jueves, 19 de abril de 2012

Dentro de 10 años Shanghái logrará limitar la contaminación


La ciudad china de Shanghái, capital económica china y punta de lanza de su desarrollo, además de una de las pioneras, junto a Pekín, en la monitorización más precisa de la contaminación, tardará entre cinco y 10 años en cumplir los objetivos oficiales de limitar la polución.

Hasta ahora China contemplaba en sus lecturas de contaminación sólo las partículas de tipo PM10 (de entre 10 y 2.5 micras de diámetro) y dejaba fuera de sus mediciones a elementos más pequeños que pueden ser muy peligrosos para la salud, de tamaño PM2.5 (con un diámetro menor a 2.5 micras).

Desde 2012, Pekín y Shanghái, primero, y otras ciudades más adelante, empezarán a generalizar sus mediciones de partículas PM2.5, aunque "podría tardarse entre cinco y 10 años en alcanzar el nuevo estándar chino de 75 microgramos de PM2.5 por metro cúbico", señaló un experto oficial, Hao Jiming, al diario "Shanghai Daily".

Hao, subdirector general de la Sociedad de Ciencias Medioambientales de China y miembro de la Comisión Nacional Asesora sobre el Medio Ambiente, valoró los primeros resultados obtenidos desde que en Shanghái se empezó a medir la contaminación de PM2.5 en marzo, lo que se hará de manera general y completa desde junio.

Según Hao, dicha contaminación en la mayoría de las ciudades chinas excede incluso los límites más indulgentes, los del llamado Objetivo Provisional 1 de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

"En muchas ciudades el 50 % de las partículas PM10 son PM2.5; en Pekín es más del 60 %, y en Shanghái es cerca del 60 %", advirtió.

Con el tamaño PM2.5, unas 30 veces menor que el diámetro de un cabello humano, las partículas pueden alojarse en las profundidades de los pulmones e incluso entrar en el flujo sanguíneo, lo que a largo plazo puede causar un grave deterioro de la salud e incluso la muerte de los afectados.

En Shanghái muy a menudo una espesa neblina envuelve los más de 15 mil rascacielos de la ciudad, cuyos habitantes sufren con frecuencia tos seca, irritación de ojos, dificultades para respirar y fatiga, aunque están habituados a pasar períodos de fuerte contaminación.

Según Hao, la capital económica china pasa unos 140 días al año envuelta en esa neblina, mientras la situación es comparable durante unos 100 días anuales en Pekín, 207 en Tianjin (este), 133 en Chongqing (centro), 131 en Cantón (sureste) y 239 en Chengdu (centro), por lo que recomienda reducir el tráfico privado.

Cerca de la cuarta parte de las partículas PM2.5 proviene, de hecho, de las emisiones de los vehículos, por lo que Hao recomienda limitar el tráfico en los centros urbanos e impulsar el transporte público, incluso en ciudades como Shanghái, que cuenta con el mayor trazado de suburbano del mundo, con más de 500 kilómetros de líneas.

El resto son sobre todo emisiones industriales, químicas y de centrales térmicas, polvo de obras de construcción y arenas microscópicas que recorren el país desde los desiertos del norte de China.

En el caso de Shanghái, el Gobierno local anunció hace dos meses que invertirá unos 10 mil 300 millones de yuanes en combatir sus graves problemas de contaminación (mil 210 millones de euros, mil 630 millones de dólares). Esto supone un aumento de un 40 % sobre el presupuesto combinado de los últimos tres años para afrontar el problema,según los datos de la Oficina de Protección Medioambiental de Shanghái.

La contaminación se ha convertido en una de las preocupaciones y fuentes de descontento y crítica social más acusadas de los últimos meses en las grandes ciudades del país, donde cada vez se habla más abiertamente del problema, incluso en los medios oficiales.

Según el Ministerio de Protección Medioambiental chino, el 40 % de las 113 ciudades más grandes de China, cada una de ellas con millones de habitantes, sufre niveles de contaminación superiores incluso a los laxos límites oficiales que marcan las leyes medioambientales del gigante asiático.

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