Biólogos y ecologistas no se ponen de acuerdo a la hora de determinar la cifra exacta de muertes por impacto de la avifauna en parques eólicos, estimada por los conservacionistas entre 6 y 18 millones al año y tachada por otros grupos de poco seria.
Desde la
otra pesa de la balanza, el coordinador de Conservación de
SEO/BirdLife, Juan Carlos Atienza, afirma que cuando se trabaja con
estadísticas es imposible saber el número exacto, pero a su juicio, la
muerte de rapaces por las eólicas oscila entre esas cifras (6/18
millones) aunque él asegura estar más cerca del rango inferior que del
superior.
Atienza señala que esos datos son el resultado de un
estudio presentado en Jerez (Andalucía) en enero pasado, en el que se
tuvieron en cuenta varios factores: la mortalidad mínima detectada en
los parques, los cadáveres que desaparecen por efecto de la depredación y
los detectados por los vigilantes ambientales dependiendo de la
vegetación, y la superficie muestreada.
Además, subraya, hay que considerar las muertes que producen los tendidos eléctricos
asociados a los parques eólicos, ya que se ha considerado que
estas redes tienen un promedio de 9 kilómetros por parque eólico y una
mortalidad mínima detectada de 1,07 individuos por kilómetro.
Teniendo
en cuenta estos parámetros, continua, se estimó entre 6 y 18 millones
de aves y murciélagos muertos por los 17.780 aerogeneradores instalados
en España, unos 2 individuos por molino.
Sin embargo para el
biólogo Camiña, el problema de estas cifras radica en la carencia de
estudios formales de impacto ambiental necesarios para la autorización
de los parques que mejoran el diseño y la ubicación de los mismos,
además de la escasez de expertos competentes que sepan analizar datos y
de un presupuesto económico adecuado para estas evaluaciones.
Mayor tamaño, más peligro
Las
especies más afectadas pero en las que también resulta más fácil
contabilizar su muerte son las de tamaño grande (como el de una paloma o
más), pero en el caso de las aves pequeñas los especialistas se
encuentran con un problema añadido: en las 24 horas primeras de la
muerte, el 25 % de los cadáveres desaparecen sin dejar rastro por las
especies carroñeras.
"Si ese error en los estudios a pie de parque no se estima, se pueden elaborar datos que no se ajustan a la realidad", agregó.
Camiña
asegura que para obtener datos fehacientes hay que trabajar con
estimaciones diarias reales a pie de campo y valorar las cifras de cada
ubicación.
"Un 10 % de los aerogeneradores, por ejemplo, causa
entre el 50 y 60 % de la mortalidad de los buitres leonados en España,
la solución pasaría por analizar cada especie, ver cómo vuela y cuáles
son sus hábitos además de analizar la ubicación y características
exactas de cada molino"
Desde la SEO/Birdlife subrayan que no se
trata de alarmismo ni de cargar contra la energía eólica, que ellos
apoyan, sino saber que los parques eólicos en sí son peligrosos para las
aves y que esas cifras se pueden reducir porque se cuenta con medios
para ello.EFEverde
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