga y descarga. El transporte público aumentó su
oferta y las bicicletas dispusieron de una red propia. En cuanto al
espacio público, se invirtió el dominio del vehículo privado a favor del
peatón. La superficie de espacios verdes y de estancia se duplicó,
cambiando la relación entre espacio edificado, espacios verdes y de
estancia, y aliviando la sensación de compresión.
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